viernes, febrero 27, 2009

120 días de los algodones y la miel -


Desde aquí hacia atrás con los ojos que miran hacia adentro, detrás de los párpados, es que el cambio de tiempo es tan profundo, el color del viento, es la tierra, la sensualidad de sentir la tierra en los pies, ensuciarse la suela, sentir el suelo, sentir la vida por debajo de los pies, en las manos apretadas y con los ojos cerrados (desde lejos), desde aquí, una mano desde adelante te ve llegar, sostiene la huída, la partida, la llegada bajo un cielo gris, diría que…


…te sienta bien el color del tiempo.
Vas y quiero entrar, ya no se ve la fuerza,
y no es por cantidad, es por tiempo.
La calle de la desolación dijeron una vez,
la calle de la sensación dijeron otros acá cerca hace no mucho,
y hoy…
hoy la calle de la desesperación y la sombra…
hoy la sombra se tiñe de verde…


…120 días, la mitad del sueño y me pregunto si acaso el tiempo es quién suspira en los ojos, la muerte del tiempo propiamente dicha, la mitad y el sueño sin piedad, como una estrella en el cine, la ciudad de espaldas, la ciudad, despacio. Te veo desde acá, te imagino a los pies de la cama sentada en cuclillas esquivando la pared, en puntas de pie, se descansa tu peso en los dedos, como un sueño, abriéndote para volar, previa y dispersa, separándote, los brazos estirados hacia atrás, sueltos, perpendiculares a los costillares este y oeste, paralelos al meridiano vertebral, recostada a su vez sobre las rodillas, concentrada, todo el peso, todo ahí, en las rodillas, la levedad del aire y el viento quieto, estático, tomando aire, las manos abiertas, los dedos separados como desligándose de las articulaciones, como alas replegadas, listas para abrirse a volar, aletas de tus manos para nadar en el tiempo.

domingo, febrero 22, 2009

Mira (él) mar

Una luna me llamó una vez a buscarme a orillas del mar y así me fui. Estaba buscando sus pasos, fui a seguirlos, me confieso, y en la desesperación por acercarme a ella me vi frente al mar, era tan grande, tan gigantemente intenso, tan puro, tan sucio, tan mar. Todos los días me sentaba en las piedras pensando la manera de llegar a la luna alguna noche, quizás esperándola desde la mañana, quizás enamorando al sol, enmarañándolo para que me tire un cable y así poder subir al cielo. En un lapso desigual, anacrónico el azar se adelantó y puso ante mí un cuaderno de hojas abandonadas, una especie de Diario, vaya uno a saber de quién, estaba escondido entre las piedras. No lo puedo negar, ni bien lo vi tuve la necesidad de querer abrirlo, de llevármelo. Después de todo si de verdad no hubiesen querido que fuese leído, no lo hubieran exupesto ahí, a la deriva de las miradas que se posan en las piedras para mirar el mar mientras buscan la manera de subir al cielo, o directamente no lo hubiesen escrito. Es verdad quizás fue el mar quién se llevó al confesor a sus entrañas y devolvió acaso sus letras a modo de epitafio. En fin. Lo que sigue a continuación es la lectura del mismo. Prácticamente está tal cual lo encontré, tiene sí no lo puedo negar, algunas intervenciones personales en la lectura, quizás más de uno se sienta a la par de las palabras, la musica irá cambiando según sugiera en mí el recuerdo de haberlo encontrado al momento de leerlo. Una aclaración más. Las hojas están fechadas hasta el Día 9, de ahí en más me tomé el atrevimiento de ir enumerándolas yo. La verdad es que son un montón, veremos si es que acaso puedo leerlas todas, veremos si acaso el mar no se toma el atrevimiento de venir a buscarme a mí también para acunarme en su lecho.

"El mar no habla con oraciones largas sino con versos breves"
Jack Kerouac - Big Sur.


Día 1

Yo no soy de aquí
es que acaso vine ya yo de ningún lugar.

¿Dónde estoy?
¿Dónde el verbo?
¿Dónde el lado oscuro?



Día 2

¿Dónde estarías ahora?
¿Debajo del mar?
¿Encontrando la aurora?
¿Abriendo el capullo?
Tus piernas desvisten el mar.



Día 3

Estoy en el mar
en las piedras
en el viento
en la arena
en el sol
en el aire
en el agua.



Día 4

242 pasos hacia el mar
uno por cada día del sueño.
22 pies de profundidad
uno por cada año de espera.
65 pulsos hacia el hambre
uno por cada poema en el cuerpo.


Día 5

La mirada asesina amaneció dos horas después de lo real,
el encantamiento se detuvo sin romperse,
después de 90 días todo el mundo sabe que las alas son las que agitan al aire que mueve al viento.



Día 6

Cosas que pasan:


Día 7

Figura y forma
y no es igual,
todo es nada no igual.


Día 8

¿Quién dormirá mañana aquí?
Tres mitades
dos razones
una voz.



Día 9

Aún lleva en su frente un cartel (espejo interno) que dice:
Aprendiz de dibujante de historias de amor- escrito en chiquito, y en letras más grandes y con mucho más color tan solo dos palabras-Despacio, Escuela.



Día 10

Débil, así sabe la estabilidad de los días...



Día 11

Sobre Verónica, dos Puntos:


Día 12

Ni bien le transpiraban las manos ella se soltaba.


Día 13

Nadie habla de Ícaro como ángel.


Día 14

Persuadidos los días en viajes de tren
en viajes de avion
en viajes.

miércoles, febrero 18, 2009

18 de febrero

Sobre Verónica:

Sus manos temblaban cuando escribió desde su voz,
pasando por su estómago,
sus pulmones,
sus ojos,
su boca,
su cuerpo,
hasta llegar al papel.
Temblaba desde su voz interna.

“Besos mutilados por mirar el sol a oscuras” dijo en la desolación.

Carga su pluma adjunta,
besa la lluvia y cae
se escurre en el umbral del cielo
reza a su sombra y se va
nadie se ha dado cuenta
siguen todos en su lugar
se tiñe el aire encantado
pronto florecerá…

Son los pasos al camino abierto destronando el hambre,
camina hacia ningún lugar,
desvistiendo al fuego,
se sienta a verle a oscuras,
quiere volver al mar.

miércoles, febrero 04, 2009

Arremangado.

Había deseado dormir para poder estar despierta el mayor lapso posible antes de volver a dormirme, al menos de tener que volver a dormir sola, digo, la aventura de compartir la noche además de ser una excepción es por sobre todas las cosas la ruptura perfecta de la regla.

Omnipotencia.
-Antes que nada quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que pase a continuación.
-…
-Quedate tranquila no te voy a lastimar, no pasa nada, solo dejá de pensar, no hay que dibujar más que la arena y el mar, después las aguas se pierden solas.
-¿Omnipotencia o impotencia?
-Es que no sé por dónde empezar.
-Y por el principio. Sino sabés por dónde empezar, lo mejor que podés hacer es empezar por el principio.

I
¿Qué pasaría si yo ahora fuese a buscarte a vos, a tu ventana y alcanzase lo interminable, como viento que soy, dando vueltas en el aire y vernos como piedras en silencio?

Claro que todo esto sería en silencio, ya se sabe…
Mentira no se sabe nada.
Ruido, mucho ruido,
sino cuál es el sentido,
si no vamos a alertar a la luna al menos despertemos al sol, sino…
¿Cuál es el fin?
¿Cuál es el viaje?

Pienso.
¿Qué pasaría si al dar vueltas en el aire encontrase yo pieles que se abren para dejarme entrar?

II
Un recuerdo, como un collage,
un ritual, entre pinceles y formas deformes en el agua
dibujos de espuma, en el vapor del baño…
Digo, quise decir recuadros,
los marcos de la ventana enfocando la escena
y del otro lado del vidrio, como un jazmín
un cuerpo enredado en sedas,
un capullo fluorescente listo para salir a romper
para salir a quebrarse la voz
y quebrarme a mí una y otra vez y desarmar la envoltura,
extasiados por la profundidad,
proclives a quebrar el sueño,
silencio sordo.

III
Vías del tren universal,
viaje despierto a la distancia del cielo
y todo el mundo sabe del malestar en celo
y todo entre las calles,
la luna vomita y se corta a la mitad
encerrada en su torre de marfil,
desaparece, o se esconde,
vomita previa a bajar de la soledad
y la arena se anida frente al mar, en la piel,
la marea se abre y entra
las hojas no se pierden y si sangran es el agua,
es la fuerza del mar, la elegancia
en las piedras,
entre las piedras suena el agua
desfilan a la vista otros pies en el mar, en la arena
y quién pidió acaso más cuerpos en la costa, en esta playa
nadie ni siquiera el rumor de la espuma tribal que dibuja la profundidad del sueño en tus ojos cansados, dormidos
atenuados, desconcertados por un golpe al vidrio antes de dormir,
un viaje trascendental a través del mar,
claro, está por encima del hoy, y a la par de los malvones que florecen en mi voz,
dónde sino, en esta boca llena de tierra.

IV
¿Qué se hace si uno tiene hambre de ver pero no sabe por qué?
No hay fundamento, quizás verse y el silencio.
¿Cómo se hace para mirar, para navegar el cuerpo artesanalmente sin siquiera tocarlo?
Es que quizás sea más grave, no, grave no, más peligroso, quizás más riesgoso, sí, riesgoso es la palabra, el recorrido externo es con los ojos, el recorrido interno con el alma y el pensamiento con las alas, con las venas que padecen el encierro.
¿Cómo explicar que no hace falta llenar el silencio con la voz de uno
si acaso hay música en el aire, el silencio es una forma más, hay también canciones en el tiempo, el ruido del viento, el roce de las hojas, el paso de los autos, las frenadas, los gritos en la calle sobrevolando las preguntas manos que se pierden en pantalones infinitos, cuerpos que se declaran por debajo de la ropa
y tantas imágenes más...
¿Qué se hace si uno tiene sed de verse pero no sabe por qué?
La verdad, la verdad no hay fundamento.
Entre tanto no hay respuesta y sé que la certeza es solo mía,
desde aquí, un deseo.
Si acaso alguien quisiera volar, por favor que suba y me descuelgue del cielo.

V
Diciembre. Íbamos las dos en colectivo juntas rumbo a la plaza del sol. Sí, la idea era quedarnos a la noche ahí., la convocatoria era para estar y yo quería ir, quería estar despierta. Sí, quería estar despierta todo el tiempo, sentía que tenía que verlo todo, sentía que el mundo estaba ahí, acá, allá, afuera, adentro, arriba abajo, todo hecho para mí, para que yo lo viera. El mundo a mis ojos era el fin (¿o el final?) y por eso es que hasta la inocencia había sido creada para mí. Hasta ese momento yo solo había pensado en que tenía que dormir, sí, en serio, dormir, dormir todo el día, dormir toda la noche, dormir, dormir toda la tarde, dormir todo el amanecer, dormir toda la mañana, dormir, dormir, y dormir. Soñaba con dormir, soñaba despierta, soñaba dormida, y me dormía. Soñaba con dormirme en los bares, en la calle, en las veredas, en los parques. Soñaba que me dormía en los cines, en los umbrales, soñaba que me dormía en los libros. Me dormía en los subtes y me despertaba en un tren que me llevaba a los bosques del ensueño y a volver a dormirme en el sueño regresaba a la ciudad. La ciudad era el lugar donde nadie dormía porque todos iban y venían de acá para allá, y antes de llegar ya estaban yéndose a otro lado, no sin antes haber pensado dos destinos diferentes además de cancelar otros alternativos. Era por esto que nadie dormía ni siquiera en sus casas, ni siquiera en sus cuartos, ni siquiera en sus camas, ni si quiera en sus cuartos de hora, ni en sus lunas de amor, ni en sus lechos de miel, ni en nidos de dios, ni en sus besos con arroz. En la ciudad nadie dormía y por eso yo soñaba con dormir, porque tenía que hacerlo, sentía que tenía que dormir todo lo que ellos no hacían, el sueño de la ciudad se acumulaba en el aire y era yo quien había asumido hacerlo, tomarlo todo con mis manos, con mi cuerpo, robarme todos los sueños con la fantasía que al despertar estaría despierta para siempre, que no volvería a cerrar los ojos nunca más.


VI
Rayana locura que respiran al hablar de la luz buceando allí, en alguna estación.


Un cuarto, la medida es un cuarto.

VII
Quizás mañana, quizás mañana alguien viaje hacia aquí y recuerde el verano. Sí, eso es lo que va a pasar, alguien va a viajar hacia aquí y va a acordarse del verano y va a ayudarme a recordar, es que ayer Al fin! después de tanto tiempo, el cielo volvió a llover, y el aire que estaba sucio, seco, aburrido, soso, rancio, necio, volvió a respirar, el aire otra vez es fresco, uno amanece, renace al llenarse los pulmones…


-¿Cómo un cuento, relato breve de aquella vieja sensación?
-Algo así, como un salto mortal, sí, enumerando los días de la vida, también claro está el rocío de invenciones para no quedarme tan desnuda…

VIII
Despacio subí las escaleras. ¿Por qué tendría que haberme apresurado? Además la casa no era mía todavía; Dante subió las escaleras sin mirar atrás y una vez que llegó a la sima se quedó mirándome mientras buscaba las llaves para revolcarnos entre el cielo y el infierno.

IX
Lo que flota en el mar
la espuma borracha de sol
el sabor
la tentación particular
-de fondo los vientos anuncian la entrada-
y todo florece con la invitación al baile
la incitación a bailar
hay que llevar de sangre el alma
la maldita canción del verano
hay caminos que van
caminos que caminan escondidos
hay caminos que van
caminos que se encierran
hay caminos que se esconden.

X
Un cuarto es como una porción, de hecho es una porción, un cuarto, es un poquito, es solo un poquito y ni siquiera se puede hacer de cuenta que…, todos sabemos que el cuarto no es “el todo”, por suerte o por azar, pero sí sabemos que un cuarto es todo, sí sabemos que un cuarto lo es todo, un cuarto es un todo, un cuarte s la medida, un cuarto es un cuarto.

XI
Espera para despertar y no busca despertarse,
ver el sueño pasar.
Solo ver el sueño pasar, no lo siente
en vos, en mí,
despertar,
buscar el despertar.
Hoy el fuego,
es hoy el fuego y no va a apagarse.
En voz alta espera por despertar
-Te quemará los ojos.
Y al fin, si hay fin
toda la ternura del alba,
ya no va a apagarse el fuego,
En vos, en mí, el reflejo.

XII
Veo la desnudez.
-Y es que te ofrezco una hoja, pero para que dibujes, o escribas, pero por favor no quiero que te tapes.
-Aire, dame aire.
-Te veo y soy la desnudez. No tengo que abrigarme cuando estoy dentro de mi casa- dice con esa voz tan púrpura y abierta que sumerge a cualquiera a querer perderse en su boca roja para poder saber si acaso todo dentro de su cuerpo es tan intenso, para poder saber si todo dentro de su cuerpo es tan inmenso-