sábado, febrero 25, 2006

Angel negro

Un poco de Lamborghini Osvaldo en Acerca de un niño proletario y otro poco de Paez en El loco de la calecita dieron lugar a esto.

Parado en el andén del subte de la estación, esperaba su llegada.
Una sombra pasó delante de mí.
Hubo conexión.
Se detuvo, nos miramos con furia
y el rencor por dentro (ansioso).
Dio un salto repentino y me atacó.
Comenzó a besarme con fuerza y pasión.
Me mordía mis labios sangraban.
Nos tocábamos tan fuerte que nos heríamos y el dolor
era placer.
Sus manos se perdían entre mis piernas y me
frotaba.
Baje mi cabeza entre sus senos tan duros y
centrados y la lamía.
Ella gemía sin pudor.
Los transmutes nos miraban atónitos sin comprender la
situación. Sudaban en su misma suciedad a la espera de
reprimirnos.
Ella tan drástica reía y susurraba en mi oído,
balbuceaba
en un idioma que no podía comprender.
Abrió mis pantalones con gran habilidad rompió las
costuras mientras se arrodillaba frente a mí.
El calor corporal era tal y mi elixir me torturaba.
Ahogado me saque las ropas.
Agarró mi pene con total facilidad y lo llevo a la boca.
Empezó por lamer despacio.
Su lengua era una seda.
Entre tanto me miraba esperando respuesta,
había algo en sus ojos que no podía entender.
Por dios como succionaba.
Brutal conocedora del dolor era la maga del sexo, una Venus que sin
motivo alguno
se cruzo frente a mí.
Un ángel negro.
Una luz se figuró en el horizonte,
como un destello que molestaba a mis ojos mientras
me movía
gozando de la situación riendo a carcajadas sin comprender.
Y me enceguecía cada vez más, su rostro perdido en un
océano hasta que las sales estallaron en su rostro.
Trago incluso el fin.
Bruscamente la agarre del pelo
Y la levante con fuerza Me miraba.
Y me mordía el cuello
Sus uñas eran garras que destrozaban mi cuerpo, me arañaba y disfrutaba de mi dolor.
Con fuerza arrancó mi piel, pedazos de mi espalda y yo sangraba, como explicar el dolor.
Destruyó mi cuerpo.
Ardían sus marcas, lloraba y gritaba en busca de ayuda cuando la estación se apagó.
Un flash y de pronto todo volvió a su lugar, pero estábamos solos.
Nadie nos veía tan solos ella y yo, el placer y el dolor.
Aullaban los lobos que celebraban una danza tribal y ella que azotaba mi ser.
Mi piel se perdía en sus manos mientras mis huesos veían la luz, rozó con los brazos rozó mis heridas y me hizo beber sangre.
Comenzó por morderme el cuello tomándome de las manos, estiró mis brazos hasta romperlos y me ató.
Crucificado ante la sombra en el anden, un ángel negro.
Disfrutaba pegarme en el pecho, mis costillas crujían hasta romperse.
Perforaba mis pulmones con sus puños, yo sólo respiraba sangre.
Tomo mi cabeza entre sus manos y me cabeceó estallando mi nariz.
El último golpe fue en mi rostro, y mi párpado tapó mi ojo derecho, me había dejado tuerto.
Nuevamente se puso de rodillas parecía cesar el dolor y volver el placer.
Tocó mi sexo con ganas y su sabiduría se hacía presente.
Succionaba sin piedad su lengua estaba presente.
Sus manos frías sostenían mis testículos.
Abrió su boca, tomo aire, respiró hondo y mordió hasta arrancármelo.
Era un costal de huesos, una bolsa muerta en vida, tan solo quería que me mate.
Quería despertar.
Finalmente soltó mi cuerpo y caí desplomado en el suelo.
Tomó distancia me miraba y escupía, se reía a carcajadas.
Se acercó con velocidad y pateó mi cabeza que en el impacto estallo contra la pared.
Con sus dedos en mi nariz sacó mis sesos y se los comió.
Era un caníbal.
Fue allí que me acostó boca arriba.
Ella de rodillas sobre mi pecho sostuvo mi cabeza en el aire.
Me lamía y me besaba con pasión, enferma pasión.
Abrazó mi cabeza con nostalgia y me perdí entre sus senos, contó hasta tres y con un grito de guerra giró mi cuello con fuerza.
Me había degollado.
De pronto desperté, no entendí lo que había pasado.
Abrí mis ojos con dificultad y miré hacia delante.
Vi un cuerpo colgado en el marco del placard.
Bajé la mirada y no tenía cuerpo.
Me habían decapitado.
Había padecido al ángel negro, violado por la muerte.

martes, febrero 21, 2006

Las flores negras no me atraparan en el túnel

"¿Cuántas veces tendré que morir para ser siempre yo? "
Charly García El Show delos Muertos

Una lágrima se esfuma
un océano de fuego consuma preguntas.

”siento el viento
caliente duro y seco del desierto
oigo gritos sordos
que me apañan las garras
que se encierran
muertos de rabia
con deseos y desilusión
y se niegan a abandonar el lugar”

La soledad se desarma,
busco el sol tras esas nubes.
En mi mente
los jardines hacen eco
y las huellas de los enanos
ya no están.

Destellos de luz
iluminan el camino
la melodía acorde
en este caso no es el silencio,
sino sentir y dejarse caer.
”la música está en tu mente”*

La mente habla
y funciona en discos.

Las sirenas y el túnel:
los duendes presionan
la fuerza ya no acompaña
más bien molesta al desempeño
y a la soledad.
El llanto crece en recuerdos
y amontona tormentos
(deseos fogosos de derrapar
en la tierra o en el suelo de los cielos)
los excesos del sexo efímero
que corrió como estratega
en la ruleta del destino.

Nuevamente
empiezan a merodear en los jardines.

El cielo desciende del tejado
y los labios de la luna
se derraman a tus pies,
en cuanto a la velocidad
serán los enanos que aúllan
y abundan lo incógnito

Renacen las voces
y así el temblor…

La pasión virgen
aguarda el instante
y la sangre se sulfura
en busca de la acción reacción.
Los cuerpos envueltos en aire
gimen con movimientos
espero las puertas me brinden placer.
Desprovisto de sequías
no siento el viento,
el respeto
lo perdí entre las sábanas
y las flores negras no me atraparan en el túnel.

Continuaba aquí:

Las velas abundan entre si
oigo aullidos a oscuras,
las voces están.

Suicidas desmesurados
esclavos del dolor
que se anteponen al silencio
incluso tallan la muerte
con su sombra
detallándose como esquirlas
de si mismos
siempre a punto de estallar.

Los globos revientan
ni bien los ángeles destellen sui voz
despreciarán sus alas
fue el vibrado de la explosión
el que despertó a la sirena,
el cuerpo marcado de dolor
busca la muerte de una vez.


*Leo Moreno.

viernes, febrero 03, 2006

break on throguh

"El futuro es incierto
y la muerte es tan cercana siempre"
The Doors
Roadhouse Blues



Del otro lado...
de los besos
del espejo
de los sueños
del deseo
de las letras
del anhelo
de los cuerpos
del veneno
de lo viejo
de los cuentos
de los cielos
de los astros
de los ángeles
del infierno
de la luna
de tu sombra
de los dedos
de tus manos
en silencio,

la muerte...
es sólo un orgamso.