miércoles, julio 25, 2007

O Fortuna

El tiempo golpeó otra vez y la elegancia fue la respuesta por vacilar en silencio.
Cargado de rouge el aire busca la forma.
El tiempo tiene su forma.
La luz y la sangre desfilan esperándose y es tan tarde otra vez.
Porque siempre tendremos París.
Porque siempre seremos la noche y nuestras voces se irán al sol.
Me río y te busco.
Yo. Ahora. Ya.
Los nombres, vos sabes...
Una calle particularun barrio tan latino,la sangre roja que da vida al sol.Un disco gira en nombre de la luna iluminando los mares.El arte descansa en las paredes con flores del alma y las fotos en la isla del diablo, Las Palabras y las historias del tiempo en una rayuela que tiene el cielo a tus pies.

miércoles, julio 18, 2007

Siempre tendremos París

La desesperación que no espera es un sentimiento y no una sensación. Y una canción preciosa es tan imprecisa como la desesperación que no puede más. Me duele saber que el sol saldrá mañana sin tu voz aquí, sin tu amor en mí. Yo leí en tus labios el color de sol y en una pared dibujaste mi sombra. La sentencia está marcada con las huellas de tus dedos y los besos de cristal que se destiñen con café. Se oyen las alteraciones en el aire y la respiración de los cuerpos hambrientos por sentir. Vientos que cruzan nombres y sombras que vuelven hacia aquí. Otra vez el aprendizaje se figura ante vos y tu voz se hace eco en mí. Quiero ser tan sólo un halo de luna en tu noche desierta. Siempre tendremos París, lo sé. Siempre estará la vida y la capacidad de perderme en tus palabras futuras jamás estará muerta. Pasados enfermos, eternos destellos de luminosidad en esta oscura marea que a la deriva regala pétalos de luz a las ventanas sedientas del alma. La impotencia de ver hacia atrás y saber cuán certero fue el tiempo de quebrarse a tiempo. El infortunio de los ojos en el mar y la arena deshaciéndome en el viento. Tan sensual el cruce de los pétalos y la lluvia en mis ojos al mirar atrás. Los árboles y las estrellas en las aguas del mar de cielo. Nuestras manos y el silencio que jamás supimos ver. Suavidad en ese cuerpo perdido sin saber adónde ver, sin desiertos dónde salir a correr. Un suplicio y una flor sedienta de sangre y de miel al sol. No hay respuestas justas en el resentimiento propio de querer decir adiós, de querer vivir sin dios. Los molinos procesan calas y los puentes trazan luces dolor, los cuerpos desaparecen y suplican deshacerse en la ciudad del sol. Con las alas abiertas yéndome por las aguas me desvanezco, y antes de caer sentencio el anhelo de desesperación por llegar a vos. Siempre tendremos París, lo sé.

sábado, julio 07, 2007

Un poeta sumergido en si mismo es atormentado por su propia conciencia a raíz de una composición en la que ésta se sintió parte.

Terminé de escribir y salí a caminar. Era como una carta, como un descargo a la inspiración, un suplicio a ese don que me hace escribir. Caminé bajo la lluvia balbuceando la musicalidad de las palabras buscando una melodía que estuviera a la altura de la carta. Después de mojarme un buen rato volví a casa con la melodía del tema, sólo tenía que anotarla y ya. Abrí la puerta de casa y al entrar un trueno hizo sonar la melodía del tema por sí misma y otra vez esa voz que me tortura cada tanto denunció: “Esta carta es para mí”

La noche es la inmensidad. La noche que brilla por la luz del sol. La noche y la luna. La noche sin sol. La noche sin luna. La noche sin dios. La noche sin voz. La noche en silencio. La noche y el cuerpo. La noche y el tiempo. La noche sin viento. La noche y lo siento. La noche de aliento. La noche y el sueño. La noche ventana de la imaginación. La noche como un mar de sueños. La noche y la melancolía. La noche y la nostalgia. La noche y las lágrimas. La noche y el amor. La noche y la sangre. La noche y el dolor. La noche y el hartazgo. La noche y una flor. La noche y los labios. La noche y la inspiración. La noche y odio. La noche y el resentimiento. La noche y el terror. La noche y la desesperación. La noche y los fantasmas. La noche y los espías. La noche y la conjugación. La noche y el arte. La noche y la creación. La noche y las miradas perdidas. La noche y la consumación. La noche y las luces de hoy. La noche y ésta melodía. La noche y la improvisación. La noche es alegría. La noche y la meditación. La noche en armonía. La noche en descomposición. La noche no siempre es fría. La noche y la transpiración. La noche y la poesía. La noche y el olor a vos...

El dualismo es algo más que vertiginoso. Es un quiebre. Yo creo que este tema es un quiebre, una pared. No pienso sólo en la imaginación, también sueño despierto. Yo sólo escuchaba esa voz y el tema. Una vez más los poemas fueron un presagio, el marco perfecto para llevar a cabo la conversación con mi conciencia. Creo que de una vez por todas pude torcer esta pelea. Al fin de cuentas la creación es mía y la sinceridad no emerge ni por la inspiración ni por la conciencia.

Numen: Deidad dotada de un poder misterioso y fascinador// Inspiración del poeta.
Esencial: Relativo de sustancias o compuestos que no pueden sintetizarse debido a su carácter principal o notable.

-Hoy ya es de noche y la noche no se goza
mucho voluntariamente, en la noche se siente.
En la noche no se acciona, en la noche se siente.

-Ese es el problema entonces...
Yo siempre vi a La Noche como el escenario
magnánimo por excelencia, no es para
desmerecer al día, ni para desprestigiar al sol.
No. La noche cómo el océano de estrellas
fugaces y destellos luminosos, como soles
propios que integran quizás tantos suspiros
como halos de dolor son gemidos bajo el manto
de magia.