lunes, abril 30, 2007

Una corolla en el tiempo.

Un círculo de luz me besó los ojos.
Antes que todo vamos a reventar el conocimiento de nuestras verdades en la invención de nuestra alquimia, dispuestos a ser un acople mortal de melodías púrpuras.
Vamos a caer en nuestra luna disuelta en perlas negras y azules.
Reconstrucción.
En el final, después de todo.
Las líneas abriéndose a toda velocidad frente a la luz negra que se abre lentamente como una flor sublevando toda música en un silencio sordo.
Una corolla en el tiempo.
El caos es el marco de ésta, reventando al bao sonoro estamos aquí para llevar a cabo nuestra reunión cumbre.
Se puede hacer y mirar el sol, pero nada se entrega.
Otra vez la búsqueda de algo nuevo.
El frío arremete a los cuerpos abiertos y sus esquirlas hambrientas en busca de ocuparte y desarmarte así.
Es ese momento que la llama viva y eterna, el fuego, resucita y se codea contra el miedo y el hielo.
Todos saben que el invierno gestará las semillas para la primavera.
Todos saben que el otoño es una acuarela.
Todos saben que la sal hierve las heridas.
Todos quieren el nacimiento de una nueva flor.
Todos dicen tener la miel, habría que verlo.
Quizás después de todo sea solamente eso. ¿No?
Pesadillas y regresión en la búsqueda de la nada misma.
Reconocimiento, mar de lágrimas:
Fuerza centrípeta.
¿Dónde verlo sino en el sueño?
Las facultades endurecen la laxidad del movimiento.
Espero por mí respirarte así, escuchar tu voz abriéndose al fin, secándote al sol desgarrando al tiempo y curarte las manos sangradas.
Así el frío detiene al aire en las calles confusas, la niebla y los lobos hambrientos, escuadrones de la noche.
La espera como un deseo ante la posibilidad de la escapatoria del infierno y aquí el hielo cerró las piernas frente al invierno temeroso de sí que florece en representaciones tan puras que simplemente sueñan.
El fulgor de la velocidad forjó la sobredosis de aire y después la asfixia de la soledad verborrágica fundó tu leyenda y tu sombra.

*Corolla: Lat. Corona

martes, abril 24, 2007

Espía. Espías. ¿Espiás? Espiándolos!

Atentamente léase con luz tenue. Tan sólo el eco que atormente desde las sombras,
y la compañía lejana y próxima de uno mismo o bien la inspiración.


El perfume de las miradas insulsas en el paraíso. Los recuerdos el enlace, la paz en el arte salvaje de caminar sin tiempo. Los ojos, los labios, el silencio y el aire, jugar con los cuerpos. Alienado en sueños de cielos e infiernos miro el mar y es que me pierdo en él no entiendo y estoy azorado. ¿Por qué la rompiente sólo recibe presagios? No comparto a los que encuadran su postura en la escapatoria. Indefinidos creo a los que nadan en si con temor a ello, a ser. Escupo aire, miedo, sangre, silencio. Yo aúllo. El ocaso de una mente perdida, inmersa en la irrealidad, este abismo es tan lejano como el aire que respiro.

¿Por qué no dejarse ser y sentirse orgulloso?
¿Por que detener el tiempo?

Está en vos que no llueva más. Está en vos la luz para ser el sol y no sobrevivirlo. Las estaciones son viajes intensos, es tarde. El alba apura la búsqueda, la inmensidad, es solamente tuya la espera del invierno. Ahora es tuyo como siempre, el aire con lágrimas de carne. Esta fiesta son tus ojos, las alas, la flor eterna y la miel, esta noche es tuya. No, la espalda no. Son sólo grises. Cuidado la fuerza está en el color Nada retengo ya sólo luces, caras viejas, una marca en una puerta, una pared. Cristal. Fantasías, sueños, alusión. Pinceladas que se acercan y ya no pintan, besos de labios que no besan, ojos enfermos que ya no miran. Fantasías, sueños abriéndose. No quiero cerrarlo aquí. No voy a terminarlo, sólo limpiar las cenizas y gestar la flor. Yo digo que no voy aquí. Vendo magia entre los sueños, grandes alas de seda en mí. Gritos de lobo oscuros en la noche de los cuerpos. Insaciable la tierra de volcanes sin lava, las nubes no tienen lágrimas ya. Bocas jadeantes luminarias del dolor devórenme así, puro, antes que sea demasiado tarde. No van a poder llamar, no van a saber llamar, no voy a salir de allí. No voy a saber soñar. Tuve y nada tengo hoy, supe sin saber que soy. Confundiéndonos, volvieron a nacer y a morir así transgresores del verbo, aquí jugadores del tiempo. Bien, están bien. Otra vez yo no pude abrirlo aquí. El capullo real desde la tierra digna, el caldo y el cielo a los pies. ¿Cuán hondo se llega con la intencionalidad? Callarse así, pulverizar, cerrar la boca, darme el sol, y la luna. Soy la vida en mí y vos... girando sólo en busca del sol como la flor. Dormir buscando el tiempo que no pasa y tampoco se detiene. Sin paciencia. Un violín es el martirio ante los ojos de dios. La muerte es la sorpresa del resplandor. El escape incierto de la resignación, la consagración de una vida después de la vida. Un absurdo brutal y humano. Eso es la muerte. La memoria. La memoria y no el presente. La memoria, la muerte. Ardiendo en fuego, la luz. Silencio. No te calles. Seamos simplemente la historia elevándonos. En el fuego y en las flores, ahí está la esencia. Ahora podemos irnos y mirar, los ojos lloran y tiemblan el abandono de la soledad. Hay una herida, una ventana al dolor, el placer y la fuerza del fuego. La muerte de una estrella. ¿Dónde está el color? Conjugando aires esenciales, llueven soles en el génesis del vientre, soy ardor. El alma se desangra y el final es un orgasmo perpetuo, la luz del precipicio, la garganta y la piel. El caos un aullido, movimiento una palabra y en silencio ayudame a mirar, a ser esa búsqueda, la cristalización en mí, el reconocimiento del verbo. Asumir el llanto sin lágrimas, el respeto, el vértigo, una ventana para quebrarlo así y volverlo propio. Ajeno a la pureza y al sudor, cegado por el brillo sin luz soy una flor como consigna proyectada en miel, soy un aullido de fuego soy un espía del reino del silencio soy un lobo en la noche de los cuerpos. Soy solamente poesía en la puerta de entrada, entréguense al sueño hoy.

Más bien los deseos y la inseguridad de nadar en este mar de dudas, de navegar en este barco de cristal primaveral, de sentir la luz y tenerla, de ver el sol y la luna, de ser y estar.
Los besos que esperaba ya verán el sol. Las fotos y los miedos, y el terror y la necesidad del tiempo por el tiempo en sí. Los impulsos esta vez se hicieron agua y se evaporaron, se perdieron en la música. Afuera la locura se incrementa y me pierdo leyéndome, viajando en la gloria de las letras. Testigo en la lluvia de cristal. ¿El nombre? (No importa, como tampoco el tiempo). En el jardín vi su sombra, su boca desfila (tampoco su cuerpo).
El juego es azul en el sol que busca extraños como ellos. El árbol en la puerta del laberinto y sus mentes lloran la piel y la sed del tiempo. Me perdí en el desierto esperando una respuesta. Adentro, del otro lado del libro, las puertas. Perdido en la búsqueda sentí tu cuerpo y me entregué al sueño. La noche vestida de seda se hizo silencio llevándome al mar. Tus ojos llovían y la sal de tu cuerpo me deshacía. Mares de angustia por sentir tu voz. En silencio bajo un cielo sin estrellas y sin luz, respirábamos, oliendo el perfume del dolor del alma. Agitada buscabas esa porción de aire que no ardiera, que fuera virgen de tu llanto para poder saber. Si vas a llorar en silencio por favor no me mires a los ojos. Siento libertad en las calles desiertas, las flores arden en los sueños y las dudas surgen, el sol ilumina el barco con sombras que se buscan. Esto me gusta, y quiero la luz... ¿Anhelos de soledad?
El futuro es incierto. Las flores que quieren llorarte y su miel insita a navegar y navegar y navegar en besos. Correr por la ciudad y perderse en la noche y encontrarnos solos los dos bajo la lluvia juzgándonos, jugándonos. Brillan las sombras en el jardín y la luna baila en el cielo, riega de luz nuestros cuerpos: Perdidos en la mente, los pasos y silencios de la noche aturden como sirenas. La luna se esconde y las canciones siempre están bien. Sentí tu luz tan cerca del temblor y las palabras… la melodía estaba en el tiempo y los cuerpos sentados aquí. Viajar y perderse. Los sentimientos revientan y físicamente, mis labios esperan tu luz. El alma arde y aúlla en este barco de cristal. La melodía suena sin interrupciones, un concierto se ha montado en el circo. Las voces bailan, y el fuego genera un contrafuego, estrella fugaz. Esquinas, y deseos, tormentas y lágrimas, besos y aires de cielo. ¿Estrellarse con el brillo de una pared? Experiencia, el secreto bajo tu lengua de fuego. Arden en silencio las pruebas del deseo y el sueño es una búsqueda. Entrar a tus ojos y subir, sumergir la luna en baño de sexo en el bosque de la belleza. ¿Esta noche? La locura,
la libertad, la puerta a las profundidades, el desafío por la locura. Experimentar el instante como un cielo de colores puros, besar la soledad y desafiar a la luz perdiendo tu sombra.
Tus hojas tiñen de vida y los lobos aúllan, buscan el sol. Brillá. Mi piel y el sol flotan cuando las lágrimas se van. Volaba en busca del sol en la primavera que me sedujo inteligentemente. Una melodía marcó las 11 y ahí empezó el Karma que se ha vuelto rutina, un pasaje para este viaje de ida. Sentí el olor, vi sus ojos en el aire y me perdí en sus labios, ese silencio fugaz y perpetuo tan característico decoraba el tiempo. Las sombras a decir verdad están encandiladas por la luz. El brillo de las paredes se abre ante el tren que marca el terreno y necesita del tiempo para llegar. Suenan las melodías en mi cabeza que se pierde y se marea. Aúllan en la noche quienes se buscan y lloran en el desconsuelo. La lluvia ha dicho tanto y es que las lágrimas entristecen. En esta ciudad el aguante y la prestancia no son un favor, son un placer. Diálogos y silencios, gestos y la compañía. Soñar y viajar en tus ojos. Magia dulce y sensual. La luna maúlla y llora lágrimas plateadas que brillan en el jardín y hacen vibrar al tiempo. Las agujas rompen los cristales y el aire crispado estalla perdiéndose. Los humores varían y esos virajes marcan el terreno. Es la sed y las palabras puras, los lazos y la conexión, quizás también la conexión conjunta, esas heridas a sanar y el sentir. Los sueños decretan la libertad tan blanda que ni las lecturas amorfas podrían ufanarse de esto. Gira el carrusel que se busca en los balcones y es mi sol en las canciones, y los olores y el terror, y los discos que suenan y suenan ¿El alma intacta? Los rulos vuelan.
Leí sus ojos y allí estaba todo dicho, el escenario era incierto. Las puertas y los barcos se entregan a las flores y los lobos entre tanto montan al cristal navegando. Tanto por decir y es que somos tantos que la sobreabundancia de información entorpece, las guitarras suenan y es tan Natural, que “la sed”, y los abrazos, van ligados a las supersticiones que omiten al invierno. ¿Cuánta magia? Es primavera y brilla el sol pero… ¿Este Cristal no se derrite?
No! No es hielo, es Cristal. Sólo otro Cristal podría romperlo. Quiero pasar y arrodillarme en un sueño eterno buscándome en el espejo, a orillas del agua. Hay frases hechas, hay bailes y hay promesas vagas. Puentes y caminos, nubes moradas y caminos tallados en el cementerio, hay jardines por recorrer e improvisaciones… quiero ver tus flores y sentirte así celestial, infernalmente celeste, diáfana, vital. Quiero tu amanecer y tus palabras, tus mareos y los cuidados y las luces. Vuelven las noches y es el sol que llora de alegría, que emerge del mar. El papel es trascendental en algún punto nada se compara ni se compite,
son contextos y conciertos diferentes. Tu paz y tu incertidumbre, tu melancolía y los despertares… Caminar por las playas de la inmensidad y perderse entre las olas y la arena,
seguir los caminos de la luna y los espías, cabalgar bajo las tormentas. Pensé que te habías ido, fundiéndote entre las sábanas del tiempo. Denuncié los silencios sin respuesta y desaté una querella contra mis pensamientos. Pero tu respuesta fue tenaz y entonces comprendí la desconexión. Reavivé los sueños de los nombres y las proyecciones festivas, la revolución y la rebeldía de canciones con trenes como puntos de partida, como metáforas de la vida delineada en trazos finos contextualizando incluso cristales, destellos de creación y la necesidad misma de soñar, de decir que no. Éstas son mis palabras como hombre de cristal, tan natural que riego de vida y de sueños, tiño y recito, regalo deseos, incluso con hiladas negras. La muerte como una sombra, luz cegadora que se acerca cada vez más rápido, desafiando la hermandad en una celda y las líneas del mandala. Las fábulas del rey forjan pensamientos y cubren el cielo en la tierra. Amarte como yo en este mismo infierno que ha fundado cuevas y las sepultó con el tiempo. Esos ojos que brillan en el cielo y en el mar, en el tiempo y en silencios matando incluso al miedo. Indómita la esencia que llena y me vacía buscando mi propia muerte. No te busques, ni desesperes, volá, flotá, sentite flor, sentite vida, sentite luz y viajá en el aire. Musa! El sol, mi sol, nuestro sol, la miel… El sacrificio era su silencio. El arte de las palabras diagramaba paraísos. Su voz reinaba en aullidos... la dama de las rosas negras desfilaba con soltura en la noche de los cuerpos Esencial: Volar a la espera de encontrar la luna en los labios, la luz, libertad. Cuando es cierto hay que hacerlo saber así como cuando se sufre se oye. Narraba con el alma violeta en su tristeza azul, tintero de emociones y sueños irascibles, sintiéndose dentro del juego, deliberando acerca de por qué los espejos eran mundos infinitos, puertas a los sueños,
(abrirse como una flor). Arde en tus ojos la nostalgia, futuras lágrimas. Viajes cósmicamente unidos, ligados en el mar de placer. Vértigo y el laberinto me seduce,
el tiempo arde y el espejo no tiene fin. En tu búsqueda las flores (pétalos lisérgicos),
acordes orgásmicos aquí ligándonos en el mar de placer. El tiempo arde en este laberinto y sufro de vértigo por los espejos sin fin. Para entrar sólo gritar hasta sangrar por los ojos y dejarse caer en el tiempo del sol. Despertar sin tiempo en una fiesta sin sombra, simplemente tu voz. Las luces dibujan cuerpos, las caras ya no están, tus ojos reinventaron el cielo. El silencio fue el error, la insolencia silba el lamento y la llegada antes de ver el sol, los pasos se olían desde el cielo. La primavera del alma es el florecimiento, el amanecer constante en busca de la libertad y la acción como medio y mensaje... labio sobre labio la fugacidad de los placeres es eterna, el encanto sublime de ser tan sólo inexplicable. Los besos sacrifican al silencio haciendo hablar al alma pero callándose. La fricción de los cuerpos evaporaría cualquier sustancia. Vivir en la gloria. ¿Por qué no ser un orgasmo? Y gozar y gritar hasta desangrar y sentirse en carne viva esencialmente a la intemperie en la escena de la calle mojándose. Los nombres no importan sólo la falta de ser... el aburrimiento no cuenta en la revolución. El sudor de las almas en celo, voces que copulan y el silencio, los gemidos acordes al contexto elevan la causa hasta estallar en eso... la música de los cuerpos... la sangre fluye y hierve haciendo el amor, rozándose, soplándose, amándose, cogiéndose, celándose, comiéndose en silencio otra vez... No puedo explicar la necesidad, el desenfreno de los impulsos respondiendo a las señales. Cierro los ojos y tras el telón, allí ellos circundan como el fuego que arde y no se apaga. Eternos. Las cartas como recurso sensato, poeta epistolar, jugador de la palabra, amante del silencio pero a su vez temeroso de él. Tantos regalos… Yo creo que si alguien despierta algo en mí, merece cuanto menos no sea saber de sí y de su rol en estas líneas y tantas otras que surcarán el aire tentando a la armonía en deseos y destellos puros que inundan el alma, amando al aire y a la lluvia que canta, que riega los mares. ¿Por qué a la distancia los agujeros agigantan sus dimensiones huyendo sin entender? Atravesar el mar en sueños, sumirme en un vuelo mágico. Una lágrima sin tiempo entre las burbujas y las luces. Las vueltas y el mareo son un sueño. Yo te invito a bailar, a girar en tu sonrisa en el tiempo del alba, en la inmensidad.
Yo te invito a bailar, a desaparecer, a deshacernos los dos. Soñemos y bebamos el silencio. Apañame en tus alas de seda y sentir el final del viaje eterno en la paridad de la disputa por la razón, en la búsqueda innecesaria de la desazón de los deseos, en la consumación de la mente y de los sueños a orillas del amanecer. Siento tu voz aterciopelada susurrándome, erizando al tiempo que calla ante las palabras filosas dispuestas a quemar al sol. Algunas estrellas necesitan brillar y estallar, iluminar los cielos y acaparar nuevos universos incluso en el terreno más nefasto de las sombras. Los méritos del exceso caen a la deriva en calles que asesinan a sus peatones. Soñé con tus labios entre las nubes y en silencio, tus piernas navegaban las sábanas del placer. Desperté y los fantasmas circundaban, daban vueltas y el telón de seda se corrió. Figuré tu cuerpo en el jardín, tu voz silbaba en el viento, sudábamos. Los labios se chocaban y hacían contacto. ¿Una sensación? Desgarrar el tiempo en un festín, celebrar el encuentro, asumir todas las palabras y fundirse en silencio, sentirse palabras puras que no se dicen, erizando la piel con melodías eternas sensibles al tiempo. Licores en la alfombra y un paraíso de deseos con ciudades en el aire con fotos, marcas y un reloj que gira y gira. Vuelan y se refugian, náufragos en sueños bohemios con aptitudes de mundos interiores e historias tan mágicas y fascinantes en noches de insomnio y madrugadas de café. Magas de soñar y de aire, como brujas que alguien dijo alguna vez. Caminantes de sueños y paredes de serafina, entre las sombras y los bosques, lágrimas que surgen y eligen también el momento para ver la luz. El despertar sería estrellarse pero estoy soñando despierto y no quiero que se termine. Disfruto tanto que hasta los versos me atraen, me llaman, me excitan. Vértigo entonces por saber que será del tiempo y cuántos puntos de vista sobre este futuro tan presente que será recuerdo hay. Quieta en su universo distante seduce y se sumerge, inteligente y soñadora. Piernas que siembran placer fundando la venganza, mitos y disposiciones, divinos collages, no quiero despertar. Contengo la respiración porque las vibraciones me comprimen. Mis ojos al se encandilan y la sonrisa me invita a viajar en tu cuerpo que esboza festividad. Te vi entre la espuma y la crema del cielo. Marineros en el parque y los versos en el aire que renacen y resurgen de tu lengua. Soltá tus manos a brillar y sumergite en la cárcel de los sueños, en el jardín del lirismo y el silencio perfecto, perdiéndonos en el andar, volando en el agua y la profundidad. Las voces que se fueron resucitan cada vez más cerca, no desaparecerán. La desesperación y el hedor me nublan, la navidad de tu cuerpo y el orgasmo en el cielo refundan la tierra con música, las velas se apagan. El sol en tu sonrisa, la puerta de la primavera, un aullido sexual. La sangre carbura tu cuerpo y el ardor derrite mi boca, el calor se torna enfermo, síndrome de inestabilidad alérgico recurrente a la melancolía, esclavo soñador de la poesía, peregrino natural. Congelan los gritos que piden ayuda y es un camino al cielo buscando la magia. Ese año, ése es el año. Un sueño, un oasis, un desfile que me toca el alma. La virgen negra rompió su himen fundando la tierra de las mujeres eléctricas. El aire se corta con la lengua y la rabia concentrada revienta como un volcán. Siempre a punto de estallar a la expectativa que no hayan más victimas que él, bohemio autodestructor digo: El hongo libera el poder, irradia la ira de la concentración que ni la razón ni la imaginación podrían congeniar. La magnitud del contexto en una explosión que sucumbió incluso al silencio sordo. Fugaces las puertas, los espejos, las visiones declaran: Con los ojos cerrados abro un mundo. Con los ojos abiertos me vi. Con los ojos perdidos y aullando en busca de auxilio disocio el más con el menos y la ecuación de suma cero se apaga otra vez. El huracán en este viaje distante brilla como las sombras que se traslucen en espejos a oscuras. El amanecer a la espera de esta madrugada. Tus pupilas abren la ventana al jardín y no encuentro la melodía que me pierda en un sueño. La noche me seduce con la magia de la luna y esas palabras que tergiversan el aire son invitaciones a perderme y dormir. El aire y los espejos dan vueltas elucubrando hipótesis, tantas palabras y tantos paraísos se liberan en letras pero no pueden florecer. Incubo la luz en el interior del cuadro y asesino a cualquier destello que ponga en peligro el caos. La salida, quizás las conexiones en las que me fundo y el tiempo no existe después. Quiero irme, fundir las puertas para bucear en la profundidad de la sombraluz que vuela. Destaco la fugacidad de las lágrimas para perderse en el mar. El trance está en las gotas y la miel de la flor que surge, que brota como música en el aire. ¿Dónde el jardín que me crispe en silencios? ¿Cuándo acabará la incertidumbre que deambula en mi cerebro en busca de la salida? Los enanos y los túneles se ausentan y no quiero llamarlos. El florecimiento y la iluminación deben estar enlazados a este sol. Deseos de lucir la sombraluz: Las flores en tus labios son puertas mágicas a la armonía en los jardines del tiempo, a la deriva de saber que las preguntas se responden cuando las respuestas se proyectan y se pierden en tus ojos. Perdido en las hojas del viento que seduce a mi cuerpo bajo el sol resuena tu voz, donde los viajes son puntos de partida, donde tu cuerpo eclipsa la melancolía. donde te vi soñar con el desierto. Los pétalos cayeron juzgándome y la miel se deshizo en tus labios pulverizándome. Ahora estoy buscando el sol. Jugándome contra el miedo y el dolor, espero que no sea una ilusión, este mareo me gusta, somos la luz. Y viajaste y viste el mundo, sos la luna y el sol. Vivir con una finalidad: irse. Para volver, para resurgir y afrontar al espejo despedazando la rabia, los celos y los miedos. Real es la palabra del estado que me acontece así como el ruido de la multitud en la búsqueda de la conexión de ese pase que distinga y marque un antes y un después. El papel de la leyenda en este punto con acordes y melodías jamás buscadas ¿Qué hay en tus ojos? ¿Y esa luz? Flotar en el camino al infinito explorando la sensualidad de las miradas y los impulsos silenciados en la destreza del pensamiento y la razón. La belleza de las nueces, y el anhelo, de no ser quien se pierda en la bohemia peregrina. Crear el clima y la soledad como amante, jamás como compañía. Quiero el abismo porque necesito el fulgor del límite. ¿Será demasiado? Yo lo vi a él, irse y escapar, ausente, buscando y pensando en la inspiración, sombras y perfume en silencio. La furia se destapa y simplemente quiero navegar, perderme en el violeta tan violentamente puro que derrite al sol en sueños. Tanta paz ahora, tus labios describen este sueño. Las fantasías y el orgasmo se alejan, tan sólo la libertad en el marco onírico. Creo en parte y a veces mis marcas en tu piel, mis palabras volátiles en tu aura y mis sensaciones viven así, en tu inocencia, en mi rencor. Saber de vos, olerte tan sólo una vez, tocarte y cogerte así tan hondo y llegar cósmicamente lejos y despertar en los valles de la luna. Amanecer en sábanas blancas borrachas de sexo con aire viciado de tus labios y tu cuerpo, embarrados los dos en la lluvia estival. Creo que vamos a salir del sueño, creo que estamos dentro. Creo que la odisea será eterna. ¿Quiero salir de este sueño? Quiero tu cuerpo. Quiero tu luz. Quiero mi tiempo! Debo decir, debo decirte que quiero, que necesito volar y que a veces uno para volar pide alas… ¿Por qué no salimos a volar? ¿La lluvia daña tus alas? Bailar en nuestra noche con este viento vivo, almas hambrientas y la sed dispuesta a ser saciada. El refugio se oscureció y la música del final recién comienza, el rito y las visiones no ven el suelo, ruegan sueños las bocas sedientas de cielo. Juegos de miedo y el desafío bajo la luz de esta luna, los cuerpos y la prueba de fuego. Surgió el miedo y el silencio. El tiempo y el fuego. Precoz el abandono, precoz el miedo. Flujos de colores en la ruta. No nos prives de saber cuántas perlas hay en este océano de fuego, en esta intensa búsqueda por hallar el color que los ojos no ven. Hay otras voces. Esencial: Si estallás, embarranos a todos y que el flujo de colores fluya! ¿Qué somos sino complementarios al caos? Adormecido en el camino no sé como soy. ¿Cuán alto podré llegar en este sueño? No más gritos por parte de las sombras enfermas, no esta vez. Suena la música que despierta un espasmo sentimental. Lágrimas de carne recitan en esta obra. ¿Cuántas? Sólo dos para dar lugar al paraíso sin necesidad del tiempo. La esencia entre tanto se define en su propia búsqueda. La relatividad es parecida aquí donde la bohemia y el alma sucia invitan a bailar a la acróbata. Es un juego con cielos, infiernos, aire y muchos besos (risas por demás), sentimientos sin asuntes extravagantes, preguntas que responden gestando otras preguntas. (Infinidad infinita de alegres autopistas). Ideas próximas sin la capacidad de la concreción. No es una negación sino más bien un complemento. La necesidad de abrir una nueva puerta para volar en el circo y seducir al deseo. Los ojos no se ven y no se enfrentan, entienden de otro modo el mensaje. Sienten. Puntos de vista, el destino era otro. Sienten viajar. El activismo en este sueño es candidato al baile. Sólo bailar, soñar y beber el silencio. Intuiciones a las que me entrego con palabras que escudan mi cuerpo, que se viste en un ritmo anacrónico y discontinuo. ¿Qué se hace con una carga tal que se sobre expresa tan intensamente en el intento de salir a la luz a cualquier costo, quizás con el único fin de ser entendida como una sensación? ¿De que modo? La sensación es más grande que la proximidad, incluso no se cuan grande. Tal vez más que yo y todo mi cuerpo. Tal vez más grande que todos los sueños y todo lo que yo puedo darte. Quizás sea el miedo en su totalidad y con él la posibilidad de exorcizarlo, de materializarlo y volverlo sustancial al punto de poder desprenderme de él. Quiero. Quiero querer. Quiero caer al abismo y volver a surgir. Renacer y volar alto y poder bailar hasta despertarme. Es tan raro. Hay tanta fuerza, tanta energía Yo a veces me pregunto acaso si es que la búsqueda es verdaderamente importante. Volver a empezar. Quizás de una vez por todas caminar por un desfile incierto de verdades, esperando el color, esperando el calor. Espero. Un tren fantasma gira al sol. Si tan sólo supiera… Esa es la frase (un suspiro) ¿La clave? Incertidumbre por estas palabras pero es que en verdad no tengo certezas. Quiero el movimiento, me excita pensarlo pero no puedo, no puedo ser… Quiero sentirlo y moverme, mover el aire, cambiar el tiempo y hacerle el amor al silencio y deshacer la palabra precisa del final en mi boca. El sueño del silencio y el llanto como la consagración. La lágrima del orgasmo. La entrada. La salida. La luz. Me duele. Me duele el alma y el ardor es tal. Tanto fuego me quema, en mi cuerpo soy dolor. Color no me tortures. Siento la furia del alba desarmando a la luna con un cielo naranja pariendo al sol que emerge del agua. La luz me enceguece, siquiera la oscuridad y las flores en mi cuerpo. Encarno del sueño y no encuentro la palabra para decir basta! Quiero que brilles en la bienvenida de los diamantes que desean morir, que buscan otro cristal para deshacerse, que buscan la sonrisa, que buscan abrirse, que buscan la luna, que buscan en sol, que sienten el cansancio de no dejarse morir. Grito por las flores y el agua. El tiempo sólo pasa y así se va y así te vas y así me voy arrodillado, dispuesto a ceder el silencio y las palabras pero no mi voz, ni mi canto, ni mi luz, ni mis sueños. Esos sueños, esa luz, ese canto y esa voz son extractos de tu alma de tu jugo, el elixir divino que desfila en mí, sangra. Se libera purificándose. ¿Terminó? El sueño recién comienza. Es en el jardín, donde las redes y las zonas se conectan, donde los espejos lloran y las sombras encarnan en cuerpos, donde los sueños se sienten más que la vida misma donde el agua y la lluvia son reales, donde mis manos acarician tu cuerpo sin poder tocarte, donde resuena tu voz y nos vamos, donde estás bajo mi piel. Quiero que te vayas. Tu nombre como el de una flor, como tus pétalos. Recuerdos y palabras en el aire. La miel y la explosión: tanta furia y tanta magia. Quiero el ruido magnánimo y volar en una burbuja de diamantes, bailar en las estrellas fugaces como la espuma y perdernos en las cortinas de humo. Esta historia. Paisajes y pasajes de recuerdos perpetuos que en su intermitencia eterna. Tus ojos son preguntas y las palabras que se deshacen en lágrimas de lluvia. Nota: El secreto es un acorde mágico, la llave para bucear y desarmar la luna. Es inolvidable e indescriptible. La necesidad del alma que deja atrás a los fantasmas, que busca y que necesita de una antena a quien ofrendar las confesiones del carrusel. Cuántos karmas, cuántas primaveras, cuántas posibilidades, cuántas calles. Espero los sueños y el final. Ayer pensábamos en voz alta sobre lo preciado de los regalos en la irrupción y la atención de recibir. ¿Las voces esperan que no se mueran nunca los gritos que rasgan el aire? No. Claman por el silencio y no saben de él. Tanto poder… Ahora, sólo mi universo decora tu mente y estás perdiendo el tiempo, buscándote en mis letras. ¿Vas a encontrar la luz?
La magia en el camino de la soledad. Tu cuerpo es mío en este tiempo, la música es mi verbo y mi silencio es tuyo y mi deseo… Hasta el final soñaré con la arena, con el jardín y esa boca de miel. Espiar y desafiarte en el miedo. Navegar y verte en mi cuerpo jugando a ser el sol y la luna. Y nos vimos y nos vemos y somos y seremos espías proyectados en espejo. Las sombras y el silencio. ¿Miradas insulsas? No, las nuestras no. Vírgenes quizás, ingenuas. Amantes inocentes, no tengas miedo. Pesa el silencio cuando invocamos nuestros cuerpos pero las sombras son retazos de ideas y conceptos. Proyecciones y mujeres sueltas, puras en su equivocación. Divinas magias en el tiempo incierto, fortuitas protagonistas de esta llama que arde y que no sabe vibrar sin tu voz. Los barcos atraviesan la bruma, quiebran la niebla con su luz. Tus ojos adivinan y no se por qué el silencio tiene tu firma. Actriz del tiempo, el amor tiene tu forma. Los rasguidos y esos acoples ¿Seguís soñando tanto como antes? Náufrago en mares que vienen y se van, voy en busca de tus pasos, juego a tener tus besos, siento vestirme de tus sueños, sonríe la lluvia que muere a tus pies. Sobre todo cuando las flores son naturales, las espinas están. Existen las rosas, las calas, los crisantemos, la muerte y la inmensidad. Quiero verte. Sentir tu piel es una fantasía, dormirte en el mar entre las sábanas de luz, un sueño. Están. Dan vueltas en el aire, sueños que friegan las lágrimas en tus labios. ¿Y en los míos? La sed… y te fuiste y volviste a ser real llevándote las letras y su fugacidad. Fuiste a la punta del cielo y viste tu sombra mordiste tus labios y tus dedos temblaban. Fuiste el cuerpo del amor y el deseo. Hada encantada con dibujos de viento, virgen de odio regálame tu sonrisa, lengua de fuego, quiero estallar como el sol de noche, quiero bailar y volar en nuestro cielo para despertar en la arena Dividen las acuarelas que concentran el descanso y el barro de la creación. Y es que aquí arden las sombras, arden los labios y tu lengua de fuego, arden los besos y tu boca de uva y el aire del amor húmedo y los jadeos atorados en mí resentidos en la inocencia de soñar del sentido tenso, de soplar tu nombre, de soñar tu pelo, de coger tu voz. El violeta y el recuerdo son referentes los ojos para hablar del sol. El hambre de caer para cruzar el puente y conectarse. Tiempo virgen de sentir que resucita la miel del reloj y la melodía a medida para el placer. Ya lloverán tus labios en mí otra vez y me veré perdido en la necesidad del dolor de arder hasta desaparecer en la desesperación por despertarme del poema, (de la pesadilla del poema), de querer bucear hasta la superficie para poder tomar aire. Arden los dedos que buscan la conexión en colores y viajes, en sombras y laberintos que hacen el amor embarrándose de sexo. Pasajero en los ojos extraños. ¿El trance? El papel perpetuo y en el desierto busca el cambio. Viajar en sonidos irreales, refundar la realidad, sacudirse íntegramente, una mirada, una plegaria, un pasaje para la rebelión de la tristeza en tu sonrisa. Gritos que sentencian a los ángeles sordos aturdidos de silencio en busca del otro lado, en ésta melodía. El tiempo le pertenece así cómo la búsqueda de su sombra carente de ritmo. ¿Un alma sin luz no es un alma? A oscuras surge la desesperación que latente espera el fuego, las miradas penetran. La compatibilidad remite a la conexión. ¿Onírico? relativo del sueño. Ese disco y ésta es la famosa melodía compaginando jardines y la explicación del carrusel, al desnudo la esencia de las almas. Una imagen encaja en el pasado y en el deseo fundiéndose en un beso, rayos del sol. Al límite del abismo un giro inesperado a toda velocidad. Revoleándome, dando vueltas en la abstracción en el brillo y el deseo… No hay luz, no hay movimiento. Los pétalos se caen y las flores no tienen polen. La miel se deshace en mi boca y la vomito mientras como tanta mierda… Caer en la medida que tengas vuelo propio. La asunción de una causa conjuntamente pura y equilibrada, esencial. Elucubrados aquellos que no tienen letras, la composición es netamente híbrida así como la sustancia pulcra de la divinidad. Demasiados brillos y aquí no hay luz. Lucen los espejos y los vidrios de colores, el oro es el barro y la tierra…
y mi cuerpo sediento, embriagado de palabras devorando mierda y vomitando miel.
Los ojos no creen, no tienen fe, no entienden las pulsiones, desafectados físicamente observan pero no ven. No caen ni se despiertan, tampoco sueñan. No dibujan ni trazan líneas. No tienen fines. No tienen comienzos. No tienen medios. No hay contenidos… nadie contiene. Nunca nada se libera así, en la soberbia impune la distancia y la acusación de la tesis. No hay retroceso. No hay avances. No hay lágrimas. No hay puertas ni ventanas. No hay aire. No hay luz, hay brillos demasiados brillos. Sin creer. Sin sentir.
Sin soñar. Sin volar. Quiero el sol y tu lengua divina, quiero la magia. Una bicicleta grita buscando su lugar y se refleja en el espejo sin luz. ¿Brilla? en realidad no está. El tiempo se esfumó y tus ojos cansados juegan en el aire a verte así real en la abstracción de las letras que brillan, construyéndose en arte. Vuelvo al sueño y las serpientes seducen como sirenas
sembrando la perversa identificación en su fantasía sexual. Se van a navegar en mares de incertidumbre, buscan los puentes de sal. Tiembla tu voz pensando en la ausencia de los jardines, atosiga la posibilidad (latente) de perder la esencia, de perderse en el mar sin saber que será de esto. Barcos y navegar. Imagino en la oscuridad. Dibujo tu sombra y me mareo, me pierdo en las palabras y el sol brilla en tu lengua de fuego. ¿Estás en el cielo? Llevame. Perpetua e infinita como un beso de luna, como tu cuerpo en un viaje de espuma. Sos mi silencio. Quiero tu luz al amanecer. Vivo en el tiempo que arde, en las hojas con miel y en tu boca de seda. Un eclipse de cristal atraviesa el cielo, es ella, candente y mágica, pura en su parcialidad. En la búsqueda de las flores secas del veneno que irriga el sentimiento vital, una piedra sugestiva… Palabras y tiempos dispares, roles encendidos y dedos mágicos que tallan el silencio. Creer que peligra este sol. Espero un as que me guíe en este húmedo viaje por no perder la luz. Lejos del entreacto teorizó la libertad. Veo cuerpos sedientos de algarabía recreando lo inexistente. No se salvan, entre líneas, nunca vieron el mar. El descenso fue duro y parcial pero este vuelo… lágrimas en la luna y mañana las almendras se inundarán en el jardín donde tiembla tu voz por miedo a desaparecer, a deshacer este viaje perpetuo que somos. Escuadrones de colores que vislumbran en sueños, túneles traicioneros y causas que desafinan el trance. El vértigo de deshacernos en una ilusión. Labios y puertas, ojos y ventanas, cuerpos candentes y dejarse llevar. Atravesar el tiempo, una pared y tus manos se desgarran en mi luna. Una noche y el verano desviste tu cuerpo, los colores y la esmeralda, la sensualidad y el marco, los llantos y el teatro de nuestras palabras. Me voy porque nunca estuve aquí y me deseas tanto. Y es el respeto que asota tus miedos, la cárcel de la libertad nos espera, los espectros nos trazan sin siquiera habernos tocado. Acabemos hasta hacer llorar el cielo porque la luna cruza el océano en tus ojos. Acabemos hasta hacer llora el cielo porque el sol en la mañana tiene piernas de mujer. Puentes mágicos, puentes salvajes, atentos a ser tierras proclives para amanecer. Ahora vuelvo a verte aquí, a figurarte cruzando el tiempo, buscando la palabra, celebrando la entrega en el desafío de sentir navegando. Yo sólo busco dejarme llevar, vivir y caminar por los jardines oliendo al viento llorar, al cielo llover y probar la miel que cae del cielo. Podría dibujarte una flor deslizarme en tus labios, en el salvajismo que desangro. Llamo a tus deseos tan distantes para lucirte estrella en este tiempo. Soñás ser brillo y ser sol. Romper y perder para desplegar en aire y viento, resurgiéndote, abriendo las alas como una mariposa. Quiero viajar en tus sueños. En el jardín del sol el alma busca el ruido frente al vértigo de estrellarse otra vez. Quiero perderme en las palabras que mi boca desangra, ver el cielo, desarmarme en el tiempo y ver amanecer. Buscándote en el mar, tus luces saldrán a verme. Ellos fundaron las estrellas escapándose. El fuego busca fidelidad en tus oídos y el odio que desgarra su propio cuerpo. ¿El contacto? El silencio. Suben los globos y las burbujas de cristal se van, vuelan alto y ruedan hasta llegar al sol. Pétalos que caen defoliación. Lágrimas que llueven y seguir con tu nombre al viento, ser la fragilidad del sueño, el precipicio del vuelo eterno, el barco y el placer letal, el elixir del verbo en tu boca. Tanto por sentir, tanta magia, tanto brillo. ¿Y donde está tu luz? Giro alrededor buscando al final dentro del final, las ventanas están y el asilo es tu cuerpo. Bocas de miel que desfilan y el tiempo corre libre, los días se abren y la soledad: Pétalos que caen: Defoliación. Suben los globos y las burbujas de cristal se van, vuelan alto y ruedan hasta llegar al sol. Fundar las estrellas encontrándose, desvestirse en sueños y desaparecer. Figurar tan sólo los labios y el sol, el cielo y las estrellas, el mar y tu voz. Los ojos del tiempo queman el reloj y sangran luz. ¿Por qué es que tu sombra se esconde? Soy la luz de tu sonrisa, soy el sol en este eclipse, soy la luna en esta cama desierta, soy la sed en tu boca de uva, soy el orgasmo en tu lengua de fuego, soy tu barco en el desierto, soy la lágrima que nunca viste caer. ¿Y que querés? Si al fin de cuentas todas las sombras son reflejos de una luz, son el negativo de las voces que se buscan como miedos que acobardados no se animan siquiera a gritar y gimen en silencios buscándose, encontrando tan sólo retazos de luz. En el camino de estos días el cristal esta saliendo al mar y está buscando el modo de anclarse para hundirse bajo los rayos del sol. ¿Esto será así? ¿Alguna vez seremos felices? No lo creo, pero después de todo... las melodías se van. La magia llueve. Las bocas sedientas se entregan así, no quiero llantos ni sorpresas, el terror y el miedo esperan bajo la lengua. Tengo al sol y lo siento propio, el tiempo arde en nuestro viaje fugaz ¿Cuánto? la melodía es eterna y las líneas… El silencio en las columnas de colores con profundidad. En el sueño tus manos tallan mi cuerpo, el miedo en la voz. Experiencia como el camino, como la búsqueda misma. Perderse hasta perder la noción de la pérdida. Naturalmente la película vuelve a empezar, socialmente castigado gritar en silencio. ¿Bajo tierra? Dentro de nosotros fue que nos tocamos y ahora puedo sentirme listo, firme en este baile. Quiero bailar con tu poder, esa es la fuerza, la sed del cuerpo, los barcos, los jardines, el tiempo. Los miedos siempre antes de despegar hacia adentro y en la soledad encarnan como palabras que se vuelven giros inesperados y promesas vagas. Las alas jugaron a sentir el fuego pero la libertad era más que un juego. ¿Y si verdaderamente no me despierto? ¿Y si de verdad estoy en una búsqueda constante? Otra vez estas palabras y fue el color de tus labios, yo lo leí, fueron tus palabras. ¿Otra vez? ¿Cuántas veces veremos pasar el tiempo? Quise poder volar contra el miedo pero el vértigo era tan grande… ¿Este es el fuego? Un terreno tan difuso, tan intenso. Estabas igual, más pura, siempre terrenal. Ya no está tu anillo y con él se fueron nuestras historias fugaces como un rayo de luna. Tus ojos en la arena vienen y van, giran y el cielo se abre. Formas de decir, de encarnar el sentimiento, de encandilarse, de arder incluso al fuego y cansarse en la búsqueda ilimitada del porqué. Vientos del sol que festeja y celebra la lluvia infinita. Vueltas que me abren y veo tu paz, la necesito y la admiro. Cuerdas, líneas, y el tiempo ¿Nunca es tarde? Navegar en los valles de la luna. Giran y dan vueltas, se pierden, se marean, se buscan y no se encuentran se pierden, son tan extraños. Sus ojos dictan y emocionan iluminan las olas del mar y las lágrimas se van. Sus bocas besan la luna pero no se besan y sus manos… Cruza el tiempo que se abre al final y atraviesa el espejo en colores. Sensaciones y el frío que te cubre en la inmensidad. Entregar el alma y viajar perdiéndonos en París. Buscarnos en las calles de Montmartre. Poéticamente te siento como la lluvia que me acaricia a la espera de un secreto, de un abrazo, de cruzar la línea y entregarme a la libertad de un beso. Quiero dormirme irreal en esta realidad, quiero perderme y sentirte salvaje, sugestiva en la absoluta relatividad de la compañía. Quiero tus ojos, quiero tu miel y antes que las melodías se acaben, sigo al viento que dibuja signos y veo que las velas caen como flores que se dan vuelta. Algo ha cambiado. ¿El sol gira al revés? Sombras que se deshacen y la incertidumbre, tan sólo suena tu voz que me invita a fundar un jardín de fuego. ¿El sol gira al revés? Busco tu luz, juego a decirte y te espío en la oscuridad. Dije que la música volvería a sonar. Baila y se divide en miles. Las luces giran y las voces dibujan caras y los espejos lloran. Las puertas sensuales se abren, los pétalos seducen y los sueños... En el jardín las cúpulas guardan historias y los fantasmas son viajes extraños. Reviven los regalos y las flores que despliegan entre líneas paraísos y cementerios, playas y nombres en la arena. El beso invisible de cuerpos no se tocan, que se esquivan, que van a chocar, que no ruedan ¿vuelan? Flotar en el tiempo. Los ojos en el camino como espías de la necesidad, los colores seducen al sueño en este viaje. Quiero la magia, quiero tu luz. El barco de cristal se detuvo. Las velas se queman y a la deriva las olas gimen en busca de ayuda, las sirenas no están, el sol se desintegra en cielo, anochecer. Cayeron las agujas y la espera se vuelve eterna. Después de todo sólo somos dos fantasmas a la par en esta fiesta. Vi tu ojos en la luna y sonreíste en la aguas de la confusión. Ruge la luz perdida en busca de la ilusión, nada de paredes que brillan, es la soledad el miedo en el abismo. Al final perderse no está mal, encontrarse es verter deseos, en la realidad real el tiempo es efímero y particular. Suspendida en el mareo confunde el bien y el mal el antagonismo florece la angustia es el perfume. ¿Las lágrimas? Vomita el fuego y no se quema, se lava y se cura, vuelve a volar, vuelve a soñar. Baila la sombra que le teme a la oscuridad. Las estrellas fugaces dictan la escena y el miedo cae, se hace presente. Sus ojos se cierran y la imaginación abusa de la historia los besos y el dolor se apiadan volviéndose uno. Viajar y perderse, volar lejos, buscar el sol, buscar la sombra siendo la luz. La mustia sensación del resentimiento. Hedonismo y el abismo de volver a ser. Llueve en la ciudad y es en las lágrimas donde está tu sombra. Siento el agua y la transpiración, las sombras y el ardor, el amor enfermo. Viajar en conversaciones que jamás tienen fin, en canciones con infinitas interpretaciones y sutilezas... El cielo es tan gris que la luna se esconde tras las nubes, las palabras y el terror, el miedo, el temor a seguir, a equivocarme otra vez. Ya no quiero más ilusiones. Ya no quiero más vacíos. No quiero más brillos que se antepongan a las paredes soñando en sábanas de seda que me sorprenderían... Quiero la luz, por qué no veo la luz. Me cansé de salir en busca de las noches, estoy en mi viaje y es mi barco de cristal. Borracho de amor y odio. Hay algo en tus ojos, esa mirada sincera y esa luz... ¿Fugaz? sagaz quizás, soñadora, herida. Las agujas tampoco son fáciles para mí y es esta locura que me decora, poemas canciones y mares de improvisaciones, es el poder del sentimiento. No me quiero caer, quiero estallar. Preferiría explotar, preferiría soñarte. La manifestación física de los sentimientos o emociones, sensaciones profundas a la deriva en las aguas primaverales que me sorprendieron. Yo sólo quería ver nacer la flor, navegar y robarte un color. No dejo de pensar, pero a la vez me atormento. Nunca es demasiado ya que es según el contexto y todo lo que éste tenía para recibir… pero aquí el bienestar... (Quizás también podría decir armonía, pero no la veo la palabra correcta) por algo la inconsciencia de las palabras erigió al bienestar. Los abrazos son manifestaciones sumamente importantes y expresivas, quizás muchas veces hasta más expresivos que un beso. (Nunca lo había pensado).
Las voces hablan. Las letras hablan. Las miradas hablan. Las caricias hablan. Los abrazos hablan. Los silencios hablan. Los deseos hablan. Los besos hablan y la vigilia eterna y las musas que circundan por mi mente y los pasillos que no duermen y los silencios que no callan y las gotas de lluvia que caen y se revientan antes de golpear el piso dividiéndose en mil pedazos suspendiéndose antes de volver a explotar se pierden, se evaporan. Viajar y perderme. Los rayos de sol encandilan y enceguecen aún nos molesta el resplandor, la purga en el corazón jamás servirá si es forzada. Pensar una y mil veces, más no hay un lado oscuro. ¿Dejarse llevar? Puntos de vista. Sí, también por los pensamientos y no por las presiones, entre tanto esclavo de mis visiones… Brillan mi piel y el sol flotan y las lágrimas caen del cielo. Creo en una ventana y quiero verte así bailando suave en el jardín de mi alma. Abrir la puerta para caer y cerrar los ojos, abrirse a los sueños despiertos Quiero aguas sedientas de ser color. Máscaras experimentales para perderme y jugar a decir sabiendo que los errores no existen y que los dibujos en el aire sólo son expresiones. Vuelvo y me voy lobo profano del miedo. Tus labios despiertos hambrientos de amor y de sueños inciertos. Ella descansa y desfila soñando en irse bien lejos, para ser. ¿Cómo le dice a las miradas que no quiere que la vean? ¿Por qué las llaves en sus lenguas son trazos de humo que se desarman en el movimiento del aire? ¿Por qué el silencio sólo ilumina sus almas, como el resplandor que antecede al precipicio? ¿Dónde sus gestos vivos de luz? ¿Dónde están sus fotos? ¿Cuántos colores creímos poder fundar? ¿Últimas palabras?

lunes, abril 16, 2007

Novela

¿La ve? No.
Mirar a través de una ventana, es como sonreír.
Dejarte ser.
Es este el sueño y nuestros años giran
crean un círculo de poder y energía.
El amor como una fuerza centrífuga.
Sal en tus ojos, lágrimas de emoción
llora el cielo.
Soñaste un final y dibujaste otro,
diagramándolo las palabras fueron muchas
y las voces esperaban ser tan sólo una.
La tempestad en tu boca de fresa sin sol.
El tiempo se murió, tu vientre no se abrió
el fruto no cayó y tu luz sin hoy, el terror.
El miedo a no ser parte.
Todos quieren ser antena
todas quieren ser el mar, la luna.
No la ve.
Un beso que no se dio y los gritos en el cielo.
Las puertas que se abrieron y el adiós otra vez.
No quiero que me viajen así
no sin mi permiso, al menos esta vez.
El perdón y mis canciones que lloran por la muerte.
Me gusta, te gusta.
A todos nos gusta.
El ritmo nació así en mí, el gesto de escribirte así
el don de la palabra y la canción
quiero quizás la luz del retiro,
siento el movimiento y no quiero el frío
tampoco las palabras que a veces nada dicen
siquiera un silencio puro y la inocencia
la consagración de la compañía y la búsqueda.
Quiero ser una lágrima de fuego conjunta nena.
¿Pudiste ver la historia?
¿No? Vela!

viernes, abril 13, 2007

Inocente, pura, celestial

Hace poco olí el café de madrugada ése que te apaña cuando no se puede ni llorar y pensé en mí, en él, en ella. Todos somos amantes. ¿Cuánto color hay entonces para pintar esta historia? ¿Acaso no tenemos luz? Sé que tus ojos ahora me imaginan en sepia, y sé que mi voz canta en tus oidos melodías que resuenan así, que te transportan como el perfume mísitico de las flores mágicas. Perdiste el tiempo y yo tampoco lo gané, me distraje con las piedras del camino, las hojas amarillas y las rayuelas, las promesas y el olvido tan particular, las materias y el corazón que nunca me promociona. Olerte así, suave, bajo el sol. No pude dejar de pensar en las salvaciones, en que flotar te hubiera salvado pero nunca pudiste subirte al barco, sabés... ese barco flotaba. Que loco! Estoy yéndome así parece una pintura fovista, pero ésta es una escala de grises che. Somos todos amantes y creemos tanto en el amor quizás él piense lo mismo sobre ella quizás también debió quererla pero el tiempo es así nunca supe bien por qué la bondad cegaba sus ojos, incondicional, la continuidad de esta historia me despista y el olor ha quemado del café me despertó de este sueño.

¿El dolor puede decirse? ¿Acaso medirse?
¿Se puede sonreir?
Las palabras huelen frente al arma en tu nariz, ésa, la flor de la esperanza.
No quiero que los pétalos se manchen de sangre otra vez.
Creí en mí esta vez fui sincero, al menos con el papel.
Explotaron mis manos con el color
la miel era demasiado para mí.
Simplemente quise abrir la puerta y verme así
Es un espejo
¿Nunca puedo salir?
¿Cuántas voces más saldran a hablarme?
No me aman a mí sino a mis palabras
no me sienten a mí sino a mis palabras
no me me hablan a mí sino a mis palabras
no me escuchan a mí sino a mis palabras
no me leen a mí sino a mis palabras
no me lloran a mí sino a mis palabras.

Lejos está de mi sombra
vientos que van en mí.
Ahora el rumor y la piel
el olor y la sed el color
el rocío de una voz que grita fuerte!

En mi reino el fuego no limpia y no arde.
nunca se sabe, nunca sabré
el sol vale por si mismo y más no arde.

Ya no estaré listo.
Quizás no pueda verte otra vez
vos sabés,
cruzar los arcos y seguir así
entregándome al amanecer.

Una sensación.
Una gran sensación que se reduce a la palabra.
La métrica pasa, nunca pienso y caigo
siempre estoy volando.
Quiero que me atajes así cayéndome
voy volando otra vez.
¿Dije cuando? ¿No hay por qué?
Es la información, es la voz
una ciencia incomprendida
un sentimiento una canción
un color que dicta magia.
Y las estrellas sueltas viajan por allá
París y Budapest
Roma y Baires
la soledad irrumpe en tu ventana
y es el temor de esta ciudad,
los caballos y las luces que me hacen llorar
las ideas que me hacen morir
versos que no sé leer.
Sólo su música me dibuja
me pierden sus letras, me piden más.
Esperándolo estoy
en esta noche,
en este sueño.
No pienso,
sólo nacer la flor.
Magia.

Aquí hay miedo y vas a volar
sinties el calor bajo la piel
y ya no estás allí, no
y ya no estás allá, no
los hilos dorados de tu cuerpo
el miedo a la historia
sujeto aire
piel color
¿más?
siempre más.

"Distante al barco y también
parte de la miel, sí
la quiero,
quiero la miel para mí
tengo miedo"

No puedo así perdido y cegado
la pureza, la corteza
ingenuidad y sueños.
Las palabras como llaves y el viento cósmico.

Aquí una estrella, el sol
el odio que sueña y crea
vivo el cansancio así en la piel
quiero olvidarlo
así
el corte y el final que nunca acaba
insaciable incluso el no comienzo
no más,
ni una molécula de aire
un volcán
corazón tengo tantas hojas tuyas
y voy bajo tus ojos de luna bailándote riéndote rindiéndome
siempre esperando que vos te abras para mí.

Palabras púrpuras sin cesar
otra vez en la memoria de la luna los gemidos ausentes
y el eco quizás el hacinamiento
y verlo así:
premoniciones,
bebe el vino sin la vid
teme por ello
teme al alba
teme a la miel
teme a la noche que lo marca
inocente y pura la luz del sol
amaneceres de magia y sentir el dolor,
viajándola la historia se vuelve propia.
Una carga de colores.
Sinestesia
¿Y el silencio?
¿Sólo ese sueño?
Devorándome.
Quien pueda comerme así que lo haga
deberá saber...
y sino
certezas
respuestas
preguntas que se abren
destellos insurrectos
cenizas propuestas
pospuestas,
enferma la raíz
el ardor es nato y puro
celestial.

miércoles, abril 11, 2007

Luna (letras rojas)

quiero quemarte así me arde el sol

estoy vivo en esta voz y voy y voy

en tus ojos vi la luz y una mariposa gritó

abrió sus alas en mí y voló

lejos en su soledad

la magia fue la tierra eterna

los ríos en la piel destellan fiebre

desiertos y cabezas llenas de dolor

arden la vendimia y nuestras flores mixtas

miel salvaje la revolución

la puerta ruge desde la pared

la luz las letras rojas

los ojos ciegos brillan en la soledad

y el tiempo sangra

creo que estoy durmiéndome

y voy a salvarme a mí

creo que voy a ser

y voy a pintarme así

creo que ya soy miel

y voy a estallar por mí

hazle el amor con una grata melodía

el sol se abre detrás de mí otra vez

el camino es incierto

y la sombra sólo conduce a tu vientre

el reino de las líneas te desespera

el tiempo se acerca y es verdad

nunca lo podré decir

es un baile que se abre

un cuerpo un cristal un grito que se desangra

una voz tribal en su esencia es su alma

y pienso que estas noches trazan aires con fuego

eclipses que derraman negro

despistan la certeza y la oscuridad es en si

nosotros la luz y en nosotros el brillo

la magia en la voz y el silencio

en los cuerpos y la abstracción del sentir

dibujándolo sobre la maldad y el agua el color

ojos y el papel del tiempo la búsqueda y la espera

siento dentro del sueño y quiero verlo abierto

sin palabras que lo exclamen ni denuncien

siento un barco que no vuelve en mis manos secas

son las letras rojas la premisa y el deseo

si acaso no leiste...

creo en la luz y no quiero que entiendas ni te acomodes

los eclipses son esporádicos ¿el que se mueve es el sol?

domingo, abril 08, 2007

Fruto de la intencionalidad.

y si podés leerte aquí
y si te encontrás
y si sentís el color y la fuerza del cielo
y si viajás en el silencio fruto de la intencionalidad
entonces ésto tendrá sentido.



Estar al filo de esta puerta
pertenencer
mirar
buscarse y ver el riesgo de salir a ser
las piernas y el sonido.

Sofismas en el aire de Baires.
Los cambios.
Desvaríos.
En si,
sólo aire y mucho brillo.
¿La luz?
En el final suspiro hondo:
Hiperventilarse,
el aire te desborda,
Ser el vacío,
vestigios de mí.

Hay una voz.
la sensibilidad
tus manos
tu cuerpo
La risa y el color del cielo.
el beso del dolor,
el quiebre en la oscuridad.
La sombra en busca del cambio estallándose en un grito,
en mi cabeza ardiéndome.

Tocamos sintiéndonos parte.
Dolores siniestros.
Calor.
Sudamos comiéndonos hoy.
Cuerpos candentes.
Color.

Hay un perfume que no tiene cuerpo.
Hay una rosa que no tiene labios.
Hay un mar que sólo tiene vida.

Saliendo azul en pétalos,
gritos profundos.
Silencio sordo:
el camino está surgiendo aquí.

El color y la intensidad en un jardín que sufre sin sol.
Iluminando oscuridad,
tus palabras a la luna
abriéndose al mar tus piernas y el vacío mi soledad.

Estoy dando vueltas en mí,
quiero salir
y comer un chocolate
y sentir el perfume de una flor
y después de una semana ver los ojos del sol.

Porque soy mi respuesta
me pregunto tan sólo
si ésta es la asunción.

Abro las alas del sueño
y despierto me digo que estoy
y que esta vez escribo para mí.

Llueve en mí y estoy seco de silencios.
El vacío total irrumpe y se apodera.
Las voces resuenan así
explotando.
Resurgiendo una y otra vez
introspección letárgica otra vez.
Quiero tu ventana con vos Luna.
Quiero tu ventana con vos Mí Sol.
Sosteniéndonos
volando con el cuerpo,
desafiando dimensiones
y el color de tu boca roja mía
y el sabor de nuestra poesía
y el ardor de sentir la vida
y el amor...

y por una letra no sos la muerte
y por esta noche no llegué a tu vientre
y por la palabra y una mano al cuerpo
descubriendo lazos de nuestro silencio
destronando anhelos en éste, mi infierno
llego a París en tu cuerpo hambriento
llego a París en mi cuerpo enfermo.

Regulares a veces, como arpegios
y la vida un sinfín de notas disonantes.
Así para ver de más,
siempre.
¿Bocas?
Del otro lado de la ciudad en su mismo cuerpo.
Se tocaron el alma y se abrieron así al cielo.
Armonía en tu estrella.
-Ríe idiota.
Hablan a los ojos en silencio.

Y sus ojos diagramaban el final.
Resentidos en su soledad desafiaban sus aires.
De verdad ríen subiendo sobre sus sombras
tejen con miradas las letras en el aire.
Suaves vestigios.
Los dedos vuelan,
yacen los sueños que giran y despiertan el deseo.

Elijan.
¿Qué?
Un agujero.
Una esquina desde allá.
Es mi entrega bajo el sol.
A tu voz.
A mi Luna.
Al deseo de encontrar el aire que llene este vacío.
Hay un color donde uno puede mojarse.
Hay un sabor donde no dicen que lo hacen.

Cogen quienes saben hacerlo.
Yo sueño.
Yo siento.
Cogen quienes saben qué hacen.
Yo siento.
Yo sueño.

Decisiones?
Basta salir corriendo a buscarte así entre los ojos en la lluvia
y quiero subirme en ésto!
Tengo que darlo en manos abiertas por sentirlo así,
abrigarse con este dulce de color.
¿Nunca cayó el alma en el amor?
Señas en el hielo sobre el agua.
En las manos escapando al sol
los ojos señalan el sueño.
Claramente surge así
pintándose en el aire
como la indomable bestia
atosigada en el fuego.

El amor en el alma o el alma en el amor.
A ver...
Si el alma cayera en el amor hablaríamos de el amor
como la generalidad en sí. ¿Pensándolo?
Sintiéndolo así creo que es entonces el deseo, de mí,
que el amor se derrame sobre el alma. De esta manera
el amor baña, chorrea, rocía, empapa, pinta, o bien el alma
moldea al amor a su forma bañándose, sumergiéndose e éste,
como la sustancia intangible que es.

Desperté extasiado, pleno y con mucho aire.
Algunas lágrimas se secaban en mí
y empecé a dibujar el sueño.
Pude oler al sol qué lloró en mí esta noche.
Liberación.
Desapareció la angustia en este sueño.
Lloré dormido, hicimos el amor.
Fuimos el amor y lo mejor de todo...

Creí que eras el sol.
Creí en tu voz abierta.
No vi tu sombra.
Yo sé, no fluye el aire aquí.
La vida en tu cuerpo.

Soñamos.
Jugamos a las palabras.
Jugamos.

Aquí hay una fuerza.
Aquí hay una atracción.
Aquí hay movimiento.
El inicio que se ve en sus cuerpos se va.
Desfilan marcándolo.
El encantamiento a los ojos que simulan comprender.
¿Hipócritas?
Algo cambia y ahí está.
Hay una fuerza aquí.
Hay una atracción aquí.
Hay movimiento aquí.
Posando al sol como un rayo,
cortar en dirección genera sombra,
codifica.
Algunos saben sonreír y mueren.
Púrpura , la pregunta (la llave).
Asunción del color como la suma del alma y la tristeza
y así el cuerpo que se asume materializándolo
cristalizándose.
¿Y dónde estás?
¿Y donde el acto reflejo en mí?
Una letra puede ser la puerta.

Estoy listo para ser el cuerpo dócil en tu juego siniestro.

Hay una voz aquí que vive en mis palabras.
Hay otra voz aquí que vuela y se desangra.
Hay otra voz al fin.

Me fui en tus palabras por haber caído en mí.
Vi la luz y el amanecer
el sol brillaba y también la luna.
Soledad y no la muerte
sensaciones percepciones,
la verdad.

Un bosque y la laguna.
Lenguas compartidas.
Dama de las rosas negras
no cargues el tiempo sin sol
no duele
no cuesta llegar a vos
no quiero
no voy a dejarte hoy
fruto de la intencionalidad
tengo tu voz en mí y hay dios.

lunes, abril 02, 2007

Hiperventilarse

Hay una voz.
La sensibilidad,
tus manos,
tu cuerpo,
la risa y el color del cielo.
El beso del dolor
el quiebre en la oscuridad.
La sombra en busca del cambio
estallándose en un grito en mi cabeza
ardiéndome.
Hay un perfume que no tiene cuerpo.
Hay una boca que no tiene labios.
Hay un mar que sólo tiene vida.
Llueve en mí y estoy seco de silencios.
El vacío total irrumpe y se apodera,
las voces resuenan así explotando
resurgiendo una y otra vez.
Introspección letárgica.
Otra vez.
Quiero tu ventana con Vos Luna.
Quiero tu ventana con Mí Sol.
Verbo Conjugado:
Sosteniéndonos.
Volando con el cuerpo,
desafiando dimensiones
y el color de tu boca roja mía
y el sabor de nuestra poesía
y el ardor de sentir la vida
y el amor...
y por una letra no sos la muerte
y por esta noche no llegué a tu vientre
y por la palabra y una mano al cuerpo descubriéndo lazos de nuestro silencio destronando anhelos en este, mi infierno, llego a París en tu cuerpo enfermo.