Ey!

Los lentes del pasado visten tus ojos buscando algún por qué.
¿Cómo dormiste ayer?
¿Con los ojos abiertos?
Empezaste a desnudar tus palabras y esta lluvia te cortó la voz.
En estos días donde el verano se reinventa…
En estos caldos donde el infierno se calienta…
En estos valles donde el hambre se acrecienta…
En esta ciudad donde locos corazones que no se acercan…
Yo te estoy hablando a vos que mirás sin preguntar…
¿Qué hacés durmiendo en una mesa?
Por favor: ¿Podés darme una flor con tu nombre?
Ey!, te estoy hablando a vos.
¿Sabés vibrar cuando las palabras no llegan
/y solo hay que apagar la luz?
El fulgor de verte bailar
mar de letras rojas, negras, verdes y blancas…
Azul también hay!
Mariposa de ensueño.
¿Dónde estás?
Si estás arriba, por favor volvé.
Alguien a punto de irse siempre espera que lo hagas volver.
Los lentes del pasado visten sus ojos buscando algún por qué…
Ey! te digo a vos:
Mariposa perfumada vos tenés la llave.

viento al tiempo de juegos vírgenes

Yo sé no estás mirándome.
Hubo una vez en un lugar…
Te vi tentar mi piel
servirme un sueño y regalarme un color.
Hubo una voz azul que se acostó en tus piernas
noches desesperadas y ayer el eco se hizo luna.
Escucho a Buenos Aires
que gime con tu voz
descalza y vestida de seda.
Verte verde y escaparte sin querer.
Alrededor no hay vacío ni ventanas
una flor se cae y se dobla
busca verse en los ojos del sol
y se van
viento al tiempo corazón.
juegos vírgenes como Dios
caminando la sombra se hizo cielo,
desperté en una ciudad azul.
Escucho a Buenos Aires que gime con tu voz…
Intenté seguir
pero todos los colores se quedaron quietos
y así fue,
en segundos el color se conjugó en pasado
y la no-velocidad, la atemporalidad se hizo gris,
eterno instante de muerte.
Algo se quebró, algo se cayó,
alguien se escapó, alguien se perdió,
y el rumor del humor tuvo lugar
y como un tumor fundió todo en negro.
Yo sé no estás respirándome.
Hubo preguntas girando antes de irse
Te vi empuñar mi sangre
una forma, todas las formas
y hacerme de amor.
Hubo una tarde amarilla que se hizo pared
y un árbol desangrado se pintó para siempre.
Escucho a Buenos Aires
que tiene sed de vos
y anhela emborracharse.
Despertaste en gotas de sal.
Llovías arrastrada por tu sangre
eras toda un aullido
y obnubilada entre el fulgor y el miedo
y por amor
corriste el riesgo seguir
sembraste paz en tus piernas
arrastrada por tu sangre
entre las sábanas pintaste el fuego
Escucho a Buenos Aires que tiene sed de vos…
Las alas de la noche vuelan a tu alrededor
esperan tu orden
¿Podés escuchar la lluvia que no duerme?
Los campos secos como valles anidan la piel
la miel se seca en el calor del verano hambriento
el aire de una flor inmensa inmersa en la poesía,
de soledad sudan las ciudades
y transpiran amor
desde atrás del sol, detrás del calor
desde donde nacerá mañana la lluvia.
Yo sé que no estás escuchándome
pero quiero decirte que hubo un sueño…