lunes, marzo 17, 2008

...hay una casa vacía que está llenándose.

Y con sus manos escribió en mi espalda a los ojos y me dijo:
Como alas dicipamos al sueño
reinventamos el sol,
y los cuerpos recubiertos saciaron el hambre
y cayeron rendidos hacia adentro.
Cierro los ojos,
y al entrar el alma se encandila,
lo golpes reviven como aquella vez.

Los sirvientes de la noche se arrodillan bajo la luna cuando los lobos reclaman al satélite que les devuelva su sombra.

"No quiero que cierres los ojos...
Quiero que me veas.
Quiero que me mires.
Quiero que sepas que... ".


Yo sé que el tiempo no vuelve más y que las velas de los barcos ya no son las mismas

Dormí entre las piernas y el deseo tuvo lugar lejos del sueño,
y el despertar abrió la luz derribando las paredes y el dolor,
no caigo en los recuerdos si tengo los ojos abiertos.
Somos pasado, somos viento, somos solos, somos mar.
El cielo abrió las puertas y hasta la muerte puede entrar desafinando,
siento las flores reinventando el sol y las bocas del hambre siempre devoran el tiempo.

Los sirvientes de la noche se arrodillan bajo la luna cuando los lobos reclaman al satélite que les devuelva su sombra.

Los dedos digitan suave.
Se mueven, bailan dibujando curvas en el aire.
La suciedad embellece el despliegue,
es toda su alma lo que hay en sus dedos,
el color que no termina en soledad,
en los recuerdos la reversión, la reinvención histórica.

Yo sé que el tiempo no vuelve más y que las velas de los barcos ya no son las mismas

La ingenuidad inmensa, terreno fértil asqueado de cultivar mi piel.
Avergonzado del miedo a ver el sol, yo no corro contra el viento
y hasta pienso que el tiempo es el motor vital.

Los sirvientes de la noche se arrodillan bajo la luna cuando los lobos reclaman al satélite que les devuelva su sombra.

Piensan, sí, en la búsqueda,
deshaciendo los vestigios del encuentro
la esencia se construye en el aire
en la lengua en los labios con gusto a café,
la luz no enciende, y sin saber por qué
los cuerpos siempre tienen sol para mojarse.
Adentro: quiero dormir.
Es el miedo de llegar al fin,
no puedo,
no hay forma de resentir,
sintiendo voy a salir.
Miran y se buscan en los ojos vírgenes,
yo estoy aquí naciendo.

Yo sé que el tiempo no vuelve más y que las velas de los barcos ya no son las mismas

Empiezan a caer en esquirlas,
el desafío de verse en un cristal deshecho,
el cielo ha abierto sus piernas y así estamos volviendo a nuestro enarbolado infierno
una cuestión de formas y acceso,
el frío y el ardor golpean sin destino fijo,
se enfilan para ver el sol,
son sombras de los árboles del alma y su esencia nunca se abre, nunca ve, nunca mira, nunca sabe,
en la catedral de los besos un ángel dibujó tu cara y el tiempo desangrado exclamó:
-Siempre en el cielo!!!
Todos lo saben,
hay caras viejas...
Cambiando ideas, colores, paisajes y jardines de amor abonados a la sensualidad
aún a pesar de la muerte el diablo nunca estalló su voz.
Sólo producen silencio, la inquietud del alma enarboma una canción,
la salvación está en el jardín de un poema,
las lágrimas de un verbo se van cayendo del sol,
encarno en cuerpo las palabras,
un llanto divino,
reconciliación.
Hay una casa vacía que está llenándose.

1 Comments:

Blogger Leo Moreno said...

La sombra se tiñe de rojo, y ahi..es cuando se renuevan las formas, circulo abierto, desfigurar, contemplar el desfile.

11:43 p. m.  

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