domingo, diciembre 23, 2007

Un libro se abrió a los ojos mojados frente al círculo de fuego.

No puedo dejarlo así. Nuevamente las destrucciones se figuran como imágenes vivas de un futuro muerto, y yo no quiero morirme así, no de esta forma. Reconocimiento. A los ojos, en tus ojos yo me voy, en tus ojos yo me encuentro, en tu cuerpo soy silencio, en tu cielo estoy abierto a morirme como luna y ver nacer el sol, estoy abriéndome a ser el sol, desde el más allá veo venir sombras, intuyo entonces que habrá luz.


Un millón de voces ausentes sintiéndose lunas,
diamantes negros que buscan la paz.


Quiero salir de la presión, de la prisión de esquemas de colores, cada color es un dolor, y así me estremezco de pensar en partes, porque no puedo graficar la totalidad, la inmensidad gira dentro de mí, es el fin. Tu voz es un color en mí… y así yo podría declararme en silencio, declararme al silencio, entregarme al silencio, entregarme en silencio.


Suplicio,
sed de ser.



Silencio perpetuo, al menos por un instante de intensidad tan grande que me desarme, que me desfigure, que me desintegre, que me desvanezca: Sacrilegio. Epifanía: Yo soy el rey, este es mi reino, la corte, hay un jardín, hay mares, un río, hay lunas, pero no hay un sol, hay estrellas, pero no hay un sol. Sueño sin poder hablar, vuelo sin poder leer, muero sin saber mirar, ciego no puedo escribir, solo de noche puedo caerme y me entrego así, íntegro.


Proyectarse.


Búsqueda, si búsqueda, estoy buscando y están buscándome ¿Cuál es el punto? ¿Por qué hay que ocultarlo? Quizás desde el vamos sea conveniente mantener el silencio pero…


…ahora resulta que sí, que las lágrimas son normales, que el acto de llorar es un acto cotidiano, rutinario, falto del esmero y la carga emocional, desacreditándolo así, a un simple derrame de gotas saladas. Definamos normales: que responden a las normas establecidas. Bien, entonces sí, las lágrimas son normales, lo que hay que ver entonces es el contexto. La lágrima como corona, como la materialización de un proceso.


Un libro se abrió a los ojos mojados frente al círculo de fuego.


Siempre como un espía dentro del mismo cuerpo.
Se puede sentir el mar…
¿Por qué siempre el vacío?
Es el viaje interno nena…


Diálogos.



-Es tan extraño, hasta se vuelve sorprendente.
-¿Qué mejor que todo sea sorprendente, que todo se vuelva sorprendente?
-¿Qué mejor que el todo sea una sorpresa?


El germen.



Sí, la fuerza es más fuerte en el florecimiento, incluso especifica, y ésta regará tu vida y ella llegará aniquilando algo, aunque sea dolor. Acentuando la pertenencia solidificá la decisión de la fracción, la fuerza:


El amor escondido.


No necesito esconderme. Alguien una vez señaló mi capacidad empática. Quizás sea eso el germen, mi germen. Quizás sea eso el perfume, quizás sea ése, el perfume. Mi perfume que en el tiempo se ha establecido y haciéndose a si mismo se conserva como consecuencia de un viaje absolutamente relativo, objetivamente subjetivo.


Música, lágrimas, súplicas, silencio.


Y te sentí y quizás mi incapacidad es la capacidad misma. ¿Por qué?
Hay nombres para todo. Por ejemplo cuando se tiene un hijo, como una canción, un poema, un cuadro, una vida, un amor, se sugiere una serie de nombres con algunos como principales candidatos a ser en la vida del..., el estandarte correspondiente. Uno muchas veces apoda, deforma el nombre en un diminutivo, señala una cualidad física o psíquica del personaje. La persona está en si misma siempre, uno es una persona en sí misma, ahora bien, la construcción del otro en uno mismo es un personaje, porque uno acentúa del otro y/o profundiza, ahonda en esos términos que cree, serán eternos, o bien simplemente se despiertan así.


No!


-Y no pudiste negarme, no. Mentira.
-No supe decir que no.
-No quisiste decir que no.


Hasta el escepticismo sí, porque puede llegar a entenderse. Quién no ha descreído de todo, del todo. Eso es el espejo, eso es atravesar el espejo, sí. Un antes y un después. Es que ya no hay razón, el cuerpo no condice, la razón está en la ecuación de suma cero, preguntándose, intentando hallar la incógnita y sin embargo uno ya no es, ya no está aquí, y lo que es peor, tampoco allá y mucho menos del otro lado.


Los ojos.


-En los ojos, a los ojos, en tu voz, en la luz, hay un sol, hay un dios, una flor, una sombra, una luna, un espejo.
-Los ojos, tengo una fascinación por los ojos, me pierden los ojos.
-Me pierdo en los ojos. La entrada a los laberintos del amor a orillas de la espuma. Dos cuerpos movilizados planificando la movilización que luego consumarán moviéndose y de esta forma volver a acentuar cuán movilizados han quedado después de fundirse el uno dentro del otro espiándose, mordiéndose, navegándose, encallándose el uno por sobre el otro.


Yo dije una vez que a mí los ojos me pierden y es cierto. Hay en mí una búsqueda de los por qué a la acción – reacción, a la causa y al efecto. Comprensión. Con presión. Conciente de la presión, conciente de la búsqueda de la presión, necesidad imperiosa de buscar el calor y así emular formas, forzar la retroalimentación. Un paso más, más acá, más hacia adentro, más por fuera. Lejos, yéndome, aunque quizás sin siquiera haberme movido del lugar. Es el buscar a los ojos. Es el buscar en los ojos. Sí, en los ojos, la puerta a la interioridad suprema, la ventana a la imaginación. Los párpados son el telón y la vida un sin fin de tiempos, la vida es una obra, una función que se vuelve eterna según el desempeño en el aire virgen y la profundidad con la que los gestos atraviesen el espejo. Gestos sí, ya no más códigos parece, sino gestos del aire en tu boca roja mía, y yo puedo decirte que en este caso el orden de los factores no altera el producto.


Mía: gestos de tu boca roja en el aire;
Gestos de tu boca mía en él: aire rojo;
Roja: boca mía en el aire: tu gesto.


Me busco a mí dentro de mis ojos, en cada uno al mismo tiempo, puedo ver mi cuerpo entero y alrededor de de mi cara una aureola, un halo de luz, pero no puedo ver mis ojos, no; pues porque ya no los tengo, ya me fui, ya estoy dentro, ya estoy cayéndome. Voy y no sé cómo, voy y no sé por qué. Yo no sé volver, solo voy al jardín, solo sigo la luz, soy yo, solo busco, solo huelo, solo voy en la búsqueda del perfume…


Irse.


…quizás este sea verdaderamente el momento de decir basta, de abrirme, de irme, de volver, pero por otra parte yo sé que el irme será eso, el fin de este proceso, ya no más viaje, ya no más ritos, ya nos más retos, ya no más ceremonias. No. Esto es mío, el jardín lo inventé yo, el jardín también soy yo y hasta te diría que…


-El acto sorpresa es sin duda una buena herramienta de lo que es un potencial.
-Y sí, la flor dijo... y claro.
-Una vez más la dialéctica de las cosas, la superposición.
-No, superposición no. No me gusta la palabra para lo que quiero decir.


Cierro los ojos perdidos
y vos bailás para mí
siempre forma
figura de amor y de sangre
pétalo de sol, y eso soy
Céline y es tu sueño
y eso soy, eso fuiste
y vas a estar en él,
en las hojas podrán verme
un circo en tus manos
un pétalo de sol.
Amanecer de atardeceres,
círculo de sueños regulares.


-La acumulación.
-Eso.
-El hecho de ir acumulando mientras el tiempo, que indefectiblemente existe, sopla siempre. Cierro los ojos y veo el miedo, cómo explicártelo, lo siento.
-Siento las lágrimas predispuestas a ser parte, necesitadas de salir del refugio para brillar y rodar, montándome, volviéndome víctima de su recorrido antes de reventarse.
-Las puertas... yo prefiero las ventanas, permiten ver y son poéticamente más figurativas, tanto para el espía, como para quien necesita abrirse.
La inmortalidad eterna …


...y es que ya no puedo matarte yo, ni nadie, ya no. La flor está y el sueño se abrió, estás ahí en la eternidad. Como te digo, nadie podría matarte, estás en el aire. Ni siquiera vos podés detenerlo, no. Quizás puedas callarte, llamar al silencio o cerrar los ojos o tapar el sol o quemar la luna o llamar a dios, exiliarte. Un fruto muriendo, disecándose. Sin embargo como siempre, como el cielo, seas el que seas, incluso invisible, oscuro, claro, opaco, terrenal, volátil profano o profundo serás un mundo, un universo, una vida, una forma, un amor...


…y desnudaré al árbol de la algarabía antes que se pudra la mirada muda de colores vivos


-Jugar con cargas al punto de fundar el exceso y de esta forma generar la descarga.
-Abrir, siempre el tema es ése, abrir, abrirse. Estados, estadios, escenarios que acarrean consigo luces, melodías, verbos, colores conjuntos, todo.


Ser extraño. ¿Qué carajo es ser extraño? Explicádmelo. Otra posibilidad de éxtasis. ¿Cómo es eso de... "no te entiendo, sos muy extraño"? Porque es así, parece que la extrañeza estuviera relacionada al no entendimiento, hasta podría decirse que la extrañeza es algo ajeno a la rutina y ligado más bien con la sorpresa, como si el ser extraño fuese una garantía de novedad constante, algo que desde el vamos, a priori como quién diría, indefectiblemente estuviera obligado a sorprender, obligando así al extraño a sorprender al sorprendido, en caso contrario... Soy muy extraño ¿Sos muy extraño para mí? ¿Por qué? ¿Sos un extraño para mí? Quizás sea eso, que sos muy extraño para mí, y desde ese lugar es que surge el factor "sorpresa" que me despierta.


-Llevame donde el viento pueda mojarme y amanecer sobre el mar, tus ojos son la escena, el eclipse, la señal.
-Soy capaz de desintegrarme.
-Manifestaciones insurrectas que irrumpen sin piedad dando vuelta todo.
-Es que el hecho de corromper la búsqueda de la exactitud, declara sin duda que el cambio es perfecto, que el cambio del ciclo es perfección, aunque más no sea la búsqueda de ésta, para lo que desde el vamos hay que declararla en desarrollo, sí, pero nunca olvidar su presencia.


Los barcos divagan por los mares del asombro y el despertar comienza a florecer como el fuego incluso a los ojos de la luna. Tengo miedo a mis sueños, y a mis fantasías y es por eso que desnudaré al árbol de la algarabía antes que se pudra la mirada muda de colores vivos, porque me pierdo en el desierto siempre, porque los gritos sordos no cesan, porque los sueños hambrientos no empiezan, porque la desesperación hipernatural del fantasma existe, porque las velas se quemarán por siempre aún cuando las flores giren sus ojos buscándome a mí, disipando las pieles, entreabriendo los aires con gestos proclives al refugio del entendimiento, porque la recolección de frutos lleva años, la gestación de las flores, el florecimiento de las ideas, la asunción de las almas, la búsqueda del perfume, la declaración de la esencia y el reconocimiento de la misma son intensidades de la misma interpretación.


-Las bocas un oasis y los labios...
-Las bocas son sin duda la figuración más abstracta y a la vez más concreta del hambre como idea, los labios son sin duda la figuración más concreta y a la vez más abstracta para referirse a la sed, incluso, incluso en estos tiempos, a la sed de ser.


Proyectarme,
Responderme.
Mi sol.


Y el azar, otra vez, el azar asesino de la casualidad. Siempre. Yo sabía y de pronto así fue, así, todo se apareció como lo sentía, fugaz y profundo, una llama de fuego con el corazón violeta, y las lágrimas todas contenidas en el fuego. Yo lloro con el fuego. Las lágrimas no se van con el fuego, no, no se pierden, se fundan más bien. El fuego seca los ojos, forzando así una mayor producción de lágrimas para que el ojos no pierda lubricación, de esta forma la producción desmedida para volver a bañar el ojo genera una cantidad tal de agua salina que se acumula en los párpados inferiores, y si a eso le sumamos el golpe que produce el humo a las pupilas y la misma sequía que incita a cerrar los ojos, es entonces que por la presión, se derraman lágrimas. No voy a rendirme, no podría hacerlo, cuántos frutos de perseverancia, cuántos versos de paz, cuántos retratos de historias, de sueños reales bufando por la malversación de acciones, por el mal desempeño, por la falta de coherencia entre la idea y la obra para al fin de cuentas ahora subir al tren para ir, para irme lejos, para buscarme lejos de aquí. Dónde todas las sombras, dónde los acordes al aire que dibujo mi nombre en esos ojos perdidos que buscan el final de la historia, que sin saber de su existencia consiguieron enarbolar en si mismos su propia búsqueda, incluso detallándome a la perfección la composición del perfume, la exactitud milimétrica de la flor.


-A los ojos las palabras por favor.
-A los ojos el silencio por favor.


El recuerdo de los goces de la juventud decía Nietzsche, y eso es esto exactamente.


La rendición.


Pasajes envueltos en sensaciones
vibraciones del invierno y el verano del amor
desenvuelto en esas manos
en los labios predispuestos a coronar el año del sol
y la edad de las emociones solitarias
juventudes buceándose en los sueños
emociones libres volando en un papel
escenario donde bailan como extraños
ventana ojos de la imaginación
bocas religiosamente puras
vírgenes del aullar en soledad
soltura lésbica de una sombra en celo
construcciones destructivas impregnadas de placer
mis ojos y tu risa atravesándonos
y el cielo no descansa y ya no llora sin el mar
magia en versos, verbos puros,
acrobacia y libertad,
todo el tiempo en este sueño
siento voy desvaneciendo,
perpetuando voy cayendo
dibujando gestos en el viento,
vibraciones del invierno y el verano del amor.


Un giro transcendental,
un quiebre.



La tonalidad de las palabras va haciéndose parte de nuestra sinfonía y este aviso está de más, la advertencia, la psicología del terror, el miedo al
abandono, la fiebre del rechazo, el impulso comandando por el olor de la soledad.
Es el despertar de los placeres
¿Así?
¿Por qué tiene que ser así?
Ahora.
El pasaje de las manos y los ojos, la disolución de las figuras,
la preocupación, la sensación del vértigo.
Vas a despertarte y estás haciéndolo, yo no puedo dormirme, no quiero cerrar los ojos esta vez, esta vez puede ser nunca más, esta vez puede ser eterna, este parpadeo huele a para siempre.
¿Cómo será la recepción?


La leyenda se hizo carne:
Las manos desatadas a comandar el impulso,
la reflexión en pos de la primera exposición.
Siempre a más.


Desde adentro los huesos crujen, te vi en los paisajes de regreso y no puedo verte más, no podré volver, no de esta forma los colores y el dolor, la combinación, la explicación de las sensaciones, los matices internos comienzan a florecer, en exceso, a derramarse abriéndose, celándose, ya no más leyes del azar, y la incertidumbre primera, el vacío y un obstáculo, el aire, como un rehén desangrándose, mirado siempre todo, pensando en ellos, buscando el por qué de las voces, siempre se esconden en las sombras que vigilan, en los ángeles y las transformaciones del corazón en los ojos del tiempo.


¿Cómo serán las preguntas?


-Improvisemos algo.
-Sorprendamos al azar entonces.
-Despiértame, estoy muriendo.


¿En qué orden?


Me tomé la licencia, un paisaje del pasado subido ahora sí a un pasaje rumbo al final, al desprecio. Y todo el peso te ha caído encima eh! Mierda. ¿Viste cómo duele? Y eso que sólo fue una noche che. Alguien informó al aire sobre esto alguna vez y aquí estoy yo escribiéndote, llorando a la luna cuando se estrellan las olas en las aguas sin memoria, en las manos del orden. Me fui dentro de los ojos una vez más siguiéndote como una sombra caliente buscando un refugio de tanta luz. Tiempo te dije y es verdad.


Y el mar, el aire se abre a tu sexo
y el mar, sumérgeme y no digas nada de esto
y el mar, la bocas rociadas de viento
y el mar, sumergido en lágrimas voy siendo.



Sí, en el aire hay tensiones, huele a preocupación, siento en la nariz el miedo. ¿Cuántas probabilidades hay que la sustancia no condiga con la forma?


De lirio.


No puedo abrirme tan fácilmente, la llave de la muerte, la rendición, el delirio, la declaración dará fin a la idea de renuncia, la rendición entonces del delirio deliberado de poder rectificarme, de declarar la muerte y de esta forma abrirme, crucificar al dolor y a la mierda, la muerte en vida en estos cuerpos, en cueros que solo gritan, como una sombra, sí. No es que no haya luz, más bien, aquí dentro está toda la luz y ese es el temor, esa es mi fuerza, la cavidad infinita, el refugio del perfume, un agujero negro. Yo sé las ideas vagan, viajera de amores intensos, vida y diamante febril, boca viajera entonces, te declaro aquí en los bosques de mi suerte como el racimo de colores. Azul. Violeta Rojo Verde Negro, aquí las flores del laberinto. La niebla es el polvo de estrellas, es el calor y el viento que levanta las cenizas y una vez más la densidad, la falta de aire, las ganas de llover. Maldición!.


¿Dónde estás con los ojos cerrados?
¿Por qué no puedo verte ahora?
Nueces idénticas, almendras abiertas, desplegando la magia, el calor íntegro.
¿Cuán dulce puede ser el encierro?
No quisiera ceder en el terreno del azar en estas bocas que asesinan ideas valientes como la construcción de constelaciones, de estrellas de amor, de polvo de estrellas, de viajes internos, de destrucción, de construcción de flores benditas!


-Nadie quiere oler el perfume ya.
-Todos han recolectado los primeros pétalos.
-Asesinos del tiempo y la paciencia.
-Perdiendo el respeto por sobre todo a soñar.
-No supieron ver el viaje, no supieron serlo.


No quiero verlos más entonces. No de esa forma y sí, huele a despedida la lluvia en este llanto fuerte y sin forma. La luna en esta noche nos dibuja los labios, el cuerpo, la forma del sol para verla así, sola pura, sangrante y con aire, la muerte del tiempo muerto está aquí con nosotros, sentada en el borde de la mesa. Una parte de mí deambula por el cielo buscándote, y la otra… sé que está, no sé donde, tampoco quiero verla en verdad.


El ardor:
El fuego y la sombra.



Son las marcas lo que duelen y el ardor, porque es ese el problema, está naciéndote ahí, en el corte homogéneo, está dispuesto a dar su vida por ver la luz, por declarar su verano como propio, vino en busca de su viaje hoy. Tengo en mi lengua esporas del fuego resentido con sentimiento y no me da pudor decirlo, no. Soy un cretino, un animal impúdico impregnado de belleza suprema dispuesto a morirme otra vez, después de todo sé que hay voces aquí dentro y empiezan siempre a volar por estas horas. Ellos pueden verme, ellos me sienten, ellos me sientan bien. Lloran a la espera de que pueda irme con ellos y no quiero dejarlos entrar, no me interesa. Con el tiempo la muerte irá haciéndose parte de todo, yo lo sé, todo es cuestión de tiempo en esta ceremonia. Es la escena de la luna y está vacío el lugar, no hay forma, no, solo materia, sin embargo la sustancia está, eso sí lo sé, no sé nada más que eso en este momento. No hay para, ya no. No sé si hay por. Mejor dicho: No me importa! Algo cambió en la invitación a nadar en los colores del azar, nadie recuerda ya la espera, todos olvidaron por entonces el cambio de sentido, la revolución de las intensidades dentro de ellos, ¿Dónde quedó la luna? Sí, me la comí, voy devorándola de a poco y lo que es peor, resurge una y otra vez, cada vez más fuerte. La reinvención de la dama de la noche que hace señas siempre. Nunca dejará de gritar por nosotros. Estoy en el aire, como el viento en los ojos.


Un fantasma, una canción de corazones abiertos a volar en sincro,
en formas dispersas, dispuestas a dejarlo ser.


Cubiertas las manos de pétalos con sangre, cuán cerca de las flores han llorado esos ojos, las espinas dibujaron los sentimientos y en la frente estaba escrita la fórmula del perfume. Coronando la imagen tiemblan los párpados secos de vida. No puedo dejar de mirar atrás. No hay nadie, lo sé. Quizás sea eso, el vacío. Ver el vacío. Ese es el miedo, la referencia de la profanidad. ¿Cuántos pediríamos lo mismo? ¿Cuántos suplicamos acaso el cese del fuego?
¿Y después? ¿Qué hay después? Libertad del llanto señores, quien disipa el fuego verá llover otra vez, el calor evapora las lágrimas todos sabemos esto.


Contra las especulaciones a priori y destruyendo las esporas sin sangre la luz del sol abrió su voz a mis ojos, abrió sus manos a mi llanto y me dio sus labios para dibujar mi cuerpo, me devolvió colores, apagó el infierno, silenció el silencio, extendió mis alas y se echó a volar
La excusa sin duda es la carne, el problema la profundidad y claro, la cantidad acaso solo sirve de exceso. Siempre sobrevivirán las sobras, y acaso estarás diciendo entonces, ¿Y qué hay de la profundidad? ¿Dónde lo que secundaba las secuencias de historias entre los labios del amor? ¿Acaso resurrección?


Idiota: Para la resurrección, primero que nada habría que declarar la muerte.

1 Comments:

Blogger Leo Moreno said...

"Cayeron los auriculares, y los anteojos de carey...la luna baja los telones, es de noche otra vez"

7:52 p. m.  

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