domingo, octubre 28, 2007

Y ellos simplemente van

No sé qué decir. Es tan… mágica, sí, es mágica. Ir y volver, las horas, los días, los años, el sol, el amor, y los viajes. La muerte, los gritos están, sí, pero dentro de lo necesario, sorprendiendo, y los colores… un tema aparte. La secuencia del sol perdurando, del sol pernoctando, porque acá, sí señores, el sol pernocta, el sol firmando su eternidad por tan solo 30 días en el círculo polar. El amor como viaje, el amor excusa, el avión de papel y las palabras, las palabras inmortales con la inocencia, con la pureza y el poder de un alma virgen, las manos todas levantando los aviones que llovieron, que planearon en el colegio, todos hablando, todos conversando, todos luciéndose con las palabras de quien en el anonimato simplemente buscaba una mirada cómplice, la mirada cómplice, su mirada, y era su mirada, porque le pertenecía a él, porque la mirada, los ojos de ella, eran de él, y éste en cambio era todo por y para ella. Dios. La lluvia en esos ojos, en esas manos, la desesperación y los gritos en su nombre, y el cuerpo perdiéndose, mojándose a la espera, en la espera, entregándose al sacrificio, mientras ella en cambio, sin saberlo, también lo esperaba a él, entregado al todo por ella desde el vamos. El tiempo. Una muestra de lo que es el tiempo. ¿Y qué hay de la lealtad? ¿Y qué hay de las palabras? Esos cuerpos que ni siquiera se frotaban, solo se pensaban alterándose el uno en el otro, porque el uno era del otro y por sobre todo, eran el un por el otro. ¿Causalidad? Sí, de las casualidades. Los amantes porque se amaban, los amantes porque se sentían, los amantes porque se esperaban, los amantes porque por sobre todas las cosas eran el sol de medianoche, o quizás la luna de medianoche, la luna que crece, se llena, decrece y desaparece para después volver a estar y volver a empezar y volver a aparecer. ¿Y las lágrimas? ¿Qué hay de las lágrimas? ¿Y qué hay del ojo del final? Ojo, sí, es capicúa. Que puede verse al derecho y al revés, es un palíndromo, como Otto y Anna que son quienes cuentan y narran cada uno con su mirada (y no versión, porque no son versiones, sino visiones) sus vidas, como puntos de vista, y a su vez todo se da lugar en espejo, volviéndose siempre sobre sí, y nosotros, y a nosotros siempre devolviéndonos con magia, toda la atención brindada. ¿Real? Por demás, hasta sería hiper-real, hiper-realismo, pero del mágico. ¿Coincidencias? Las suficientes como quienes las tendrán en el camino de una búsqueda constante, de quienes navegan, de quienes vuelan, quizás sin destino fijo más que seguir, y una vez más seguir por inercia, en la convicción, en la sensación, en el sentimiento elípticamente onírico. Aparece y desparece el sueño alterándose, compaginándonos su historia, la de los amantes que aman el círculo polar, la de los amados que fecundan el sol de medianoche por primera vez, rompiéndose, entregándose al miedo, sonriéndose en pieles al sol que pernocta, amantes del sol sin despertarse, escuchándose, inocentes, cómplices en la valentía de la incondicionalidad confidente, y ellos, simplemente van.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ahhh....!!!
Me encantó lo del sol que pernocta.

4:10 p. m.  
Blogger Leo Moreno said...

Importan los nombres?
Las palabras?
Hijos del sol...
Ampones de fluidez.
Disce y escuche el mensaje erroneo del amor.
Ladestruccion del descubrimiento a osado con desvertirse.

2:05 a. m.  
Blogger Alma said...

Es tu voz la que escucho cuando leo tus palabras...

8:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

las palabras y los circulos,las causalidades...nose,estoy rara y casi sin letras despues de leerte, me gustaria poner lapava en mi cocina y decirte,queres unos mates? charlemos. envie un mail, nose si los lees. Flor.

10:05 p. m.  

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