sábado, octubre 04, 2008

Isolation

Emulo la sonrisa que busco, los ojos perdidos figuran formas detrás del telón y no hay telón, no hay salida más que desistir y nadie quiere salir de aquí, me gusta la música, es un concierto mágico, el principado se funde en el tiempo y las flores escriben por la mañana y por las noches el sueño es incómodo, hay algo que falta y no se sabe qué es (ilusorio), no creo en el desierto…

¿Dónde estoy? En el desierto. ¿A dónde voy? La firmeza flaquea, una sombra rasguea, una luz que flamea, es tan extraño, es extraño extráñote, el cuento acostado, solo un sitio que espera como el tiempo, el relato. ¿cómo es que el tiempo espera? Veo en los ojos el placer, la concentración del alma, es que hay que acostumbrarse al viento vos sabés, la quietud, las olas buscan moverse otra vez, la pureza. ¿Qué será la pureza? ¿La lejanía suficiente del sol para no evaporarse? Detrás de las cortinas el ángel vino a susurrar en tu oído, hay amor en el aire y vos sabés el encierro no es real solo la falta de fe y no quiero dormir sin la boca del aire, la voz me hace falta...

No quieren salir (de más) las palabras, buscan la calma y la paz del sol descansa y no sé de quién depende si no la vida, la incertidumbre descalza avanza y afuera está la calle y estoy hablando del aire que me atraviesa y si puedo pedirlo que sea sin piedad mejor dicho sírvanme dos mientras oigo aquí demás, alumbrado de flores, al borde en una mesa de madera y sí en el aire desfilan los olores. ¿Y en la mente? Como en la espera, un instante, un segundo, y renacen las voces, y los ojos despiertos esperan verte dormir, otra vez, como siempre, como antes, como nunca y después la invitación al tacto, es la piel que me llama, el eco de la luz, es la hora de volver a los labios el tacto, beso el aire y el dolor se va, el ardor no quema más, en el mar de fuego el tiempo no marca, digita y bajo el sol salgo a caminar, a buscar la sonrisa ya sin trip…

Y afuera está la calle y estoy hablando del aire que me atraviesa y si puedo pedirlo que sea sin piedad mejor dicho sírvanme dos mientras oigo aquí demás, alumbrado de flores, al borde en una mesa de madera y sí en el aire desfilan los olores, ¿y en la mente? como en la espera, un instante, un segundo, y renacen las voces, y los ojos despiertos esperan verte dormir, otra vez, como siempre, como antes, como nunca y después la invitación al tacto, es la piel que me llama, el eco de la luz, es la hora de volver a los labios…