miércoles, agosto 20, 2008

Emperatriz del sueño: Viento de amor

Despierto
y tu piel es seda
y tu boca es miel
y verás en mí el color real.
Tengo una voz que me canta al oído y me sublima.

Uno, dos tres.

Noche,
la noche,
si, es de noche,
la luna está otra vez en el cielo,
y el viento ya volvió de Caledonia
Nadie busca más que vos en mí
nadie busca más que vos de mí.
Atado a vos desde la construcción del presente,
el agua,
sentir el agua,
caerse al agua,
encuentro razones para declarar a la lluvia con nosotros.
El frío erosiona,
la fragilidad
pero los lazos metafísicos no son solos, no
el cuerpo, si,
el cuerpo y las palabras.
-¿Estás despierto?
- Sí, estoy escribiéndote.

Para volverte a ver,
siento el respiro,
el aire puro,
sin vicios
tu vos me hedoniza,
crujen las estrellas
y el sol se derrite en la profundidad de tus ojos
y el viento ya volvió de Caledonia
Corrí a buscarte en una canción
y al llegar el alba ya estábamos inmersos
por florecer con el sol en el verano,
viento de amor.
Un espejismo,
en la lluvia salir corriendo y desaparecer
perdido en el desconsuelo,
la desesperanza desesperada desesperaba,
volando a tocarte para despertarme
y el encantamiento era el juego
tocarte y desaparecer,
correr, correr, y las manos del agua
los ojos, la magia,
la llave está en tu lengua,
la verdad.
Una flor despierta,
me quita el sueño y todo lo que hago desde aquí,
miro la lluvia y te veo a vos,
te busco y ella me habla de vos,
te busco y ella me habla del nacimiento del sol.

Es un regalo, un cuaderno
paraíso inmortal,
tus piernas para mí en la cama roja,
de reojo,
y me acordé,
y asumo qué necesito
te necesito.

La sombra
la sima
se mira en la composición.

El tema de la palabra
las palabras,
la voz,
Todo, sí,
lo siento,
sentado a oscuras muevo el brazo
intento perpetrar todo esto que no puedo dejar de decir,
nada es tan secreto.

Te Amo.

-Sabés, nunca se lo dije a nadie.
-Pero…
-… las palabras como colores,
y yo pintando seguí el camino del cuero.
-¿Desnudo?
-Virgen de amor, cegado a sentir.

…y el viento trajo la luz del día
una noche azul en una mesa dispar.

-¿Cuántas voces?
-Y como dos o tres veces me perdí en los ojos,
en serio, estábamos en la cima y las palabras no eran ruido,
no llovía, la luna…
-Luna hay siempre.
-Ahora bien, no me acuerdo si la vi
pero si así fue, pasó inadvertida.
El hambre es terrible,
la sed,
la sed corta,
porque el hambre solo focaliza en el hambre,
y uno no piensa en otra cosa más que el hambre,
ahora, la sed…

Infinito.
Tan específico.

A los ojos:

-Las palabras iban a los ojos y todo nuestro,
todo a nuestro alrededor se hizo de noche y de día,
y de noche ya no mas tiempo,
y para qué.
-Claro, si el cuerpo volvió a sentir.
-Y el alma.
-Y el alma, floreció el aliento.

La sensación, necesidad.

-Yo quería estar en vos, sí.
Nació la flor.
-Volví a escuchar la voz,
los dos consumando la promesa.
-Y la proeza, quebrar la quietud.

Y así olvidé,
y así desperté
y abierto al encantamiento…
la libertad.

Dormir,
sí, quería dormir,
el calor,
cantar de nuevo,
cantar por primera vez
y a la vez el abismo,
la altura,
alto sí, estaba alto,
estábamos tan alto.
Ciegos.

-¿Qué esperábamos?
-No sé, vos viste cómo es esto, uno espera.
Uno no sabe qué, pero espera.
-Pero…
-Sí, esperábamos un quiebre, el contacto.
-Claro.
-Y sí, el hecho existía, era real,
las palabras éramos los dos.

Escandinavia.
Caledonia.
La Sima.
La Luna.
El Alba.
La Eternidad.
La eternidad es siempre, desde siempre.
La eternidad es siempre, para siempre.

La eternidad,
intensa y profunda eternidad:
Todo empezó un sábado a la noche
y las
y la voz
y el cuerpo
y el silencio
y la sed.

Todo a los pies.
Todos extras, sí,
pero nada de más,
nada sobra,
la perfección, la armonía,
verano,
Viento de amor.

Una casa.
Un hogar.
Un cuerpo.
Revivo esta vez,
y sí, estuve vivo,
estaba muerto
estaba muerto como todos,
miraba el sol y corría,
los ardores, las quemaduras,
la insolación.
(Metáforas)
Pegarle al cuerpo,
violación.
Sacrilegio:
Profanación de algo sagrado,
y no mi cuerpo, sino la sensación.
El mundo Idiotas.
…y así me fui a buscar el infinito,
la búsqueda del perfume floreció,
y tuvo lugar,
llegué un poco después,
sí, lo sé, pero ya estoy acá.
Vos no llegaste antes,
yo nunca llegué tarde.

La fe y el sur.
Viajo desvistiéndote.

-No puedo. (Digo y me reservo).
-Creo que tengo miedo a estar enamo…

La tormenta a nuestro alrededor y yo no quiero saber.
Yo solo quise dejar de hablar y contártelo todo,
y vos sabés, el diálogo.
Nos atravesó el silencio que fue el deseo,
y por sobre la mesa las bocas se encontraron.

Mi amor.
Volar,
me gusta volar con vos en el agua,
con vos nadar en el cielo
y la espuma,
y caigo, sí, en el amor salvaje
el hambre,
la furia,
el cuerpo,
la sed.

Quería tus piernas.
Quería que me mires.
Sí, el conjuro,
el trato.

-¿Pensaste que podía ser amor lo que había en juego?
-¿Te puedo escribir algo en la espalda?
-Sí, decime.
-Creo que te amo un poquito.
-Creo que me estoy enamorando de vos.

Verdad,
de fuerza total,
la miel llueve de los ojos.
De fondo
el fondo híbrido.

-¿Qué más da?
-Tenía ganas de hacerlo.
En serio.
-¿Como si nada de todo esto tuviese sentido en realidad?

(Me gusta cuando me sorprende).

-Es que es así, no es tarde.
-Estamos bien.

Revuelvo mientras tus ojos me ven
¿Qué hay para decir sobre la incidencia de las flores?
Realzan el color, gritan,
El pulmón se abre, se renueva
las líneas.
Definitivamente tenían que ser así,
lo musical es música,
una perla,
y no me preocupa,
un labio separa,
marca, digita.

¿Por qué?

Realmente no hay nada para ver,
fuera de todo esto el cielo silba.

Un amor,
el cielo aquí,
ya no más desierto de estructuras.

-Empecemos.
-No vine pensando en otra cosa.

Dulce,
calla sobre mí,
duerme
y vamos así a fundar de nuevo.
Gime,
sueña
y fluye el río del amor.
Espía.
Desnuda mis ojos,
desnudo,
seco.

Hay luna llena mi amor.
(Suave).
Caminando
caminándote despierto.

Pasan los días, el tiempo,
los plazos, el encuentro,
fortuna real.
(Paciencia)
No quiero que desaparezcas…
Vida,
no te detengas reina, no.
Recuerdo tu voz
la inmensa soledad,
ya quebrado digo,
no te vayas.
Verte es despertar la mañana.

El verso, un verso
y sí, hay letras
las letras están y no son el relleno del la música, no.
Tampoco la música se rinde a los pies de la voz.
Riega la impresión,
siembra,
sombras y desaparecer
el signo del sol
caminándote con un beso y te veo.
¿Cómo explicar?

-Despacio por favor, estoy matando al fuego.
-¿Confiás?
-Te amo.
-Nada nos apura aquí, no existe el tiempo.
Solos vos y yo.
-Y los cuerpos…
-Solos vos y yo.

El cuidado
el respeto y no por la distancia,
la destreza
el arte de amar,
el saber ajeno
develar el mal,
las cosas por su nombre.

-Ya casi estoy.
-¿El que habla es el cuerpo?
-No.
-¿Y entonces?
-Pero…
-Nadie sabe nada,
-Yo también tengo miedo.
-Yo también estoy aprendiendo.
-Gracia…
-Sh, silencio.

Afuera no hay lugar
adentro el sueño
no es el final,
una flor paciente
un reino.
Tu vientre, el sexo
la fuerza del sol
la pasividad.

En los ojos un jardín intenso.
En el espejo la transformación.
¿Cómo explicarlo?

-Ya estás adentro.
-Silencio me dijiste.
-Despacio.
-Perdón.

Escribir a la distancia,
irse,
volver
(Volver: para lo que hay que haberse ido)
y cuando se está solo,
más afuera sale todo
más adentro se está.

Cuidado,
con dolor.
Cuidado,
sin ardor.
Cuidame,
por favor.
Cuidame,
con amor.
Flores.
Florece el tiempo.
Flores en el tiempo.

Duerme la paz,
los cortes, un sueño descortés.

-Como el agua.
-Nuestro amor.
-La mañana.
-Quiero verte.

Las manos en realidad me tocan
los dedos atraviesan y flotan.

No digo.
No digas.
No es un regalo.
No es un silencio
No es un pan de miel.
No es un desafío.
No es una señal.
Es amor,
la fuerza más grande.
Es un gesto.

-¿Ya estás?
-No, me falta un poquito.

Navegando en las sábanas,
el juego del olimpo reina con ojos de ensueño.
¿Dónde estás?
¿Dónde tus ojos?
Aquí tu cuerpo.
Veo cómo me tiembla la mano
el pulso se va,
desequilibrio.
Tan fino el trazo
caminar despacio,
levitándote
despierta
amanecida
el hambre
el calor
el sueño.

Mal sueño:

-Ya está, solo fue un sueño.
-Nada más que un mal sueño.

Tiembla,
respira la calle acostada, sin mirar atrás.
Quiero estar con vos ahora.
¿Dónde estás?

-Sé que estuve ahí, por eso no quiero volver.
-Los fantasmas ya no existen.
-Llevame por favor.
-Vení conmigo.

Hay un momento, es un lugar
los cuerpos se chocan y el estremecimiento nos amalgama,
la sensación,
es como el agua
nunca dejé de volar, y al estar ahí,
no quiero dejar de hacerlo
no hay más dolor,
de verdad.
Nada desaparece,
todo se suspende alrededor.
Emperatriz del sueño:
Volviste.




1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Quiero leerte,
quiero escribirte.

¿Qué era tan difcil?
Digo,
Difícil.

Hoy no soy más que el eco de las palabras de ayer, alumbrándome.

11:41 p. m.  

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