Atravesados por el viento.
Frío, distante
y no está mal si te sienta el aire
o te gusta estar parado.
Quien habla de vos es tu voz
comodidad innata
extracto de silencio y perversión,
la segunda postura en singular.
Es más cómodo jugar en las sombras de la niebla,
disipar los milagros del camino y sentirse distancia.
(En distantes regalos que no gimen sino en sueños).
Todo el mar se abrió desde los ojos del sol:
Llueven porque el tiempo pasó
esperaban la espera y la profecía cedió,
no sabían cómo empezar.
Despacio:
Espacios y tiempos.
Infinitas aguas absurdas de luz.
La luna secó sus mares
las manos falsas nunca tocaron más que el aire,
la vida espía,
la vista en sepia.
Se fueron del tiempo y dejaron dicho:
“Los viejos ya no están, nosotros no seremos lo nuevo”.
Suena la calle que no importa,
y los sabios…
los labios nunca jugaron
y los labios…
los sabios nunca tuvieron fe.
Yo tuve un sueño, una visión animal,
cayeron del cielo los ángeles testigos.
Nadie quiere poemas
solo poesía que ruge desde el mar,
solo aires alcohólicos que vanaglorien el mal.
Y otra vez,
el reclamo de la suerte aflora
son siniestros los silencios en el aire.
Desde acá nada importa ya
en París o Venecia Dante se hunde entre Teller y Hellene
y el no entendimiento se va en creencias,
la fe se derrama en una lágrima
el llanto ni siquiera es distancia
y la libertad incrédula no vive
la ingenuidad pasó de tiempo y los lobos ya no aúllan en soledad.
¿Cuán salvaje puede ser mi voz?
¿Es porque hablo despacio?
¿Es porque en el humor no hay espacio?
¿Es porque en el espacio no hay amor?
Porque en peso muerto no se está muerto, simplemente se estima estarlo, digamos, el cuerpo pesa, el cuerpo pesa en exceso, el cuerpo pesa por demás.
A orillas del sueño,
arrodillado de espaldas.
Mal dormido.
Sí durmiendo mal,
incómodo al dormir,
incómodo para dormir,
si, quizás, pero dormir…
Dormir quizás es lo que no hago, entonces digo,
que se yo. Por ejemplo, soñar.
Soñar es otra cosa.
¿Se puede dormir sin soñar?
Quizás sea que uno no lo recuerda,
de todos modos no es eso lo que a mí me importa.
No pude dormir, otra vez no puedo.
La noche es largamente eterna y flexible
pero no se parte, no
pero no se quiebra,
y el cuerpo cansado duele,
y el cuerpo cansado pesa,
y el cuerpo cansado me duele y me pesa.
Despacio camino,
camino al espacio vacío
esquivo las sombras, la falta de luz.
No pienses de más,
jugando a jugar en el sueño
vivo destilando magia
en pétalos que gimen cayéndose.
Mucho tiempo.
Muchos años.
Mucho viento.
La muerte despierta desafiando al sueño con los ojos
y las piernas se adormecen,
de espaldas el terror aprueba,
camino cansado
y el peso…
el sol me duele en los ojos
la luz encandila.
Dos, los dos.
Encandilados…
los candiles incandescentes
candente y acaudalada cadencia
de dos,
de a dos, los dos.
Lejos,
dentro de las sábanas
un remolino se va
descalzo, dormido.
Yo no dije que no fuese así,
en realidad no me despierto porque no me he dormido.
Camino despacio y salto al vacío
vuelvo en la aceleración para caer,
no voy a rendirme.
-Persisto.
-Resisto.
Insisten.
Sueño:
El sueño no me seduce,
no me atrapa,
solo tu voz y las piernas
los ojos están en el todo
como el cielo arremolinado
como la calle que ruge cómoda y cansada
los ojos están en el todo
y en el cuerpo (viento) no tengo miedo
me duermo envuelto y sueño.
Abanicos en el corazón y no amanece
el silencio clama, espuma verbal
rabia condenada que suena y resuena
condensada de espaldas
la palabra.
La carga arremete al cuerpo que gime dormido,
la ira relame la nuca
los brazos agitan el aire.
Alas,
las alas del sueño.
Ensueño abierto y absurdo
detrás de la ventana el sol
y aquí dentro solo nosotros,
solos, nosotros,
todos, nosotros
enredados, enamorados.
¿A dónde van a buscarse?
¿A dónde voy?
¿A dónde voy a buscarme a La Luna o a Marte?
La noche desvelada
descalza me toca y te abraza
mía la voz.
Florece del sueño el encierro abierto
solo mares al viento
ya no hay desierto.
Quien no respeta:
Silencio.
Como en primavera.
Abierto.
Hambriento.
Desierto.
Primavera en años luz
desorden de los sentidos,
cercana desde el fin
la sombra no arremeterá
solo la voz,
solo un jazmín
como en primavera
el amor
el dolor
el calor
el como en años luz
desorden de los sentidos
dentro de mí
mi voz una casa
tu amor una danza
los ojos profundo,
el viento.
¿Cuánto más?
Alguna vez rociaré la flor
enceguecido(s) por llegar al sol,
desnudos, descalzos.
La piel se tensa.
Tiempo. Distensión.
Despacio.
Distensión de espacios.
No, la desesperación no espera,
y un sueño envuelto
y atravesados por el viento
el cuerpo se moja, se hunde.
Lluvia que nace de la flor
las raíces se nutren,
la vida en el aire.
Mis manos testigos de un cielo animal que no alcanza.
Tus ojos espías de un sueño real que hoy avanza.
Balenos danzantes bifurcan el mar, la tormenta se va.
Decoro en el aire, el amor y la sangre, intuiciones que nacen ya.
En el campo las nubes desnudan al sol estrellándose.
Las guirnaldas florecen poesía primal deshojándome.
Los silencios sacuden al viento y el alma se estremeció ayer.
y no está mal si te sienta el aire
o te gusta estar parado.
Quien habla de vos es tu voz
comodidad innata
extracto de silencio y perversión,
la segunda postura en singular.
Es más cómodo jugar en las sombras de la niebla,
disipar los milagros del camino y sentirse distancia.
(En distantes regalos que no gimen sino en sueños).
Todo el mar se abrió desde los ojos del sol:
Llueven porque el tiempo pasó
esperaban la espera y la profecía cedió,
no sabían cómo empezar.
Despacio:
Espacios y tiempos.
Infinitas aguas absurdas de luz.
La luna secó sus mares
las manos falsas nunca tocaron más que el aire,
la vida espía,
la vista en sepia.
Se fueron del tiempo y dejaron dicho:
“Los viejos ya no están, nosotros no seremos lo nuevo”.
Suena la calle que no importa,
y los sabios…
los labios nunca jugaron
y los labios…
los sabios nunca tuvieron fe.
Yo tuve un sueño, una visión animal,
cayeron del cielo los ángeles testigos.
Nadie quiere poemas
solo poesía que ruge desde el mar,
solo aires alcohólicos que vanaglorien el mal.
Y otra vez,
el reclamo de la suerte aflora
son siniestros los silencios en el aire.
Desde acá nada importa ya
en París o Venecia Dante se hunde entre Teller y Hellene
y el no entendimiento se va en creencias,
la fe se derrama en una lágrima
el llanto ni siquiera es distancia
y la libertad incrédula no vive
la ingenuidad pasó de tiempo y los lobos ya no aúllan en soledad.
¿Cuán salvaje puede ser mi voz?
¿Es porque hablo despacio?
¿Es porque en el humor no hay espacio?
¿Es porque en el espacio no hay amor?
Porque en peso muerto no se está muerto, simplemente se estima estarlo, digamos, el cuerpo pesa, el cuerpo pesa en exceso, el cuerpo pesa por demás.
A orillas del sueño,
arrodillado de espaldas.
Mal dormido.
Sí durmiendo mal,
incómodo al dormir,
incómodo para dormir,
si, quizás, pero dormir…
Dormir quizás es lo que no hago, entonces digo,
que se yo. Por ejemplo, soñar.
Soñar es otra cosa.
¿Se puede dormir sin soñar?
Quizás sea que uno no lo recuerda,
de todos modos no es eso lo que a mí me importa.
No pude dormir, otra vez no puedo.
La noche es largamente eterna y flexible
pero no se parte, no
pero no se quiebra,
y el cuerpo cansado duele,
y el cuerpo cansado pesa,
y el cuerpo cansado me duele y me pesa.
Despacio camino,
camino al espacio vacío
esquivo las sombras, la falta de luz.
No pienses de más,
jugando a jugar en el sueño
vivo destilando magia
en pétalos que gimen cayéndose.
Mucho tiempo.
Muchos años.
Mucho viento.
La muerte despierta desafiando al sueño con los ojos
y las piernas se adormecen,
de espaldas el terror aprueba,
camino cansado
y el peso…
el sol me duele en los ojos
la luz encandila.
Dos, los dos.
Encandilados…
los candiles incandescentes
candente y acaudalada cadencia
de dos,
de a dos, los dos.
Lejos,
dentro de las sábanas
un remolino se va
descalzo, dormido.
Yo no dije que no fuese así,
en realidad no me despierto porque no me he dormido.
Camino despacio y salto al vacío
vuelvo en la aceleración para caer,
no voy a rendirme.
-Persisto.
-Resisto.
Insisten.
Sueño:
El sueño no me seduce,
no me atrapa,
solo tu voz y las piernas
los ojos están en el todo
como el cielo arremolinado
como la calle que ruge cómoda y cansada
los ojos están en el todo
y en el cuerpo (viento) no tengo miedo
me duermo envuelto y sueño.
Abanicos en el corazón y no amanece
el silencio clama, espuma verbal
rabia condenada que suena y resuena
condensada de espaldas
la palabra.
La carga arremete al cuerpo que gime dormido,
la ira relame la nuca
los brazos agitan el aire.
Alas,
las alas del sueño.
Ensueño abierto y absurdo
detrás de la ventana el sol
y aquí dentro solo nosotros,
solos, nosotros,
todos, nosotros
enredados, enamorados.
¿A dónde van a buscarse?
¿A dónde voy?
¿A dónde voy a buscarme a La Luna o a Marte?
La noche desvelada
descalza me toca y te abraza
mía la voz.
Florece del sueño el encierro abierto
solo mares al viento
ya no hay desierto.
Quien no respeta:
Silencio.
Como en primavera.
Abierto.
Hambriento.
Desierto.
Primavera en años luz
desorden de los sentidos,
cercana desde el fin
la sombra no arremeterá
solo la voz,
solo un jazmín
como en primavera
el amor
el dolor
el calor
el como en años luz
desorden de los sentidos
dentro de mí
mi voz una casa
tu amor una danza
los ojos profundo,
el viento.
¿Cuánto más?
Alguna vez rociaré la flor
enceguecido(s) por llegar al sol,
desnudos, descalzos.
La piel se tensa.
Tiempo. Distensión.
Despacio.
Distensión de espacios.
No, la desesperación no espera,
y un sueño envuelto
y atravesados por el viento
el cuerpo se moja, se hunde.
Lluvia que nace de la flor
las raíces se nutren,
la vida en el aire.
Mis manos testigos de un cielo animal que no alcanza.
Tus ojos espías de un sueño real que hoy avanza.
Balenos danzantes bifurcan el mar, la tormenta se va.
Decoro en el aire, el amor y la sangre, intuiciones que nacen ya.
En el campo las nubes desnudan al sol estrellándose.
Las guirnaldas florecen poesía primal deshojándome.
Los silencios sacuden al viento y el alma se estremeció ayer.
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