sábado, mayo 19, 2007

Solipsismo

Y yo desde aquí cargo y reto al anonimato, desafío al vértigo que también padezco. Creo en la inspiración. Creo en las estrellas, creo en el sol, rezo por mí, y rezo por saber de mí, la insatisfacción, la derrota como tal hay que saber asumirla. No me declararé vencedor aún cuando sólo sea un vencedor vencido. Hay un encuentro, como los habrá tantos... El barro en las palabras y el miedo a salir del espejo de una vez por todas. Hay que salir a atravesar el jardín, otra vez padeciendo a los enanos en el túnel, otra vez el riesgo físico se interpuso como dolor. Cuánto tendrá que ver el vértigo en todo este circo. Cuánto tendrá que ver la luz. Cuánto tendrá de esencia el mundo ni bien se entienda la entrega como tal, y no como recompensa. La sensación de dolor y la soledad, las palabras como flores que decoran bocas hambrientas, florecen aires de otoño que iluminan con un simple gesto. Hay un karma, es un karma. Las heridas se abren sí, y los recuerdos son ahora y siempre, el poder de convencimiento. Caer es una buena metáfora, quienes se apoyan en ella carecen de la posibilidad de subir, siempre están a la espera del rescate. Sí me incendio en palabras. Sí me incendio en dolor. Sí me incendio en sentir y no poder graficarlo. Sí me incendio en la búsqueda. Yo también quisiera poder decirlo. Yo sé que voy a decirlo. Yo creo en la interpretación y en algún punto deseo la felicidad como la reciprocidad, aún en la pertenencia a la distancia. Con los ojos cerrados estuve en la luna durante dos noches. Con los ojos cegados vi la historia en un túnel. Con los labios cansados relamiéndome la idea de la felicidad y la muerte como desconcierto y la pura definición. Aprehendan quienes lean esto. Resístanse a contestármelo. Resistan y comprendan, tal como yo no puedo hacerlo, a los comentarios alternativos, alegóricos. Sin luz tuve que estar, sin más música que el silencio y la incertidumbre misma de esperar que cese el dolor. Estoy en una casa sin ventanas, vivo en la necesidad de volar, en parte quisiera poder dejarme caer. Mí soy. Tras el velo respira el sol. Percepción en el cielo del infierno, éste habito es propicio para el enlunamiento propio y colectivo. Descúbranlo. Llueve tras el telón incluso por el miedo a dejar de actuar. Error. El sueño es eterno y el sol... es parte de la pertenencia. Nunca nada frente al tiempo, ecos que responden desde el fondo, sombras y luces que iluminan desde el mar. El lugar, tu lugar. Podés guiarme, soles hacerlo, sabés hacerlo. ¿En qué frecuencia estás? Tengo fe y creo en las conjugaciones. Hay luz aquí otra vez y en este retorno estoy recomponiéndome desde el lugar donde nunca comencé a componerme. Hay por ahí en algún lugar una cabeza que arde, una masa encefálica que padece el castigo y la presión de no sufrir represiones sobre la libertad de navegar en el terreno de los sueños aún en el panorama real sin respetar las leyes oníricas en la tierra de la razón. Es el cansancio, el hastío y la sobrecarga de roles que no condicen con el protagónico. Una infinidad de voces también se agotan en el sur incluso en el filo de la razón como un naufrago de sueños impúdicos interrumpidos por un golpe en la cabeza como símbolo del despertar. El monumento una vez más no está permitido para la exhibición salvo claro para una exhibición de acordes, parece ser que el ardor no es en este caso el temor sino más bien la imposibilidad de controlar los sueños dormidos. La mirada perdida y penetrante en el desconcierto de poderes claramente establecidos y delimitados en ser la luz o simplemente la luna para justificar la existencia del sol. Un cuerpo fatigado de sentirlo todo hasta la última gota de aire, exprimiéndose incluso por el desastre que pueda detonar el pronunciarse como símbolo, como estrella fugaz iluminando el cielo. La velocidad y la furia, en la destreza de las letras asumiendo la retención de los lugares propios vistos tantas veces como necesidad de no pensarlos, nos hizo estar ahí. Pétalos ausentes en el tallo de la historia. Vine a decir esto. Yo ya no me encargo de nadie. Esto soy yo, un eco, la resonancia. En mí, el dolor y las agujas que en la vejez de los espejos cargaré conmigo incluso en el desayuno recetado por aplacar el displacer en dosis prolongadas. Sin memoria el contexto, al tiempo, voy a cargármelo en tiempo. Me gustan las manos, y me gusta la lluvia. No me gustan las manos ajenas a la lluvia sobre todo cuando las lágrimas reflejan otro tipo de dolor. Síntesis, carezco de este poder. Una vez más, para hacer nada simplemente así como para el encuentro me bajé, me bajo también para el aviso. ¿Voy a dormirme tranquilo hoy? Intentaré dormir por sobre todas las cosas. No saben lo que late mi jardín en este momento. Un túnel se figura como fantasma en la misma presión por no dejar de acotar como agente al menos. El vértigo es recurrente dijo la magia hace un tiempo. Respuesta: Es el sentimiento que tengo, temo a la altura, de verdad. Volar, sí me gusta mucho, tengo miedo que mis alas se desarmen llegando al sol, o la espuma del agua me hunda buscando al sol en la estrellas del alba. Perderme, eso sí. Cuán bueno sería poder perderme en la satisfacción. En las grietas del espejo arde el aire cuando se avecina el desierto. Otra vez a navegar en un océano de arena.








Está bien. ¿A dónde vamos?
Está bien ¿Qué vamos a ver?
Está bien ¿Vamos a volver?
Está bien ¿Sabés cual es la respuesta?
Está bien ¿Todas las voces son predecibles?
Está bien ¿Todas las voces son prescindibles?
Está bien ¿No vas a contestarme?
Está bien ¿Sólo cuenta la interpretación?
Está bien.


...flores y espinas que rozan con frialdad el consuelo de soñar
un pétalo en esa boca desierta, el perfume del terciopelo...








Las manos cansadas de llorar sangre y por eso entiendo el color en el devenir.
El primer recuerdo es el tiempo.
El segundo recuerdo es la suposición.
El tercer recuerdo las últimas palabras.
-No necesito de verlo.
-No creo en ello.
Sueños sí, tengo muchos.
Cuántos salvajes que corren como trenes.
Cuántos magos, reyes de la ilusión








Tiempo.







Paz. Paciente.
La paciencia cae como una lagrima.
-Todo lo que necesitamos es-







Disforia: Sentimiento desagradable; estado general de disgusto, intranquilidad, depresión y ansiedad. No euforia.







Volviendo a mí, vos sabés que debería reconsiderarme.
Dije una vez que esperaba decirte que…
El sabor revienta contra las cuerdas
y la lengua se relame puertas para adentro
las cortinas flamean al viento
el cuerpo se retuerce sobre la luz.
¿El tiempo carece de euforia?
No, el reconocimiento de, no implica la pertenencia
sí paciencia, sí tiempo.
Voy caminando y veo a mi alrededor que las ventanas se agitan y yo te necesito en este tiempo.








¿Nunca pensaste que necesitabas algo?
¿Nunca sentiste que necesitara algo?
¿Nunca deseaste que necesitara algo?
¿Nunca jugaste a que necesitabas algo?
¿Nunca quisiste necesitarme para algo?








Desalineado. Desencontrado.
Párpados viciados de libertad.
Ojos enfermos que buscan luces.
Siento en mi boca el sabor de una fruta.
Huelo en mi cuerpo una sombra que se apiada con soltura de la situación.
La fiebre y la voz.
Mi cabeza juega y ya no juzga.
Mi cabeza.







El ritmo de la improvisación digita comportamientos y vomita sensaciones que se liberan al abrir las puertas. El sentido de pertenencia es ajeno incluso para el autor. La búsqueda del por qué y la asimilación de la construcción como algo propio categorizándolo es también una cuestión de tiempo. Releer y re pensar. A cierta velocidad la pausa y la revisión encuentran quizás la miel primera y desnudan de una vez la magia esencial sobre la cual fueron fundadas las bases. Aquí y ahora, a la distancia, todo cobra sentido. El cielo en tus ojos más oscuros, la nostalgia y el deseo. La lágrima de la emoción y el agotamiento físico en la entrega por sentirse parte y poder sentir hasta la última gota de aire. Una vez lo dije y aquí lo repito. No te salves!
¿A dónde vamos?








Entrando en trances de palabras, las llaves en los labios y colores inmortales como lazos y relámpagos, iluminamos nuestros cielos y la reciprocidad fundida en la intensidad. Será mejor no dejar que los gritos se vayan, el recuerdo vuele. Presos del pasado no para volver sino para saber que estuvo y que estuvimos ahí, por cierto… ¿Cuántos morirían por volver?








La primavera en los labios aún en este otoño tribal, asesino de sueños sedientos por verse florecer en cuerpos inocentes, presos de sus palabras y deseos incomprensibles, encriptados en códigos dormidos ante los ojos, ciudadanos ilustres de este jardín donde el sol amanece por palabras. Labios de primavera en este otoño tribal.








Volar al fondo
encenderse en el mareo,
sin descanso.
Quiero bucearte así.
Quiero volar y recorrer el río de la vida
mirarte a los ojos y dibujar la historia
ver mis lágrimas en tus ojos
tu vientre y una mariposa
un acorde universal.
Quiero gritar en el mar
naufragar en tus manos hasta el futuro.
No tengo respuestas.
Nunca te vi llover.
Nunca te oí gritar.
Nunca toqué el cielo con las manos.
Quiero volar al fondo.





La sinceridad en los sueños
la pasión por deshacer la memoria.
Yo creo en la locura.
Yo respeto a la locura.
Yo temo a la locura.
La cadencia está aquí.
Las incoherencias adentro, bien adentro.













































Vértigo: Trastorno del sentido del equilibrio caracterizado por una sensación de movimiento rotatorio del cuerpo o de los objetos que lo rodean.
Asombro!
En tus palabras el espíritu descriptivo de la improvisación. Pienso en el estruendo dulce con suspenso del relato.
Esa capacidad de caminar sobre el agua como un navegante, ésta es la sensación al oír el fraseo que condice al silencio.

El mapa, el camino de un tren subterráneo que retiene y amplifica un sonido puro y mágico.
Fe.








Prender la luz,
enloquecer en ráfagas nocturnas impregnadas de placer,
en la calle sobrevuelan los fantasmas
y los jinetes arden
y encienden el peligro ante los ojos sucios de sueños...

...las palabras.

4 Comments:

Blogger la Editorial said...

extraña la conjunción de las oraciónes, siempre me resultó difícil relacionar tantas metáforas juntas, pero la idea del vuelo y la pregunta final se entiende clarísima. pero me asombra cómo te vas de una redacción lineal a un conjunto de metáforas de no más de una oración o dos, ese hábito es difícil de seguir, pero una vez entedido se vuelve interesante

por volver? la misma cantidad que se va, la cuestión es: a dónde?

3:38 a. m.  
Blogger Ezequiel Wolf said...

releelo ahora
ahí va la respuesta!

3:42 a. m.  
Blogger Leo Moreno said...

Y en estas estaciones dejaste regada el alba de preguntas inquietas...
uh! la velocidad es el espejo firme del dolor...
ya no existe el mar, que eclipse el pariso en los bosques de la inmensidad.
y se que vos...te atreves a decir que vas mas alla..desmenuzandote en jardines y tiempo, y vas a escribir y escribis tu tango tango y tu requiem fatal, al deshacer de una vez tu cuerpo...no existe paraiso singular.
no existe el mar, pero si la primavera, y estas palabras que son como fusiles de terciopelo.

2:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El prisma. Abierta la circunferencia, es suavidad pura la que pincha.
Tu torre.
La imagen no es real. Pero la imagen lo es.
ciento quince litros de besos!

1:19 a. m.  

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