sumergiéndote en mi inferno*
Si pasa el tiempo, siempre pasa. El tiempo es tiempo como tal, la espera, la dulce espera, la amarga espera. Al otro lado del mundo, los movimientos se mueven y el sol también, y anochece y la bruma descansa para seguir y dar amor y dar la sangre y ver si dios descansará tan solo en alguna garantía que tenga valor para muchos más que dos y que las voces sospechosas que quieren verse así, libres candentes, cansadas se vean y celebren el lugar, tiempo falta y tiempo y fe, y la inexactitud histórica y la entrega, y la materialización y el resentimiento, y la espera y las esquinas, y las asperezas, y el espasmo de no saber qué hacer, y la falta de aire, y los latidos y los silbidos, y los honores y el horror y los calores y el color, y los sueños y el terror y los lazos y el amor y el deseo y el cinismo y la sangre y el color otra vez y las manos y los pies y la espera y los ojos vivos, y la mirada virgen y las ideas llenas de barro y las esperanza mojada y la desilusión húmeda y la vuelta sin pares y la necesidad y la desesperación y la nulidad total en la fe propia, en los ojos ciegos, en la razón pura, en la pasión pura, en la sangre entre los dientes, en las manos sedientas de la venganza, en la victoria en pos de la virtud, en el beso abierto sin luz, en el brillo desprovisto de magia, el tiempo pasa, el tiempo está, el tiempo existe siempre, el tiempo va y las miradas se cruzan una vez más y la maldita espera, y la liberación de un cuerpo, la posibilidad de unificar una sensación y complementar la idea también en un cuerpo es la deificación en parte, el ritual, el sacrificio será la pregunta siempre, en este caso la duda, la incertidumbre por el qué será y las historias frustradas, mártires idealizadas en huesos llenos de barro como los puños y la sangre llovida y mojada y la declaración de los juegos como sueños podridos y la súplica de una nueva lluvia y el remordimiento la desatención y el despegue y la desvinculación suplicando el llanto una vez más para remover el barro y desenterrar el cuerpo fósil, ella dice que él está vivo y él dice que sí, en mis ojos todos viven una vez más, todas las voces en una y en mil voces ¿una voz en mil voces? grandilocuente, sí, ¿vos sabés donde podría ver esta imagen? solo ver hacia atrás me dijo y no hay luces que digiten el comportamiento ni tampoco la posibilidad del ascenso, más bien un estancamiento constante y una rivalidad en el enfrentamiento del desgaste tan solo sentencia el descenso y así la imposibilidad de escindirse a uno mismo, la fuerza siempre una implosión y la colisión es tan solo el desliz, la desatención, tampoco vi que estés tan atento en realidad, solo te veo girar en tu burbuja desplazándote dentro, víctima de las fuerzas, y con el tiempo también la sorpresa la dialéctica, el paso del tiempo, el medio como la unión de los extremos, sí, otra vez, por qué, quizás porque es la desatención y la posibilidad de escindirse entonces de cuestiones que debieran ser aprehendidas al cuerpo, como carne , como apéndices que no irán a quebrarse más que en la deformidad de desarmarse en la crítica paranoica, y la piel que siente por más como la corteza, como el manto de luz y pureza, y la muda, y el derramo de vida, y la capacidad de secarse al sol y relucirse entre las mierdas la flor, el color, la voz, tu voz, mi voz y el silencio en esta soledad.
2 Comments:
La pesadez anuciandose alunada sobre el sol.
Reclamando y recalcando cada preciado instante del alma.
Hice un túnel para escapar del tiempo, un instante.
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