lunes, marzo 26, 2007

Te lo prometo

Yo escuché al viento silbar tan hondo que mis huesos temblaron y el alma sintió el resplandor.
Viendo como las flores crecen en este otoño diría tantas cosas...
Estoy enamorado mientras la yuxtaposición de imágenes encandila con burdos deseos de ser simplemente un ladrillo en esta casa.
Caían los pétalos de tus ojos cansados.
Cuánta ignorancia.
¿Dónde los por qué?
La impunidad decora este infierno incluso sobre la tierra que tantas veces anhelo nos sirva para bañarnos y poder hacer.
¿Qué vamos a hacer?
Las flores no saben llorar,
pero las gotas no eran de miel.
¿Quién te hizo eso?
¿Por qué?
Cae del árbol el fruto, semilla de la consagración en pos de ser y elevar el arte tanto como el mismo público sublime se embarre y mame la savia musical y lírica en su sentido más poético y genuino desde su surgimiento y asentamiento alimentándose incluso del bastión onírico de posibilidades y artificios del relato para así consumar el deseo en copulaciones profundas y esenciales, en canciones que llegan y estallan en el fondo del alma y la mente resonando por mis letras cómplices en el terreno de la consagración y éxtasis. La búsqueda de un estado en el que cada uno brille perpetuando así el orgasmo de la creación.
Tu alma se pierde en la velocidad de la búsqueda
el tiempo no pasa
el aire no alcanza
el verbo no conjuga
la vida no vive
la espera no cesa
el fruto desangra
los labios no sienten
el fuego se enciende
las sombras no vuelan
el cuerpo se abre.
Ver el riesgo de salir a ser
pasos que son
labios que dan
golpes que ven
gestos que van
viendo el dolor
y al final nació tu voz.
Otoño en los huesos y los ojos en sepia, nostalgia y melancolía.
Estoy volando.
Estoy cayéndome.
No tengo ni lágrimas para ser lluvia,
tanta impotencia...
Sentí emociones masivas.
Quiero irme.
Necesito mi aire.
Devuélvanme mi mar,
quiero sonreir.
Estadio entre los extremos y así complementario al florecimiento las hojas se resecan y comienzan a caer.
La ciudad despierta fresca y las ventiscas corren por los cuerpos que vuelven a ser.
Caen las alas del deseo que tejimos en palabras las distancias y el color que prometiste al cielo
¿Te gusta la lluvia? No me dijiste.
Jugamos a la rayuela, tierra o cielo al menos una vez.
¿Qué más da?
Utópico, otra vez simplemente un sueño!
Un lugar para perderme.
La sangre vibra y es el color de la furia en los labios del tiempo.
Pensando en la pregunta tu respuesta y tus ojos.
El sol, la luz y el brillo como un arte, ¿De magia?
De verdad.
Quien quiera que fuese el que abrió la ventana seguro sabía que ahí estabas vos.
Eran los años 60 en sus ojos teñidos de rouge y el vino regaba sus cuerpos con flores y pétalos de luz
Retazos en el aire de Baires y la velocidad de los cuerpos desarma el fraseo del alma
La calma corre, busca el eclipse espiándose.
Llueve al igual que en tus ojos.
Quiero abrir el cielo, quiero vivir sin calambres.
El viaje demencial se vuelve un hito.
La flor es un sueño, mí sueño.
Desvaneciéndote sonabas impotente.
Intranquilo.
Variedad infinita de estilos y todo aquel que lea será rey en su propio reino de mente, el pétalo en cambio piensa en mí.
El cielo llora y sus labios llueven.
Quiero comerme al sol y a tantas promesas…
Carentes de magia las cartas deslizan cinismo y las espadas idiotas ríen sin ser.
No tengo sueño, pero quiero soñar.
Sueno en mi mente y dibujo historias.
Quiero verte soñar. Quiero dormirme regándote.
¿Llegamos tan lejos como nuestro dolor nos lleve?
No entendieron nada.
Cierro los ojos en esta noche.
Una flor y esa foto por siempre.
En un abrazo te fuiste y simplemente nos vimos tan profundamente…
nunca pude aprender.
Aprehendeme, llevame tan alto como tu polen te germine el espacio y el tiempo.
Estoy enojado incluso como burbuja.
Si supieran que la gloria no se viste ni se dice…
las coronas no son proclamas propias, tampoco el respeto ni el reconocimiento.
Quienes digan que esto no va a ningún lugar tienen la llave, pero ninguno sabe la puerta.
El silencio.
El silencio no es una puerta y la energía que circula está penosamente cargada de odio.
Fábulas.
Mirarte y ver.
Flores, revolución.
El alma y el cuerpo.
Tu nombre y el viento.
Deseo tan sólo que no seas imbecil y pidas perdón.
Yo también prometí cuidarte.
Yo también te quiero.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Cuantos años bastaran, camninar por horas?
en tu alma solo hay un hermosa aura roja.

12:23 p. m.  

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