jueves, febrero 22, 2007

Noche

Y amanezco en gritos sordos, mecanismos de descarga en los que la lluvia forma parte de la implosión con claros destellos de sensibilidad en el área material, cómo la misma metáfora en la que el destino pueda buscarse en la intelectualidad como la intelectualidad en sí y aquí, es donde lo inteligible reluce incluso por su brillo propio respirando un aire viciado y cansado de ser, en busca de sus propios límites, de los temores, de los aullidos y gritos profundos que se resguardan a la espera de ver el sol, de ser la luz. Vi tu cuerpo en la claridad de la noche y las palabras se perdían en el aire. El tiempo, la locura, la casualidad. Caminé en busca de tu voz y ahí estabas compañera, dispuesta a cambiar unas palabras. Tiznaba el aire de la noche toda la historia materializada en ella. Cuántos eslabones en noches de melancolía… y ahora que arden los fuegos de las sombras tengo el recuerdo fundaste en mí, vértigo de las postales del alma que silban melodías puras, inmortales en el recuerdo. Desnudo en el vacío donde truena el cielo ante las flores que nacen y dan nombres, hijos y poemas a la espera del sol bajo la luna empañada por nubes con ganas de llorar. Brindo por el momento de actuar en la noche, en el paraíso donde me busco y espero un espejo atónito allí, a la espera de siempre estar con mi forma, con un grito inmortal que cubra el cielo y te encuentre y me escuches sabiéndote parte de la historia. Actriz en los jardines incluso de la causalidad, pétalo divino que riegas este jardín. Ciudad de muertos vivos donde mi sombra baila y al final el sol y la luna hacen el amor en los sueños, no entiendo incluso frente a la pared. En la ciudad hay jinetes que circundan los espacios recónditos del alma con besos y boletos para viajar, para soñar, para enfriarse en el infierno, desafiando a la armonía, desafinando a la vida, en busca del infinito. (No la pierdas) Libros que cantan al borde, libros que aúllan por el miedo de vivir, de sentirse sordos, solos, sin amor, con imborrables destrezas que inundan de sensaciones el ahogo preciado del sentir, girando en las ruedas que pulverizan todo en el contacto de tus ojos con los míos, en las palabras. Allí donde sin definiciones simplemente soy, simplemente voy, simplemente buscando, simplemente oliendo, simplemente aullando, barcos que desfilan por las aguas, por mundo imaginarios donde las vidas personifican millones de vidas ajenas enroscadas en uno. Ni la frase del corazón podría alertarme ahora, espía en el tiempo en el que estoy sumido, perdido y así, me desintegro en mis palabras que me ahogan partiéndome, ardiendo como actor principal de mí propia obra, (que tampoco es mía), sensaciones profundas en las que me duermo y me pierdo, me esfumo y ratifico que los jardines son inmortales. Pasajero en el desierto de los impulsos destrozo mi voz y doy lugar al silencio. Hoy sólo mi cuerpo está aquí. Mi mente y mi alma navegan buscándose. ¿Qué buscan? Ahí, mirándonos con los ojos bien abiertos, intimidándonos hasta matar el pudor y frotar los labios y tu boca enferma. No soy un fantasma. ¿Viajaría? Quizás… Te amo y quiero hacerte el amor. Ser tu ciudad y tu revolución. Que me hables y me preguntes. Que me atosigues hasta que me falte el aire y mientras trato de escapar y saco a relucir mis alas con vos ya esté volando y me recites “ni bien los ángeles destellen su voz, despreciarán sus alas”. Su voz, mi voz (diamante del cielo). Tus brazos se abren en mí, tus piernas (una señal). Hablar con el cuerpo, sos mi lugar y el mar del desierto (una flor entre tus labios). El cielo se mueve pero sus estrellas… Es tan ingenua tu locura, sos tan vacío. No tengo claro el por qué. Esperé el despertar y lo que es peor, puede que esté cada vez más lejos pero también sé que los sueños se tornan mucho más profundos tanto como su mismísima eternidad. La radiación de la luz interna. Resplandor. Ella me pregunta. ¿Cuándo fue? Éstas son las preguntas que yo espero. Llaves. Las verdaderas preguntas sólo regeneran preguntas llevando así a la búsqueda infinita de una puerta absoluta. Naturalmente siempre es por demás, jamás recíproco. El abismo con un tren invisible que se mueve a toda velocidad. ¿Acaso ahora los aullidos tienen miel, o es que la soledad está asumida y asentada bajo el sol? Es el viaje y hablo de los jardines. El vapor de las sombras bajo un árbol atestado de furia ya dijo que hacer. Pregunto. ¿Lo oyeron? Es que no dijo nada… Sé que mi voz está eclipsada y a su vez se acerca cada vez más al grito de fuego. ¿Estamos cerca? Quiero estar adentro tuyo, sos la fuerza. Una flor se cae, inventa voces y no oye, no oye. El agua trajo al sol y el final no está. Tu voz no es el fuego. ¿El viento? Tu voz no es el agua. ¿La luz? Tierra. ¿Tiempo? Una flor dibuja a la muerte en tu cuerpo. Y la miel me empalaga. Y así a las palabras y a la imperiosa necesidad. La necedad de una piedra ardiente. Desearía tu carne sublime y con mis dientes estar ahí en tu cielo. Es el daño. Hay refugios en la luna. Arden los cuerpos hambrientos. Sus lágrimas brillan como pétalos, perdidos en su dolor fugaz devorados por la luz y el calor del fuego que los derrite como ángeles. El tacto letal de la tierra. El hijo del desierto corre buscándote en el fuego. ¿Soy yo? Te vi. Bajaste en las sombras de la explosión. Esclavo de las raíces de este viaje te busco, en la suavidad vulnerable. Amo tu cielo, quiero tocarte ahora. Y es que quiero verte y abrirme y sentir que nada pasa. Y el tiempo animal atraviesa los momentos. Pienso en verte, lo haría ahora mismo. Ya estoy esperándote, rendido a tu voz, a tu inocencia. ¿Inocencia?, ¿ingenuidad? Quiero tus dedos hambrientos, sueño con vos. Si te acordaras… He viajado físicamente. ¿Transparente? Nadie dijo eso, soñador. Estás perdido. ¿Prohibido? No, inerte, ni siquiera invisible, más bien, futuro anhelo con perfume de nostalgia. Busco con los ojos perdidos. Canto soles de invierno con miel de cielo y paz. Pero como bien se dice (y maldigo esto, juro que lo maldigo) son contrafuegos. ¿Ya dije una vez que como mierda y vomito flores? ¿Y dije que también vomito mierda? Error. Vomito aire y tu voz no me llama y sus ojos no me leyeron. Ella directamente se bajó del barco reluciéndose. No existía. Mi cabeza, vos sabés… Hablar, decir, escribir, besar, pensar, sentir. Palabras, casi como silencios. El viento púrpura, la miel. Inmaculado el barco en los jardines. Soledad. ¿Y la edad del sol? En espejo. ¿Cuántos espejos son magia? Escucho al silencio como la gran pregunta en este momento. Líneas que caen del cielo y se pierden en el agua. Tu cuerpo y el silencio son… No hay más, sólo preguntas, sólo silencio. Creo en vos, creo lo que decís, sueño despierto. Tengo frío y el alma grita. Tengo calor y el alma grita. Tengo alma, pero ya no grita. Piedras y soledad. Complementarios el sol y la luna. La luna quiebra los deseos deshaciéndose en el agua ¿Cuán secreto será el silencio en este recuerdo que viene hacia aquí? Calma. Las aguas caen y llenan el caudal de tu cuerpo. Nada hay en mi memoria más que huellas y matices de color. Enfoques. Vuelo en el fracaso de mi voz y vivo en tu silencio. Soy el verbo de mis sueños que no puedo soñar, soy espía en mi propio cuerpo. Atrás, tomando distancia del aura mágica que circunda este cuerpo, sólo puertas y ventanas, melodías y palabras que callan en ecos, los párpados se abren. La luz se acerca hacia el final intentando despegar, explicando que las ramas de éste árbol siempre estuvieron separadas. ¿Encanto? Las semillas se atrajeron y su miel deshizo los abismos para tejerse y forjar un diamante vital. Quiero tu ventana para mí. El triángulo de fuego se esconde entre las flores de la vida y al barro en el cual transcurren las historias de la esencia algunos los llaman Voluntad. El tiempo no está y son las sombras como musas de su misma luz las que forjan el grito tenaz, preciso y anticipado encarnando en sí el espíritu crítico atravesando las puertas en cuerpo y alma, la razón eclipsada por el deseo y la sed. El grito sagrado cumplió con las expectativas siendo éste el inicio de los colores, la confirmación de un gran retazo con flores y mieles que atravesaron los paraísos oníricos y terrenales tan despiertos como la razón y el ojo del cielo. Imaginar un oasis de luces, volar y salir del sol. Llévame a donde vayas, nadie sabe nada aquí. Los árboles y su silencio lacerante, caen lágrimas de cielo. Pienso quizás en tu cuerpo disuelto en el mar de sábanas y es tu boca una puerta hacia lo desconocido, tengo el pasaporte a la libertad entre tus ojos dispuestos a ser el sol. En este pasaje algunas cosas pierden la cadencia que a veces me caracteriza, pero será por la energía o bien porque el mensaje esencial es tan sensual y con tanta pureza que cualquier palabra que intente explayarse será mera retórica. Una voz en el aire. El sueño se abre: demencial. Se van sin tiempo y esta flor… La belleza. Estoy en un oasis de color y es la luz. Recurren aquí sin respuesta, la necesidad de la expresión. Desapariciones en partes y el dolor, el arte que desarma la lluvia y la ilusión divina por salir a ser el sol. Siembran un destino incierto y entonces sólo queda esperar imaginando una puerta. Si vieras los colores y pudieras hilar mares de historias trazadas en el tiempo. Si abrieras el telón de los sueños y las ventanas tuvieran tanta luz como la de su sonrisa. Si los ojos desvistieran al tiempo que se va refugiándose en palabras que decoran el cielo. Si pudiera oír y abandonarme en este momento para volar con su voz en silencio y desaparecer como la espuma que se desarma bajo el sol. Si las sombras que sangran por lo bajo salieran a la luz y no se frenan al atravesarme entre los árboles del bosque. Tan lejos del final. Es crudo el punto en el cual estoy inmerso y me sumerjo en las aguas de esta búsqueda. Si pudiera volar y escribir que la puerta está abierta y son tus manos las que no pueden moverse. Si vieras que no tengo que ser transparente, lo candente es lo que se atraviesa por la luz... Mañana como la justificación de un escenario para este sueño. El tacto demencial, la pasión natural. Una sombra celeste y al mundo la libertad. Una puerta, una boca y él se abre ante tu cara y es esa sombra que irradia luz bailando en soledad, ausente en una letra que no puede saciar la memoria que priva las luces. Quiero jugar a aprender, correr y la arena, y las noches insomnes que reavivan al libido y el alma, manifestaciones y el sexo como el barro de nuestros cuerpos, árboles enredados con las piernas y la miel, y nuestros cuerpos, somos flores junto al desierto donde los barcos navegan sin tiempo, y los pájaros nadan en el cielo. Esa escalera es el escenario de éste sueño y en esa fiesta el misterio por la historia y los números nunca tuvo influencia, si las paredes hablaran... Sombras salvajes que reaniman el espíritu festivo en las pirámides de la luna, en sus ojos sólo la mente se figuraba en espejo, una lente y ahí todo, las imágenes de la pared eran proyecciones conjuntas creadas por toda la gente que miraba esa tela reanimando en mi, reviviéndome, me hacen volar... ¿Están afuera? Bienvenidos! Al derecho. Escucho sus voces en el brillo del tiempo y sus alas se rompen contra el agua, atraviesan el sueño contra las cuerdas del deseo. Él no mide el tiempo, son sus colores los que hablan y así crea. Y es el ardor de ver un fuego de colores, un cuerpo que baila pero que en realidad no está. Un cuerpo que siente y sufre de placer. ¿Masoquismo? Las flores no han llegado hasta aquí y la consciencia se manifiesta en proyecciones un tanto ácidas y a la vez amenas sorteando cualquier terreno frontal para caer sin dudas en el valle de las metáforas, en las aguas profundas de la incertidumbre y la confusión. Quiero la piel y el fuego (poder salir de mi) y sentir, y ver la luz, y sentir el fuego ajeno, rociarme de lluvia. Quiero tu luz y no un destello, quiero tu voz y no un silencio, quiero sentirme. Me duele este bosque y es éste el sol que me reseca. El frío y la espera. Estoy hambriento y estoy me arde. ¿Cuánta relación existe entonces? Algunos años atrás la muerte era por desangrarse. Una implosión atómica que reduce y destituye cualquier factor físico, se sabe, lo metafísico de por sí. Ya se, creo y puedo. ¿Quiero? Poder, querer, creer, crear. Yo creo y la pregunta es ¿Por qué siempre que uno afirma “yo creo” la respuesta inmediata y casi obligada es “en qué crees”? ¿Acaso es tiempo de asumir que la creatividad está muerta? Lloran los espías que no olvidan y el espejo me intimida. Veo como mis ojos se pierden. Una antena, una señal. Un beso y las lágrimas de seda para volar. Amá siempre. Creá tus caminos inciertos. Viajar. Creé en la creación conjunta, consumación. La implicancia es recíproca no así la intensidad. Respirar la magia de mirarse y subir abordo. Siempre se va, sus ojos se pierden ¿Está ciego? El camino como punto de partida, más bien un puente salvaje, tan salvaje como la vuelta otra vez. Quiero escucharte pero no puedo, quiero llegar a la gloria, quiero bailar. El cielo sonríe y la velocidad se remonta a lo infinito, un giro trascendental... La pureza del sonido fluye y es en realidad la excusa que prepara el que dirán, la verdadera obra es la invocación propia en ésta, la búsqueda infinita por aceptar el silencio... Fidelidad. Las fotos giran a tu alrededor y la música te levita, y te sumerge. Rápido. No llores en silencio. Todo pasa cada vez más rápido, la velocidad, y sin embargo aquí dentro todo empieza a verse más detallado, más lento. (Pausa). Yo sé cual es la pregunta… La pregunta suscita a otra y así entramos en este viaje tan… y sentimos la efervescencia tan… ¿Estás perdida? Libertad de tu cárcel de ensueños, libertad. En una esquina siguiéndote, veo tu cuerpo. Figurándote las luces, las sirenas. Caminando los pasos no se miden, el corazón no siente, camina sólo sobre si como si los pies solo continuaran las venas. Se agitan las hojas y el cielo que no se esconde, reluce su luz y las estrellas no están, se escondió la luna. No entiendo. Me pierdo y no escucho y sólo veo luces en el cielo sólo cerrando los ojos y en los árboles el refugio. En las hojas que tiñen de vida está la miel, el elixir, la paz, el fruto, la esencia. Recostado, indeciso en esta noche que me ha perdido una vez más el tiempo no existe. Siento el agua, siento tu cuerpo, te busco y no estás, una vez más todo vuelve atrás. Y adelante perdido buscando, caminándote, revolucionario. ¿Otra vez? No! No te conviene. Cuidado. Tené cuidado ¿De qué? ¿Por qué hay que tener cuidado? Me pareció verte en algún momento. ¿Serás el eje? No se. De esta historia inspiración. No puedo explicar la inspiración. En realidad yo creo que la inspiración es sentarse en una esquina y ver como todo trascurre y poder acoplarlo y asociarlo y seguir y caminar y pensar y despertarse y de golpe estar abajo del agua y abrir los ojos y nadar como un pez porque los pájaros nadan en el cielo y las cartas tienen odio y locura y amor y son invenciones. Todos son invenciones, todo se siente. El fuego quema. Pero es el fuego interior, la llama viva lo que nos distingue. Esa pasión, el karma, el ánima. ¿Bendito? ¿Quién? Las luces caminan las luces. Me subo y ya estaba arriba ¿Por qué me siguen? ¿Qué hice yo? Hay una música. Hay una música, hay una palabra, hay una flor, hay un pétalo. Está el agua, hay un océano, hay un cielo, hay un mundo, está la vida y todo cambia y todo se detiene y respira y hay otra pausa y respira el corazón y toma aire. Y empieza la fuerza a surgir una vez más. Caminando, (lentamente), dentro de mí, buceándote entre las sábanas este juego, el nuestro, el de las sábanas blancas ¿te acordás? ¿Eras rubia? No ¿Morocha? No ¿Cómo eras? Yo te vi. Bailabas…¿Sos la muerte? ¿Sos la vida? ¿Qué serás? Noche, noche, noche. La luna es una perla, a veces se esconde. Es una dama, La Dama de la Noche. Dibuja caminos en el agua. No me acuerdo y me busco otra vez en ésta palabra. Ya te vi. Acá estábamos. Recuerdos, nostalgia. ¿De quién? De todo. Esperar ¿A quién? Hay un carrusel que da vueltas dentro de mí, una sortija que pinta todo de plateado, las religiones de la noche. Todos somos religiosos de la noche. La bohemia, el alcohol, el aire y el viento. El humo y los colores, los árboles. Las sombras que salen por entre los árboles y por debajo de los autos se esconden como sombras que resurgen una y otra vez. Infinita cantidad de veces se dividen y se van perdiendo, y se vuelven cada vez más brillantes y caen más y más y vamos cada vez más rápido, hay una necesidad de perderse una y otra vez, de sumirse y cambiar el ritmo. Relajación me estoy perdiendo. Belleza. ¿Cómo explicarte? ¿Te puedo tocar? Si pudiera dibujarte y hacer de vos tan solo una… Ahí estás, vi tu sombra otra vez. Sos un eclipse. Quiero quebrarte y deshacerte y deformarte. Sos una ameba perdida, pero yo te encontré y acá estamos. ¿Cuántas lunas teníamos? Dos o tres… Yo me escape de una isla. ¿Eso no lo dije nunca? ¿Tampoco hablé de las flores que dibujaban palabras? Si pudieran atravesar la pantalla y verme, y escuchar. Todos hablan, las cosas que hay acá, diálogos en al tierra y en la arena. En el agua, cuántas lágrimas… Llorar no sólo de tristeza. ¿Felicidad? La lágrima del orgasmo. Indescifrable, indescriptible. Estoy perdido. Baila en su burbuja de diamantes. En la noche mágica y fugaz, es la luna y la rayuela de cristal. ¿Nunca voy a despertar? Baños de espuma en las estrellas, gritos sordos en el cielo. Entregándome al silencio sólo quiero navegar. Y Navegarte. Voy buscando el sol en las estrellas del alba. Quiero el fuego en este cuerpo incierto si me das toda tu luz al alba. Vi tu sombra en el espejo, sumergido en sueños vi un desierto con el sol y las estrellas del alba. Temporada en el infierno e iluminaciones y encontraste al sol fundido en el agua. Te regalo mi silencio, la belleza y este tiempo (el nuestro) si me das toda tu luz al alba.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

para el corto?
es muy bueno, quisiera escucharlo tras las imagenes.
! ! ! !

5:38 p. m.  

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