jueves, marzo 19, 2009

En las guirnaldas del sueño el aire reviste la identidad abyecta.

-No cesa el juego de las manos.
-Es que ya no hay tanto para ver aquí.
-¿Qué hacés?
-Tal vez, quizás, tu voz se encienda
y la sombra de aquí se vaya tras la tormenta
como un sueño de madrugada que tiembla
y los labios del ángel enceguecen al sol de la voz.
-En realidad preferiría que no.
-Mirá que el rapto de hoy no creo que dure hasta muy tarde.

…y cómo hablan los labios sino perdidos, encendidos en el tacto, el contacto de la fricción que estalla mirándose con los párpados cerrados, con los ojos entreabiertos que tiemblan y sienten la caída sin caer, sin caerse, ciegos, cegados a la luz, sedientos, entregados al sueño y ahora, ahora, a esta hora vuelvo a mi lecho, lazo de amor, y susurro entre tanto la canción. ¿La música qué piensa? En el camino canto a La Nada, mientras el sol arremete a la melancolía en la colina, halos perdidos en su locura cuando el tiempo amanece envolviéndonos en la casa del viento, el cielo secándose después de toda una noche de llanto, es entre otras cosas un escenario de vidas imaginarias...

-Descalzo grito una ilusión que me acomete
-Un beso en la nariz.
-Desde arriba ya no escucho melodías
sólo ruido de ciudad y la canción que se vislumbra,
la que renace en la penumbra.
-El corazón destilando versos te aliviará.
-El llanto se derrite al mediodía.
-En la cocina del hambre
siempre de espaldas sobrevolando en un galeón
-Se abre a la mar y de paso el lapso que me arremete.
-¿Qué me acomete?
-Desolación en los labios que se vuelven mi canción,
y regodeado de sinrazones hoy me reuso a los corazones
y sin embargo anhelo el beso.
-Resurrección.

...una palabra desata el alba riega la calma, sana el hastío
y siembra siempre en frío una ilusión, no ha sido en vano el amor,
el año, después de todo hoy la vendimia dio a luz tu canción.
Un beso en la nariz...


-Y desde arriba ya no escucho melodías.
-Regodeado en sinrazones.
-En la cocina del hambre.
-El llanto se derrite al mediodía.