miércoles, noviembre 26, 2008

- lecho de cristal - La muerte de un poeta.

Yo no me fui a ningún lugar, en serio, no, no me fui a buscar nada a ningún lugar.
Es tan solo un suspiro, un halo dentro del cielo. La magia. La fuerza. Es una suma de sensaciones que no podría ponerme a explicarlas en realidad, una suma de espíritus, de fantasmas, alguien díjome una vez que los gatos se quedan suspendidos en una mirada al ver atravesar un ángel el aire y bueno, ésta es la sensación quizás, sí de quiebre, del desfile impersonal y propio por un verbo que vive en mí, las ilusiones y nada es igual, y si bien esto antecede a lo que sigue después nada tiene que ver en realidad con el contentido, así como el contenido no es nada más que una suma de cosas sueltas. el inicio y el fin. atrás de esta publicación toda la obra osea lo que nos pinta el paraiso del jardín condecorado en el medio.



Esto es lo que apareció sobre la cama. Su cuarto estaba sí igual que siempre, con las sensación del caos, una explosión a punto de de implosionarse, el grado cero de la generación donde la degeneración misma es tan irreal que al desaparecer genera. Estaba todo revuelto. Los discos, los libros. Todo indicaba que iba a volver. La nota como doblada a la mitad en una hoja rayada de un cuaderno, y el cuaderno por ahí desaparramado entre mitades de hojas rotas y cajas de discos y mucha ropa tirada por todas partes. Lo más extraño es que la lapicera estaba dentro de la hoja doblada.
Como si esta muerte, o dije muerte. Sí, como si esta muerte estuviese premeditada.
En la nota habia una dirección que no voy a decir cuál es, no es esto lo que importa, no sé si importa lo que sigue, pero después de todo este poeta últmamente autoproclamado incluso como escritor nos dejó esto.


Bienvenidos:

Estás ahí y yo acá, expectante, excitado ante la expectativa de la intermitencia de tu alma, es una forma un tanto rara, pero será tu nombre la puerta para remitirme a vos, para poder hablar, cruzar ideas, lo de siempre bah! La lista de probabilidades eliminó a uno al azar y por un momento la respiración se agitó aún más, en mis ojos dije, es tarde, una vez más el tiempo volvió a pasar, y así pasa y así pasará y así está pasando ahora. ¿Qué hay de todo esto? Pienso en que estás sentada leyéndome, releyéndote, buscándote lejos de lo que tus ojos ven, siento que estás tan lejos del mar de letras. ¿Por qué habrías de estar cerca? ¿Por qué habrías de estar en él? ¿Qué me hace tan importante para sobrar en mi propio cuerpo y poder ensuciarte a vos conmigo de esta forma, inundándolo todo conmigo, desplegando conceptos impuros, proyecciones de ideas confusas plagadas de sentimiento, de anhelos y resentimiento, de elaboraciones pseudo inteligibles sobre cómo debí haber llevado adelante las cosas en el pasado? Claro, así cualquiera. Esto es la comodidad, la irrelevancia no quiere hacerse cargo de esto y está bien, porque es en realidad mucho más trascendente de lo que puedo divisar ahora. Di el primer paso otra vez. Quién sino, cuando uno es el que llega, es uno quien debe saludar a los que ya estaban allí. Y en tu nombre pienso, siempre pienso en tu nombre. En realidad a veces no, o sí, pienso en tu nombre haciendo eco en el mío, buscando quizás el defecto, por el cuál no pueden volar juntos, o no quieren hacerlo. Por no abrirte entre mis manos, ni siquiera dármela para no sentir el frío, ni siquiera para robarte un color.



-¿En qué pensabas?
-¿Cómo?
-Claro, mientras lo escribías…

-En realidad no tengo claro si pensaba, más bien una serie de… una catarata de… un enceguecimiento por…

Estaba ahí, sí, más que nunca estuve ahí. Ella me hizo unas señas, yo no estaba a gusto pero estuvo bien. Algo tuvo que ver la luna en todo esto. Digo. Sentí el amor en los gestos, yo quería tu cuerpo y vos en esa noche eras mi sueño, una noche de ensueño. Desarmarme en el viento, es así el desamor. Todos los ojos esperaban algo y yo tuve que irme. Quiero mi lugar. No creo poder quebrar el respeto enfermo. Me desarma el pensarte, busco la palabra precisa y sí, lo repito, tengo mucho miedo. Algo ayer se abrió y no fueron tus piernas, el hambre se apoderó de las bocas. En la piel las marcas del sol, en la sangre el jugo de la vida, soy el miedo, soy la transformación, soy lo que está naciendo. Sueño y yo no me puedo dormir, me arde, voy en mi confesión, y es en vos que despliego mi confianza, un cuerpo fértil, algo está naciendo, (voy a obligarte), estoy desconectado, desentendido. Siempre el tema en cuestión: las horas y el tiempo, siempre esclavos de la dimensión, siempre la debilidad. Yo estuve tan cerca que mi voz ya no juzgaba, esa ceniza ya no era mía, (en otro lado), el fuego renacía pero tampoco estabas vos allá para incendiar el aire y así poder subir. Tu pregunta, lo sé, es porque leíste lo que yo… es el viento, la luna, las voces, los roces, el miedo, son los fantasmas, la desesperación que despierta el comportamiento. Él está empapado en su desierto, contiene las lágrimas, la respiración, él siempre ama en secreto. En la tormenta, no hay nada mejor que mojarse, yo sé, la transformación, el agua erotiza y la tempestad se anida entre los dedos, por debajo de las uñas la luz del sexo, la miel en las comisuras, el deseo del amor, la pérdida de la razón como corona del tiempo. ¿Un día? ¿Para qué? ¿Vemos? Te falta algo que yo no tengo, y vos, yo ya no sé si vos tenés algo para mí. ¿Me escribís? Escribime. El viaje, un viaje. La locura compuesta es un refugio de juventud. ¿Este será mi tiempo? ¿Este será tu tiempo? El poder de los sueños se derrite ante el poder de los ojos, el amor tiene la forma de un ojo, el amor tiene la forma de un círculo de fuego. Alunándome. Ya está bien. Obedezco a la reacción y así volvés otra vez cómo un ángel en el ardor de las aguas conversas, giran las hojas de tu historia. Soy tan frágil. Yo soy la luna. No puedo más que esperarte, ahora sólo resta esperarte. Un fantasma, la ilusión de la luna de enero que ha robado mi sombra. Sueño en despertares cálidos y las flores esperan que tu miel se deshaga en mi boca. Vibran mis manos. Cuando estás cerca la ceguera surge y el horizonte se derrite en el tiempo, la precisión de la libertad a oscuras, bajo tu cuerpo irreal ya no tengo frío. La magia se vio fascinada por el despertar de la resurrección y al tomar aire, en ese soplo encantado, decretó la muerte de la espera ante el jadeo letal con sangre plateada y la fuerza lunas que bajó del río, las gotas de nácar fueron el despertar. Ver más allá de la luz. Una consagración mesiánica. La diversidad de medios desde el mismo fin. Yacen en la casa las esporas del laberinto. Con perfume, tiñen las velas, tus ojos líricos se pierden y catalizan mi lluvia. La diversidad de medios del mismo inicio. El viaje. ¿Hay necesidad de seguir pensando en la reacción? Hasta la búsqueda fue signada y acá estoy, caminando las mismas calles y no huelo tu sangre, todos se perfuman con tus sales como si fueran a verte. Eso debe ser la fe. La adoración enarbola nuevos cielos. Tengo que pintarte aún en el misterio de dormirte milagrosamente como un espía del tiempo, víctima de la furia que sueña con ver, que siente por ver, que tiembla por ver y se rinde, y se desarma al acercarse a las bocas por miedo a verse en los ojos ajenos, y terminar por caerse dentro. No puedo decirlo. ¿Qué habrás visto? Otra vez no pude. ¿Sería más fácil?
Esta es la vía más fácil. Asumir la simpleza implica un grado de pertenencia ciega, ciega en cuanto a la imposibilidad de codificar la imagen correcta, la idea. Yo sé que mirás, creo saber el qué. Y volviste a ser la detonación a oscuras y el silencio de mi despertar, y el ardor es una vez mas el motor desde el vamos, sí, ya lo sé, yo soy quien lo siente y es por eso mismo que los negativos de la ecuación los padezco todos juntos ahora, una vez que atraviese el espejo, la verdad es que no quisiera volver para este lado. A mis ojos, la manifestación viva de la libertad. ¿Cómo puedo encerrarte? No, ni en una idea, ni en un cuerpo, no, algo más que una sensación… un lugar. A la distancia, siempre con firmeza, se repele a la traición. No me importa hasta dónde, yo sólo quiero dártelo, quiero amarte abiertamente, quiero bailar con vos, y apareciste en la caza del amor como si superas de esto, como si fueras parte de esto, como si fueses el mismo amor. Otros desean estar aquí pero todos quisieran ser vos… La magia intangible dijo algo pero yo no pude oírlo con claridad, las manos se mueven muy rápido. Vértigo es el miedo a las alturas y vos… así que tenés miedo a volar, pero estate tranquila, yo no puedo decirte que no temas, sólo te digo que no sé si acaso podría hacerte volar… ojalá yo pudiera…


perfuman ya sin vislumbrar
suelto a la distancia
quiero imagen
dime irrealidad
cuánto margen en los labios del amor?
camino saboreando la voz hostil
noche de resignificaciones y no puedo cerrar
los ojos pasan atravesándome
¿perdonarías a la lluvia por aburrirme?
la risa de saber que vuelvo a preguntar al aire
cuánto filo se guarda en las montañas de arena sin tocar el mar
agua no vuela para tocarme
vencido por la magia adversa
veo que estoy perdido en el desordenado caos del sentido y me quemo sin ver qué hay
necesito dormirme hoy
dónde se siente
dónde radica lo sublime
yo sé
ahí
En esa parte
es ahí
ése
es ahí mi lugar en el mundo
un rincón
es cierto
es verdaderamente bello
y muchas veces cegado en el cielo


Tus ojos de nácar se hicieron en mí y por eso siempre viste todo primero. Su voz se anunció cortante imponiendo velocidad, es el frío, es el miedo, sólo una estela jamás un sol. Sus manos tiemblan, su cuerpo vibra frente a mí, es el fuego, eso es amor, es la ausencia de vida y de huecos sedientos de vos. Es como volver a las ideas vagas motoras y mentoras del tiempo. Una declaración sugestiva plagada de sensualidad: Quisiera que me despiertes antes de morir. Quisiera que me despiertes antes de dormir. Quisiera que me destierres del desierto de la desolación. Espacios abiertos, el hambre inteligible no existirá si la no ingesta deja morir al cuerpo. Sólo la idea será inmortal, quizás la aldea pero nunca tu cuerpo. Me voy a correr, me voy a caminar, me voy a recorrer tus caminos a ver si tus sombras, a ver si tu luz, a ver si tu aroma o tus pasos se afinan en mí antes que sea demasiado tarde, antes que mi luz consiga encandilarte. Y si mi voz consigue destronarte seré entonces algo más que un dios, seré el todo y la ausencia, seré una obra de arte, seré mi propio sol. La fascinación por aprehender y sin saber volar aún ya todos dicen tener alas que se quiebran en la adversidad. Yo necesito volver, ya no quiero más aquí, ya bajo el sol soy sólo la espera de poder salir. Si tan sólo alguien viera la esencia en le jardín, entonces este cuerpo…
Veo cómo los árboles empiezan a cerrar las piernas, las raíces no extraen más que para seguir bien vivas. Al otro lado veo en la entereza de sus pies la inexistencia del paso del tiempo. Así no es salvaje, no es progresivo, sólo inconexo. A la vista puede volverse grotesco, en la intimidad es incómodo. Después, siempre la facilidad que nos regala la idea del después, almacena la comodidad grandilocuente hasta volverse minimalísticamente ridículo. No sé si acaso esto oscurecerá el viaje pero… Íbamos todos juntos (creeme, en serio). La verdad (tampoco importaba esto). Nunca supe hacia dónde (ni por qué). Nunca supe hasta dónde (ni con quién). Sin destino fijo, mirábamos el fin, íbamos sin final. No hay un por qué, no nos importaba nada más que ello, podíamos sentir el viento y como éramos movimientos puros, queríamos movernos y eso hicimos, movernos casi todo el tiempo. Nos movimos los unos a los otros. Sin perder la pasión, sin dejar la pulsión, sin buscar la razón, hasta el agotamiento, siempre así, incluso llegamos a hacerlo en silencio. Estoy por decirte algo que yo sé no me gustaría leerlo pero… En mi sol te esperé hasta el fuego y sólo lloraba en el infierno, además temía por mí, estaba mareado, absorbido por la iniquidad. ¿Pudiste sentir el resplandor? El escalofrío es la estela de los labios de la muerte. Sí, en serio. Vino a buscarte pero decidió mejor que no era el día. Alunándome. Ya está bien. Obedezco a la reacción y así volvés otra vez cómo un ángel en el ardor de las aguas conversas, giran las hojas de tu historia. Soy tan frágil. Yo soy la luna. Para qué intentar si sabía que ella hoy no iría a tenerte. La idea de la integridad, el reflejo de la transparencia, la impresión de la entereza y la libertad. Juego en tu cuerpo con toda la libertad. Soy parte de la historia. Soy lágrimas en tus ojos, soy la estela de tu sombra. Ay Dios!!! ¿Podrás verme y resistirte a tocarme? ¿Podrás sentirme sin pudor? ¿Podrás asumir el final de algo?
¿Podrás darlo todo? Yo desconozco la historia. Yo te suplico que apagues la luz. La furia superó la totalidad de su cuerpo y cuando hubo de gritar, cómo una mariposa sólo agitó sus alas entre los hilos de seda y le dijo a la muerte que sería su último día, para después irse con ella y gritar así eternamente por el displacer de no haber podido sentir el amor en todas sus formas y vaciarse hasta el silencio. ¿De qué silencio hablará este verbo? Una revelación entre la lengua y la muerte, una llave es el beso de luz. La oí llorar ayer como si hubieran arrancado el cuerpo y la fuerza, el ánima del cuerpo. En sueños florecer, las uvas transcribieron ya nadie nunca dice nunca nada es cierto. (Sólo censuran el silencio). Su furia despertó, se despertó en el aire. Sus ojos ya se habían ido para el más acá en ese momento. Ya nadie más la vio, dice que ella hubo despertado, ellos no supieron que ya estaban muertos. Aún hoy imploran la quietud del aire, digitan y elucubran mi verbo, intentan traspapelar mi comportamiento. Espías en el sueño del mundo, navegan en la búsqueda, reinan tanto en la incertidumbre como en el desacierto. Una voz escribió un nombre a mis ojos: Flow Leuiqeze y ahí nomás a los pies de su nombre me dejó un poema muy hermoso y muy cierto.


“Hay voces a veces que deshacen el pulso
y las cosas cambian
solo cambia el cambio
y en la tempestad
las salidas y la fuerza hacia el centro, hacia adentro
ya sabés nunca nada es despertar
ya sabés nunca nada es cierto
ya sabés nunca nada es para siempre, ni con suavidad ni con fuerza
ya sabés nunca nada es despertar
ya sabés nunca nada es cierto”

Tu cuerpo se vuelve insaciable en mí y yo voy a dártelo todo y más, y voy a ser algo más que tu respiración cuando te entregues a mí, a mí verbo. La vulgaridad en el uso de las palabras, la incapacidad de indagar, de bucear, de experimentar en un sentimiento, de experimentar el sentimiento, y claro, si es más fácil encerrarse en el discurso de: “y vos sabés, no lo podés explicar” La asunción individual implicaría entre otras cosas la declaración del infinito hasta que el azar desplacer sobre uno la finitud y por lo tanto calificar de eterno al próximo tiempo pasado y de un color amarillento al actual presente muerto. Si pudiera entonces decir que al fin de cuentas por vicio, o por necesidad, (por ahora son los dos factores en los que pienso, en un futuro próximo y constante no descarto la posibilidad de agregar más o mejor dicho reagruparlos) uno declara que el dolor, que el ardor son en realidad motores de la búsqueda de un motor conjunto de acción que apunta a la acción ajena en cadena, (reacción) de nuestra propia exposición. Cómo animales, siendo plenamente verbo, desatándonos puramente en la acción. Siempre es más, mucho más. La idea de la transformación lleva consigo entonces una forma propia, implícita en la manera de sentir y dar, de ser en si mismo el ámbito (relativo del tiempo) de la forma anterior pero con la posterior también, siendo así la totalidad y la nulidad, así como también la universalidad de posibilidades frente a la finitud desconocida de los límites. Como un fantasma. El honor huele a quietud, la muerte siempre como el no movimiento. ¿Y si los fantasmas fueran ángeles? ¿Y si los intermitentes eclipses fueran leves mueres que van llegando, que preparan el terreno para decretar el fin? Contengo en mí la acción por miedo. Represión: Contengo en mí la acción por miedo a la reacción. Creí quizás tener certezas respecto de la existencia de mi incertidumbre. Creo tanto en lo que creé, cada nacimiento siempre ha sembrado respeto, siempre. ¿Qué es el soplido de mi espalda? Un toque distinto, un halo de rouge, un rugido, un aullido del jardín infinito que declara el ingreso, sí, ya estás adentro. Me desconcierta en parte mi previsibilidad (a ciegas quizás pero es en el tiempo donde los análisis interpretan y por lo tanto delimitan la forma). ¿Quién es ella? ¿Por qué es ella? ¿Quién es ella? ¿Qué es ella?

Visten bien
y desvisten en preguntas
guardo las dudas de la magia
¿dónde estoy?
suena
aturde la fe
¿dónde está dios?

Y la muerte entonces no tiene valor de ser aquí. Una vez más la espera es eterna, al igual que la vida, al igual que la muerte. El respeto es un factor de la libertad. En mí no lo quiero conmigo, esto también es tuyo. Uno de los motivos por los que creo en la posposición conciente del fin es la idea de la certeza respecto del dolor como germen creativo, más bien diría respecto del ardor. No estoy tan mareado después de todo. Necesito. Es decir, en parte saber que alguien ocupa un rol de acción que entonces dispara en acciones desiguales, las reacciones de la primera acción. ¿Quién dijo que las divisiones debieran de ser iguales? ¿Quién sostiene que todo ha de dividirse? Todo es tu forma. Todo tiene tu forma porque la rendición es constante y la constancia, a diferencia del anacronismo, no tiene conciencia de volver a empezar. ¿Y si el entendimiento fuera anterior? Y así es que pasa el tiempo. ¿Y si el entendimiento fuera en realidad un proceso que empieza en la irrupción sobre la tela virgen (ya veremos o no cómo) y termina de gestarse en el fin del acto propiamente dicho? Quiero decir, esto sin dudas puede parecer un relajo y como tal, una justificación, pero quizás el hecho de decir “el tiempo”, ¿da por sentado la inclusión de otros tiempo o actúa horizontalmente como un rizoma? Hasta el cansancio. En un intento por confrontar hasta finalmente desentenderse de todo me remito a la construcción constante tanto en el sol como en la oscuridad y aún en la luna, la verdad es que necesitaba este aire. Parábola de… señalando la necesidad y a la vez actuando contra. Es la búsqueda del perfume en una ola constante. La pertenencia del tiempo. Marzo. Abril. Mayo. Ser, es haber ser parte de la forma. ¿Por qué no se dice así y en cambio se dice formar parte? y después… cómo un rayo, quebrando la oscuridad, atravesando la niebla como la palabra pura, bajo los adoquines la playa. La incertidumbre radica en la quietud sobre el asfalto, un jardín es la comodidad en nuestro despertar y por lo tanto queremos fundar la inquietud para poder dormirnos, y así, una vez más poder decidir que queremos despertar del sueño, es que así el tiempo termina por desarrollar la historia, por buscar el perfume, sueñan con el movimiento, creen en la existencia del néctar de la esencia y la escapatoria del inconformismo termina por ser la forma y en el fin del lapso ya nos fuimos, y así las velas se quemaron rápido, el juego de reivindicar una traición y otra vez la creencia ciega, la confianza en una idea, en un sueño predilecto, en una predicción. Sus movimientos en la historia lo proclamaron como algo más que un dios, como una idea, como el mismísimo verbo hecho carne. Y pudo ver. Y pudo verme a mí ¿Por qué siempre estás a la defensiva y a su vez la naturalidad te muestra íntegro, leal a vos, a tu forma? El movimiento siempre termina por ser parte de la creación de la forma. Sólo unas horas y no necesitaste más. Dos sombras sostuvieron la misma visión, construyeron con tu olor la misma idea. ¿Será el proceso de exteriorización del dolor que está saliendo y te vuelve evidente como un valle iluminándose entre la oscuridad eterna de la búsqueda? No puedo verlo sin dejarme caer, es tan real. No hay sombras que tengan vida hoy, sólo sombras sin luz, formas deformes disecándose al sol, ya no sienten el viento ya no hay más huecos, ya no hay más color en ellas. Deformes como un circo de sombras muertas. Está siempre la idea del viaje y cuando estoy en él entiendo el fulgor, me siento en la búsqueda, me siento yo mismo la búsqueda, siendo mi palabra algo más que la acción que estoy llevando adelante ahora. Gotas de luz y un cuerpo de lluvia en el cielo, las voces, y el sexo siempre trasciende al tiempo. En la ilusión, el hoy tiene mi forma, y la convulsión es interna, la exteriorización… Pudiste verlo, pudiste olerlo. ¿Podrás sentirlo? ¿Podrás hacerlo? ¿Cuánto más habrá para mí en esta función en dirección a tu cuerpo? Lluvia que se vuelve piedra que desarma al viento e instaurando al frío el viento va cambiando y en la luz la sombra va gestando (sombras en la sombra), mi sol va naciendo. Qué será acaso la conexión sino actualizar en retazos de ayer piezas que serán actuales porque siempre fueron para ser futuro. Ahora es el momento de una forma de ser feliz, de decirle al viento todo. Somos profetas eternos del destierro del juego y el lamento del incierto camino del fin. En la búsqueda del infinito lloramos donde el mar se ver con los ojos cerrados y las vueltas del laberinto te marean tanto… Si las heridas no tuvieran algo más que el fuego de las canciones y el amanecer en los valles de tu boca disipara nada más que la niebla y reinaran las pulsiones sin la necesidad de pensar la intensidad, sin necesidad de sentir la intensidad, entonces, estaríamos salvándonos. Ajeno, impropio, externo, abierto, incierto, alienado, desarmado, profanado, extenuado, cubierto, desterrado, sin tiempo, fatigado, deslamado, destrabado, desierto. La miel del amor germina resentimiento. Es la quietud que nos genera la misma velocidad plena, tal que se despierta del hermetismo, y el halo de seguridad nos tira el sueño a la mierda. Es la quietud que me desespera y pierdo la noción de movimiento, sí, lo sé, siempre habrá tiempo. El aire y la posibilidad, la mirada fóbica al fuego conjunto, a la consumación de una idea propia y ajena, a la comunión de deseos y formas justas, líneas puras que figuran sombras bajo el sol de verano y no muestra a la luna pues es toda oscuridad ya que ella me ha robado mi sombra. El hueco se desborda y el eco se despierta en el desierto del pudor. Ya no quiero que me digan nada, todo se vuelve tan lento. Una despedida es algo más que nada. ¿Cuántas formas tendrá tu idea? ¿Cuántas ideas tendrán tu forma? ¿Cuán despierto llegaré a este sueño? Una sombra difusa desfila en el papel y al darme vuelta no veo nada, no hay nada más que el sol y al darme vuelta ya no hay nada, ya no hay nada más que el sol. Cumbres que arden y la inmensidad cuenta para el show de la venganza del fuego. Es más que una máscara, mucho más que una forma, la desatención de las palabras y el elixir que se anida esperando que lo descubran para así ser. El frío y el fuego, la fuerza del sol. No pueden actuar en libertad, no. No saben de la libertad, juegan a buscarla sin saber que no lo son. Una explosión. Ayer sentí tu voz en la oscuridad de la luna. Solos en la noche y 30 segundos bastaron para decretar que no era el momento. Los ruidos ajenos al ruido natural desatinados desafinan quebrándome. La dispersión del movimiento en el aire me aturde y me da dolor. ¿Aullidos? No, la sirena es catástrofe. La música del agua se abre hasta perderte dentro, se mueve para sumergirte entre sus piernas. No sé si la fuerza del agua podrá domar al fuego. Bajan las piedras que marcan en camino a los ojos inciertos figurándose. Son tus manos del sol que quieren apagar el hambre. Cómo el ruido del agua, bajo mi piel ruge la sangre ¿No ves? La risa es un refugio instantáneo, una visión natural símbolo de la resurrección. ¿Cuándo hay agua ya no hay nada? Quizás la cantidad de agua en proporción a tu sal funde el vértigo por tu dolor minúsculo y así amanezca en vos el remordimiento de no poder llenarlo todo. Y además… ¿Cómo tomar conciencia sin fundar la autoproclama como estandarte? ¿Dónde los límites? ¿Cuál es acaso la distinción? Burbujas, y el licor siempre brilla en tus labios y tu habitación es la puerta del cielo. Por impulso y la presión hacia afuera que hizo nacer la impresión en tus labios certeros, sin desacreditar mi verbo abriste mi conciencia, me hiciste hablar con mi propia voz, diste luz a mi verdadero soy.

Todas las flores amarillas parecen coronas de fuego.

Y al acecho
a la espera
la muerte
la luna cautiva
espera
la luna espera
áspera la luna
lima el cielo
y se oculta bajo las sábanas
¿qué vas a ver debajo?


Bailan los pétalos crecidos de esta tierra, simplemente bailan, desafiantes con furia, se mueven como el viento, se mueven con el viento. Ellos no lo saben, tampoco les importa, en mis ojos puedo verlos bailar y ellos vírgenes de mí, no lo saben, en mis ojos veo que no les importa. ¿Por qué? ¿Por qué no les importa? ¿Y si este fuera el despertar? ¿Acosados? ¿Tan inocente y repulsiva es nuestra espera? ¿Y si esto fuera el despertar? La vuelta al inicio, un retroceso, y una vez más nosotros a destiempo. Pobres. Creímos en la predicción del agotamiento. Terminamos por caer más no sea en el fin del descreimiento ajeno. Velocidad. El fututo tiene que ser ayer, sino… Aceleración. Estaremos acaso cada vez más lejos. Algo hay aquí debajo de mi piel, yo no puedo determinarlo, aquí en la sangre yo siento… Tengo mil cuerpos y una canción abierta. Tengo que decirte que tras la puerta radica una ilusión caníbal en un puente desesperado por disipar la niebla, incauto por escindirse del resentimiento que gesta la quietud. El amor: la espera. No te desesperes si el destello de luz no cautiva tus ojos, quizás necesites colores con más fuerza… No necesito del anuncio par rendirme a la tentación, pero de todas formas siempre espero la invitación para no profanar los aires esenciales, románticamente joviales que hacen de esta historia algo más que un paño de irrealidad. Alunándome. Ya está bien. Obedezco a la reacción y así volvés otra vez cómo un ángel en el ardor de las aguas conversas, giran las hojas de tu historia. Soy tan frágil. Yo soy la luna. La incitación es propia. Las luces no siempre hacen foco en el actor porque más de una vez se verá en el tiempo que lo trascendente era en realidad la contextualización en sí, más que el mensaje literal propiamente dicho. Y acá estoy y todo empieza a oler a vuelta, en realidad, es otra parte más del viaje, es el tren que me trajo, es el tren que me alejó hasta acá, es ese perfume, es ese olor, es esa la esencia que yo busco y que se va moviendo en el tiempo, que se va perdiendo de ciudad en ciudad, que divaga en la luna y se figura en los bosques. Porque como hubo ida, sólo así puedo volver. ¿Y si hubiera empezado por la vuelta? Quiero decir, de esa forma podría justificar el conocimiento total y pleno del arte desempeñado, como si hiciéramos referencia al concepto de la reminiscencia, o bien a la idea del eterno retorno, decir que estamos simplificando el acto de la suerte a escenas que fueron, son y serán repetidas eternamente, o bien decir que en realidad el desafío nuestro es obrar con total precisión ante la ceguera que es el porvenir, para así tallar una vez más movimiento en el aire virgen tal como la primera vez. ¿Por qué descreer de la vuelta como el inicio si acá estoy abierto a decir que el curso de las cosas se grabará en la memoria del agua tantas veces como sea necesario? Estás leyendo y sentís una voz que susurra lo inconexo del mensaje en ecos que se alargan en el aire, que resuenan una y otra vez a medida que me vas leyendo. En el concepto de la vuelta coronamos el fin del trayecto con el corte final para después dar lugar, si se quiere, a volver a empezar. Estoy yendo. Está llevándome. Está trayéndome. Hay partes que yo prefiero pasar por alto. ¿Qué pasa cuando el cuerpo destila luz? ¿Vos no querías el cielo? ¿No ibas a dármelo todo y más? ¿Y dónde está la fuerza?
¿Y dónde está la acción? No te canses, no. Yo no voy a salvarme nunca, no puedo. Creo tanto y me derrite el dolor, muerdo mis muelas para disiparte la niebla. Vos sabés, es todo cuestión de tiempo, y se necesita algo más que aire, vos sabés se necesita algo más que tiempo y vos sabés que todo es cuestión de aire, yo creo posible la resurrección y más si terminamos el viaje en ninguna parte, si los acordes son sólo huellas en el aire del tiempo. La magnitud de un deseo puede incluso eternizar su imposibilidad de ser. Yo creo en el amor, yo sé que existe, se pueden oler, hay muchas formas de amar en secreto, yo los vi, los olí, yo lo sé. Parece ser un hecho el acto de volver, el aire ya me agotó, me aburro en la quietud si es la estabilidad lo que caracteriza mi entorno. Necesito del poder de la velocidad, las abrumadas voces despiertan cada una en su sintonía, es que el mismo caos es mi desafío y es la universalidad de las formas lo que gesta mi armonía. Floto en el aire, soy una burbuja y me voy a buscarme entre los lirios del delirio imperial. Los años ya no se irán, la fuerza fue dándose cuenta, la forma fue tomando forma, la fuerza creciendo en ella y va creyendo, y por sobre todas las cosas siempre va. Es un árbol. Es un árbol por la raíz, por sus movimientos en el viento. Es un árbol por la entrega de la adaptación alimentándose de la tierra, y llora de emoción cuando lo baña la lluvia, y llora cunado puede saciar su sed y el ardor siempre se siente dentro de la corteza, y si se reseca su piel es su corazón un alma con sus canciones, algo más que un sol, y la luna perfumándolo, no quiero más resignaciones, por favor. La precisión no es el fuerte de mi voz. Amanece de repente, la imaginación, la voz del sur ya no me enloquece. Sonríen las miradas que se pierden y yo desde acá tengo que lidiar entre otras cosas con tanto bosquejos de luz, destellos de sombras desvaneciéndose que luchan por no perderse y no quieren dormirse en el sueño eterno del olvido, piensan que tienen fuerzas, sostienen que tienen fe. Impolutos los silencios que se disecan por el anhelo del respeto, el vértigo les come los huesos y los calambres despiertan la sangre de sus cuerpos dormidos por la falta de soltura para poder volar. ¿Dónde están entonces las manos que yo sentí esa noche rozándome?


lazo de amor enlazado en amor perpetuo
amor real incierto amor certero amor real
amor verdaderamente puro, amor sincero
amor florecido en primaveras hacia afuera
hacia al aire en vos, florecido en el patio
el lazo del amor bajo el sol de octubre
mi amor tus manos encienden el fuego
y las palabras trazan líneas en el cuerpo
en el agua bajo el tiempo del los dos
reina de viento te amo y sé que te quiero
y se que te siento y sé que te sueño
y sé que esto es cierto, y sé que estoy dentro
del plano real que concierne a mi cuerpo
y al tuyo infinitamente eterno, el instante
el segundo despierto que desarmó al desierto
te amo mi amor desde mi voz, desde mi casa
desde mi acento, desde el poema del sol
de la primavera y de la luna, desde las películas
desde la noche y los ojos, desde tu lunar
en la espalda, desde el miedo al infierno
desde la idea del cielo, desde soñar despierto
desde tus labios que me abren ser y atestiguan mi nada
desde tus pies que me seducen bajo las sábanas
desde tus dedos que me acarician desnudo
desde tus ojos que me visten en piel para vos y tu cuerpo
desde el sexo y el amor que nos arremeten y seducen
y construimos conjuntos floreciendo contra la el cansancio
perseverando en sentido y en amor, en esencia y en deseos, nos encontramos y no quiero soltarme de tu mano de tus manos de tu tierra de tus ojos de tus labios de tus piernas de tus flores de tus dedos de tus ansias de tus versos
de tus flores de tu esencia


¿Dónde están los cuerpos que fuimos bajo la música del fin? Ese es el acorde, la armonía del sexo, las formas ungidas en el elixir de la noche y el tiempo, la tierra ruge, el agua respira y el cielo deja llover soles disecándose, resplandecen en estelas como gotas de muerte. Promesas que vagan en el amor, estar solo y vacío por el miedo, esperando la declaración divina, la asunción del rol a los ojos externos. Alunándome. Ya está bien. Obedezco a la reacción y así volvés otra vez cómo un ángel en el ardor de las aguas conversas, giran las hojas de tu historia. Soy tan frágil. Yo soy la luna. Que la creación se entonces una célula de vida que pueda sembrar germinando así el aire que respiro, y una habitación. Una sola espora de miel bastará entonces para dibujar tu sombra, para codificar tu voz ahora entre las playas del ensueño que me desvela sobre las bases del cielo. Cubierto de sueños, un árbol está gestando un sueño, no quiero acostarme con la razón, quiero soñar despierto.

Quiero gritar al mar aún a costa de desaparecerme con la palabra cansada

Basta ya de esperas dijo el margen entonces

y la lluvia no llega


Empecé a escribir por impulsos, digo en realidad que fueron como rayos, ráfagas que acarreaban luz y así destellaron en la oscuridad del vacío. La claridad llegó entonces, un rayo de luz figuró sus líneas en el cielo y en sus ojos pude verlo bien. De un tiempo a esta parte decidí librarme a otro desafío del azar, y con él, a las órdenes que impone. Sigo la línea del impulso y con una palabra en los ojos me abro a escribir por el mismo automatismo hasta que la insurrección del silencio escrito tome el control otra vez. Hoy debe ser uno más de los conocidos "de vez en cuando", siempre representando en perspectiva, y es que yo empecé a respirar otra vez, después del vacío digo que la intensidad es la eternidad misma. Y no, no podés desaparecer así como así, pero tampoco aparecerte por generación espontánea con todo tu peso sobre quienes te han abierto algo más que el cielo y dieron lugar a tu sombra para que la luz de tu cuerpo pueda verse. Siempre bailando en tu habitación. Siempre sonriente, desde lejos claro. Envidio tu facilidad, la agilidad con la que podés entrar en mí y decirme, yo nunca voy a estar muerto, yo siempre estaré dándote todo. No puedo negarlo, pero tampoco levantaré mi sombra, ni el pasado. Escucho tantas veces las mismas notas y brindo por la libertad que me excede, por la soltura de tu cuerpo que me atraviesa de costado. Adentro, en el jardín, las reconstrucciones desestabilizan el cielo a los golpes. Todos lo saben. Presiento que la fuente del delirio irá a vivir para siempre. Yo no quiero que las ventanas dejen fluir el viento para siempre. Si, lo sé, la repetitividad te enclaustra, y el no moverte te acalambra, te encierra. Siempre real, siempre aún a niveles de irrealidad, y los demás no varían. El camino en la sintonía de perdurar. Me llama la atención ese nombre, como una declaración. ¿Estoy cansado? Ya no, a decir verdad el aire aquí viene solo.

Nos arrastra el calor a la sensación
agobia el calor, nos cansa
el cargamento pesa y la densidad...
lloran por el hambre los cuerpos se queman al sol
la piel se seca
y el cuerpo...


Las láminas de luz se esconden en el cielo. Todas las voces se pierden en el mar, ahí está asentada mi fuerza. Y haré llover, la venganza a los ojos. No hay necesidad de una cercanía física. Tiemblan las bases. ¿Y? ¿Con eso qué? No quiero quedarme quieto, no sé tampoco si podrán moverme.
Por disposición del azar tus ojos de nácar están aún hoy por encima de la luna. Será que le temés al sol. Será que no estás preparado para su luz. La insistencia de la admiración. ¿Cómo lo saben? ¿Con qué certezas? El intento, es al menos una idea del cambio. Yo hago foco en la experiencia y en el deseo, porque todo eso y algo más es lo que digita el comportamiento. A veces es necesario esconderse, sí, pero no siempre se está preparado para salir a correr. Ante la duda los ojos llenos de violencia huelen el miedo, te repelen, reprimen tu burbuja de aire empujándote con odio, resentidos y yo, ellos allá en el cielo, a los pies del sol, y yo, en el suelo, y yo, el miedo sembrado en algún rincón que en este preciso momento llora desde lo más profundo del afuera. Buscando entre las sombras las sonrisas del final, la historia es tan real en los jardines de mi boca. Abriéndose las alas en la calle que despierta al sol, la lluvia, la lluvia vence y entre las lágrimas el aire. No está mal el fin sin dios. No está mal. No está mal sangrar dolor. ¿Quién dirá que no hay razón? ¿Dónde iras bajo este sol? No puedo verte así, no quiero.

¿Cuántas velas pueden prenderse para matar la oscuridad a la luz del día?

Pisa fuerte el llanto que no cura ni más
nada más abierto
nada más inmensamente crispado que mirar al cielo

Y yo me voy

Sé que estás dando vueltas
y es así
el giro es trascendental
es aquí el quiebre del margen de la historia

Sé que el alba vio el nacimiento del sol
y sabe que aún yo guardo el secreto

Cuántas palabras ensortijadas

Cuántas vueltas al cielo del jardín?


Hoy voy a salir a ver el sol. No voy a matarte yo, y el dolor será mi voz, y la sangre llora en mí, y el final no va a venir, y el final se fue de aquí, y en la nada del caer, no puedo hacerlo, creo que quisieras querer quererme, esa es la consumación, la revolución. La pérdida de la libertad, declarar la rendición ante el movimiento de las olas insita a la luna a buscar el sol, a salir de noche a oscuras. No! Todos quieren ser el mar, todas quieren ser la luna. La luna quiere verse en el mar, la luna se dibuja en el mar, el movimiento del agua la borronea, la desfigura, la luna se agranda, la luna se achica, la luna se abre, la luna se cierra. El agua, el mar, ella. La luna dentro de él, esa es la imagen, esta es la ilusión. No es como el sol. La fascinación del ocaso, la resurrección, el nacimiento del alba, la consagración. Verlo crecer con fuerza y salir, asomarse lentamente, viéndose abierto al cielo, la grandilocuencia de la dispersión, el movimiento en el agua, la sublimación. La luna quiere verse siempre en la piel del mar, la luna quiere siempre, a la espera. Siempre en la superficie, desde afuera, siempre creando la ilusión. El espejo, y es que el mar se vuelve así, un reflejo. Solo la luna es pura, brilla íntimamente, ella es la luz blanca. ¿Ya dije que la luna brilla por el sol? Cierro los ojos y no te puedo ver, otra vez en este juego y con los ojos cerrados, ya no estás. Tus ojos de nácar nunca se irán. Tu sombra, tu voz y tu forma están en la oscuridad. No hablemos así, al menos hoy. Los ojos en la niebla. La luz se vuelve brillo y la ilusión. La ciénaga ya no está, aquí el blanco no es la velocidad, el cielo y el viento bajo el sueño púrpura siempre serán en sueños el sol, la luna y el mar. Disiento de las comparaciones, sobre todo cuando sólo intentarán profanar… No creo que recuerdes cómo fue en realidad, quiero decir, fue tu amanecer en realidad el drenaje de las repulsivas muertes instantáneas, incesantes parpadeos exorbitantes que se esfumaron con el despertar. Es sólo un juego, vos sabés, todos quieren la recompensa, pero nadie quiso salir a sentar las bases. Nada era más importante que eso. Ese beso era tan grande, tan fuerte la sensación que el tiempo hubiera resucitado desde mi propia muerte para darme otra vez el lugar, para retornar en la eternidad en busca de esos labios, de los ojos de nácar con fe, del olor a cielo, de querer dormir a oscuras tan cerca de tu cuerpo a la espera de la pulsión que viole mi cuerpo para nunca dejarte ir…

Y corriendo para huir del amanecer me caí
seguí corriendo desparramando sangre
sí, rociando el suelo con vida
en partes desiguales la tierra saboreando la muerte
y nada pude ver más que mi sombra
y sí, me caí al pisarla
por buscar ir detrás
por buscarme a mí.
¿Cuántas palabras ensortijadas?
¿Cuántas vueltas al jardín del cielo?
Como el amor para vivir.

Cantidad.

Mariposas en el sur.


La producción de esa búsqueda, todos sabemos, estuvo bajo la crudeza del miedo y el frío que consiguieron helar las almas más calientes dejándome sólo en el fin del mundo para reinventar los sueños en el invierno del circo. En la nieve sólo quedan las marcas de los pies que intentaron huir, las lágrimas cristalizadas yacen bajo el rayo de sol que las pulverizará sin dejar rastros. ¿Qué hay de los paisajes internos? No, el desierto también tiene huellas del pasado, la sed como la alternativa, alguna vez dejarás de sentir el agua. Disiento de las comparaciones, sobre todo cuando el único impulso es la idea de profanar a costa de enaltecer, como si siempre se intentara saldar las cuentas en esta ecuación que engloba de un lado, este recreo denominado vida, por el cual determinamos que la elaboración del concepto eternidad no es otra cosa que el tiempo de la muerte misma, también llamada mejor vida, o alternando el orden de las palabras, una vida mejor. ¿Cuántas películas preguntaste? Mínimas en realidad. Pueden parecer una infinidad a los oídos ahora, pero en realidad… Uno nunca podría elegir verdaderamente si acaso tuviera la noción de la totalidad. ¿Cómo determinar que estaré satisfecho cogiéndote en la ciénaga si acaso desconoceré la alternativa que podría cautivarme tanto a mí como a vos, generando quizás que la música nos vuelva, que nos vuelva notas desfilando en el pentagrama? La confianza de la miel se anida bajo mi lengua y así podrás navegar en mí, todos los caminos para bucear debajo de mi piel. Yo necesitaba saciar mi sed y fue ahí que me preguntó qué buscaba y yo no pude graficar siquiera la dimensión en la cuál estaba llevando adelante mi búsqueda. Ella quería exprimir el alma de las uvas y yo imaginé sus labios rodando sobre mí, catándome. Hablamos del sol, hablamos de la luna, hicimos un pacto y decretamos que cada estrella era en realidad un sol.


Vestida de lunas abiertas de luz
destiñe y resurge de sí
como el sol, cambia el aire
viento
mariposas en el sur que rompen el cristal
¿Sobre qué más han dejado traspapelar tus ojos?


Ella silenciándose para no perturbar la quietud, desató su sabiduría al convidarme su paz, su tranquilidad incubaba en el tiempo el trance aromático con la luna, pudo ser la entrada a nuestra coronación. El holograma de la luna responde al jugo de la vid. La distancia elucubra una mayor cantidad de ideas bajo las piedras y a la vez las vuelve tan minúsculas… cuando hay que alzar la voz, todas las voces huyen y la seguridad del sueño puede irse a la mierda. Hicimos una lista de nombres con posibles armonías para ambientar la forma y así sólo tener que ocuparnos de llevar adelante nuestro ritual. Es sólo un juego, por eso algunas voces viejas, viejos futuros roces, acuden aquí, saben que dos años y medio es mucho tiempo. Necesitaron un reino en el cual llevar adelante sus sueños y poder cantar, el deseo las hizo buscar un cuerpo para congeniar sus leyes y así desatar en él sus sacrificios y ahora están acá, buscando que las flores puedan dar a luz a las perlas, vuelven buscando mi sangre. Sedienta, no sabés cómo ungirte en mi esencia, yo sé, pagarías por esto, tus labios se resecan de sólo pensar que con mi sangre tu forma hibrida podría pasar a la historia como el cuerpo del deseo, como el verbo mujer. Gónadas de lirios y otras más, siempre me interesaron las flores. Es llamativo cómo pueden moverse en el aire, crecen constantemente y se mantienen así. ¿Cuántos colores podés ver? Pienso en los recuerdos… pienso y me dicen que el
diablo escupe en destellos la consigna “no preguntes más”. ¿Cómo se puede elaborar la idea de conquista? Yo sé que está esperándome, es la lluvia. La señal es la forma en que la luna se dobló hoy a la mitad, el viento se despertó desde la profundidad del asfalto, el calor corrió por mis piernas y se enroscó en mis tobillos, la brisa perfumada de la lluvia me acarició la espalda dibujando su resplandor, marcándolo en mí, ella dijo que le gustaban mis preguntas, yo disfrute de verle los ojos al preguntarle. Sí, le pregunto porque creo en ella.

¿Quién quiere la inmortalidad permanente?
yo vago por la eternidad del instante
la intensidad profunda del sentido
no por la persistencia en el tiempo
y nadie mira tus trazos ya
no hay nada que ver más que la verdad
más que los ojos que esperan...
qué esperan
¿Qué dijiste?
Quizás alguna referencia
Vos sabés brotan las raíces
Y los poemas que sacan de ese vacío animal
la poesía pura se lo lleva
entonces la idea es desde ahí reconstruir en los ojos de cada uno de los asistentes la vida de él


Sí, tuerto entonces diré que pienso en los olores con los ojos cerrados e imagino los perfumes como trazos de color, bailando con los cuerpos alrededor del mundo. ¿Tanto hay en este cuerpo que se escapa de las formas y espera así el nacimiento de la consagración en soledad? Una vez me abrieron el amor, y yo todavía sigo corriendo. Ataco la subestimación cuando te escapás de mí y te pregunto. ¿Por qué? Y claro, ahora con mi declaración, no sé por qué pero tengo la certeza de que van a vigilarme y más…. Los veo desde aquí en blanco y negro a ellos allá adentro para siempre, repitiéndose una y otra vez, y yo desde acá, desde afuera en el reino multicolor. Esta sensación debe ser pasajera. ¿Alguna vez dejaré de quien pregunta? No necesito más, no hasta el día de mañana. Me pensaste de más, demasiado lento, yo sólo quería escucharte hablar, quiero ya que me cuentes tu historia, espero navegar en tus formas. No me pienses más, salvo que en el fin de tus sueños tengas por deseo decretarme al fin la muerte. Pienso en tus ojos leyendo mi cuerpo. ¿Hacia dónde me vas a llevar con tus palabras?

Y uno muere en la casualidad
que no espera
escribiéndolo
la poesía pura se lo lleva
la disputa
estaba sentado cuando de pronto escribe lo que el consideraba el poema perfecto y cuando ésta dijo aquí desciendo se lo llevó
y es que su corazón está inmerso aquí desparramado
abierto
sujeto al habla
idiota
al silencio
cuántos sueños encuadernados en un bolso atrapado en una luna sin sol
dibujo en palabras una imagen sagrada
una luz
una voz
veo entre los dedos de la lluvia
deificación:


¿Hacia dónde vas a llevarme? Tengo un libro lleno de sueños para vos y confío en que vas a darme aire, y confío en que vas a dejarme sin nada. ¿Por qué la generalidad? Quizás sea la posibilidad del cambio lo que disfraza al actor en escenas rodantes que cambian la forma des ser. Hoy en tus ojos un gesto de amor y la alternativa no siempre está de costado. Hoy en tus ojos un gesto de amor y la alternativa no siempre está bajo tierra. ¿Qué quisiste decir con que mis preguntas son metáforas? Acaso desde el vamos, simplificaste tu forma, es tan extraño. Pudiste oler tu sangre, pudiste dibujar tu cuerpo dentro de tu propia sombra, y después, al responder la pregunta del amor dijiste que no estabas obligada a hacerlo. No voy a mentirte, tuve que volver a la búsqueda del sol, después del regreso me vi en la necesidad de irme. Soy, quizás, el camino constante, el halo del viajante que aspira en vuelos que miran tantos cielos, que habitan tantos reinos. ¿Quiénes son ellos? ¿Cómo es que pueden preguntarte eso?, me dijo. Aquí la paz, la quietud, puedo verte en las nubes entendiendo que nunca irás a bajar aquí, y lo entiendo bien. Yo sólo buscaba la paz pero si sigo aquí, este vacío engendrará mi muerte. A través del otro lado, tus ojos ven hacia acá, yo lo sé. Acá suena y sólo así puedo pensar en verte. 5 días, 4 horas, 3 minutos sin dejar de pensar. Los árboles marcan la sombra al borde de la laguna, en frente de los ojos una isla y vos te reís en la sombra, a orillas del cielo te reís y decís que ya te vas, esperame, yo estoy llegando.

los ojos, la nariz,
la boca, los labios,
cuánta fuerza quebrada
cuánta magia solventada en cuerpo
más fácil las ansias de realidad que cerrar los ojos al sol
es que por primera vez la fuerza tiene cuerpo
y es eso lo que duele
morder los huesos en la energía caníbal del alba
adolece dormir sabiendo que no es la posición
alunado

anulado también
a la posición
quiero contártelo cielo
es tan hermoso todo desde aquí
tan solo cerrar las piernas
¿Cómo explicarlo?
fácil...
hace mucho calor y no pude resistir
cuál es después de todo la pregunta…
por qué?


El agua cae tan suave que su peso en realidad levita en reversa. Yo siempre recuerdo los nombres cuando las líneas del aire reviven el gesto de los labios. Tengo que volver al llanto, quiero sentir el vacío a mí alrededor, el altar, las manos cansadas en la carrera por dejar la huella antes que las piezas cambien de lugar, es todo un desafío. El dolor de la experiencia es interesante, el dolor… sobre todo cuando el que disfruta es el espectador. Dicen que golpeando una piedra contra otra solo resta esperar para que nazca el agua. Atestado de quietud entre las piedras, vivir este desafío es toda una experiencia. No hay vida en este cielo sin color, ya nadie nos quiere a nosotros y no lo entiendo, si tuvieran al menos un por qué. ¿Has oído hablar de la fertilidad del fuego? Es intenso el volver a vivir un montón de cosas, como se sabe, el hecho de volver empieza con el prefijo re, es la llave que titula el otra vez, el volver a, y la acción elegida para llevar adelante. La lluvia refresca los cuerpos, los moja, calientes, asados bajo el sol, es el calor, la piel se baña y los labios se secan, los cuerpos se buscan, las bocas (no siempre) se encuentran, las distancias (como el movimiento) esconden a los ojos el eclipse: la mordida de la luna. La tierra se interpone entre la luna y el sol, la tierra eclipse la luz y funda en la luna su propia sombra. En realidad las piernas no siempre son el comienzo, tus manos… rayos de sol.

Exorcizar siempre más fácil
la muerte como recurso
el sacrificio
la muerte en nombre de la fe
la creencia
y es así que se pierde la fe
creo…
la incredulidad…


A la expectativa todavía pensando en ayer, fotos del futuro. Así que te gusta mi transparencia che, que bueno, al fin. La verdad que esto de ser transparente es algo bello, algo hermoso. Ser transparente, soy transparente. Sí, me dejo atravesar por la luz, por las luces, pueden ver a través de mí, no soy un obstáculo a la vista, soy abstracto. Ser transparente, soy transparente. Habrás querido decir íntegro, en esencia plena, sin máscaras, mal llamado entonces puro, incapaz de obstaculizar la luz. Ser transparente, soy transparente. Ni siquiera tengo el don de obstaculizar la imagen, nada, simplemente
transparente. Una agobiante sensación que impone su nada, un ser que nada enriquece, un ser que nada implica, un ser que sólo oprime con su imbecilidad invisible, pero no intangible. Ser transparente, soy transparente. Eso, (esto) es lo que dijiste. ¿Cuál es la necesidad de llegar al fin? No pienso en qué podría hablar con vos, pienso en que ya no voy a verte. No pienso en cuántos libros de poesía has leído, pienso que ya no voy a poder verte. No pienso si te gustaría inventar nuevos colores, no, pienso en que ya no voy a poder verte. No pienso cómo se abrirán tus piernas al leerme, pienso que ya no voy a poder verte. No pienso en si para dormir escuchás las melodías hasta sumergirte inconsciente en ellas, no, pienso en que ya no voy a poder verte. No pienso en siquiera alguna vez irás a escribirme para contestar esta plegaria, no, pienso que ya no voy a poder verte. No pienso si la inmensa nube negra que cubrió el cielo terminó por llover a tu cuerpo hastiado del calor, no, pienso que ya no voy a verte. No pienso si puedo regar tu vientre, no, pienso que ya no voy a verte. No pienso si tus manos saciarán mi sed, no, pienso que ya no voy a verte. No pienso en escuchar tu voz y dibujar tus ojos para saber que nuestros mundos no hay una pared, no, pienso en que ya no voy a verte. No pienso si los espejos siempre esconden un jardín, pienso que ya no voy a verte. No pienso si acaso iré a verte otra vez, pienso que ya no voy a verte. No pienso en la noche como la muerte del sol, pienso que no voy a verte. No pienso en la resurrección como la consagración de una nueva forma, pienso que ya no voy a verte. No pienso a la ciudad como un círculo de poder, pienso que ya no voy a verte. No pienso en lo relativo como lo absoluto del todo, pienso en que ya no voy a verte. No pienso en los roces como un el despertar del alma en un trance salvaje, pienso en que ya no voy a verte. No pienso en levitar anudándonos como pieles buceándose entre los cuerpos, no, pienso en que ya no voy a verte. No pienso en el final, no pienso en una explosión, no pienso en lo irreal, no pienso en la consagración, no pienso en serenidad, no pienso en la flagelación.

no veo más que la tierra y el pueblo suena en fuerza
el encantamiento descalzo
al entrar y salir a través del jardín no vemos el fuego ni la luz
y el mar se abre
escollera de cornisas y viento
divino el llanto y una lágrima que no cae
entre labios del fin las alas se quiebran

y dónde estás en la cama,
me desperté buscando tus manos,
dónde fueron los ojos de rouge y alcoholes hermosos
destilando magia para aluvión de ojos carentes de magia
la furia sulfata la carne en el baile
talismán de verdes ardientes
con piernas sedientas de amor real
hechizo enjaulado aquí en este cuerpo

todo se pierde en palabras
todo flota decantando
todo se deshace en el aire

las acciones:
siempre desespera la fuerza y después no concibe el verbo
conjugado así esto es el futuro pasado
conjugado así esto es el pasado
bienaventurado el paso del tiempo

hay flores y un nombre
vida, aire, viento
yendo a buscar la ida
vuelan, vuelcan, dibujar,
trazan primaveras de sol
hoy
mi desvelo

salir a caminar, salir a buscar
no te extrañes ya del aire,
hay cosas que se van, que se pierden
giros y vueltas que la suerte grita
y no quiero
saberme más que despierto
certezas del aire
cortezas que explican
calambres de tiempo
muecas que despiertan miedo
quiero el afecto del color
dónde radica lo sublime?
luz de casualidad sin fin
como límites, sí

el aire en movimiento,
se fue

destilando magia para aluvión de ojos carentes de magia
la cama se abre de espaldas
y bailando entre cumbias y valses de seda
los labios se cierran en la liturgia de dios


La dosis de la necesidad se deshizo en el aire
y como por arte de magia el desastre
la incomprensión del miedo a la muerte
y sí
de eso alguna vez tengo que hacerme cargo
las camillas se hunden para uno
y uno anestesiado, adormecido
entumecido en el impúdico dolor
el infierno en el cuerpo acalambrado
el miedo a la muerte
a ver el mundo de uno alrededor
y no podes agitar los brazos
la falta de fuerza
y con barrotes para no caerme a los costados
sí, lo sé
pero la sensación de inmovilidad de la morfina
santo remedio del dolor
anestesia del sentido y del tacto
búsqueda desesperada por clamar razón
no quería irme sin abrir los brazos
porque los tenía en mí
pero por primera vez fui consciente del túnel
sentí en mí el despertar
la no piedad de martirizarme en el infierno del dolor
la sensación de estar despierto ahí dentro del cuerpo dormido.


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

sabe?
usted ya debe dormir
y yo le queria escribir aca algo con respecto a todo esto.
pero ahora ya no puedo.
.
.
.
.

3:16 a. m.  

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